El 'Diccionario biogr¨¢fico espa?ol' recupera a los grandes agentes de la historia
Un equipo trabaja a fondo para preparar la obra, en la que participan 3.728 historiadores
Todo el ¨¢tico de la Real Academia de la Historia (RAH) es un escondite donde se acumulan las almas escritas de los protagonistas, los secundarios y los coros de la historia de Espa?a. Pero pronto saldr¨¢n a la luz y tendr¨¢n su sitio entre los 20 o 25 tomos que ocupar¨¢ el Diccionario biogr¨¢fico espa?ol. Ser¨¢ en 2007 y cobrar¨¢ vida por obra y gracia de un equipo de 14 personas que trabaja desde 1999 a la orden de Gonzalo Anes, director de la RAH y, desde hace dos a?os, Jaime Olmedo, director t¨¦cnico del proyecto. "Fue un viejo deseo que ya estaba en las intenciones de los fundadores de la Academia, en 1738, y que ahora estamos cumpliendo", asegura Anes.
No les ha movido la envidia por los que ya existen en Francia, Italia, Reino Unido, ni un cierto complejo de eterno retraso, de eterna sensaci¨®n de tren perdido instalada en Espa?a desde hace siglos... "No, no ha sido eso", dice Gonzalo Anes, en su despacho, situado en las estancias pr¨®ximas al equipo que elabora el Diccionario biogr¨¢fico espa?ol. "Ha sido la necesidad de tener una informaci¨®n crucial para todo historiador".
Una herramienta fundamentalmente pr¨¢ctica es lo que quiere ser esta obra inmensa y vital que se prepara con esmero, rigor y much¨ªsimo cuidado entre las paredes recias e imponentes de la Academia, en la calle de Le¨®n, en Madrid. Van ya seis a?os de trabajo, el que se ha empleado en acumular las colaboraciones de 3.728 historiadores. "Todos son de primer nivel, los expertos mundiales en cada caso; hemos querido contar sobre todo con ese criterio de solvencia y calidad", afirma Jaime Olmedo, director t¨¦cnico de la obra. El fil¨®logo, de 34 a?os, ya ha participado tambi¨¦n en otro de los grandes proyectos en marcha hoy en Espa?a, el Diccionario panhisp¨¢nico de dudas, que presentar¨¢ pr¨®ximamente impreso la Real Academia Espa?ola, pero que ya est¨¢ disponible en Internet.
El Diccionario biogr¨¢fico tambi¨¦n ha extendido sus redes fuera de Espa?a y ha contado con la fundamental colaboraci¨®n activa de las academias iberoamericanas. "Todos est¨¢n haciendo un gran trabajo", afirma Anes. La visi¨®n hist¨®rica debe ser total para una obra as¨ª. "Hablamos de todos aquellos personajes que en los territorios donde en su momento hubo una administraci¨®n hisp¨¢nica, tuvieron una importancia fundamental en el desarrollo de la historia, y para eso est¨¢ Am¨¦rica, pero tambi¨¦n Italia, N¨¢poles, Cerde?a y Sicilia, adem¨¢s, por supuesto, de los Pa¨ªses Bajos", dice el director de la RAH.
Habr¨¢ 40.000 biograf¨ªas publicadas. Hasta ahora se han elaborado 30.000, y las 10.000 que restan ir¨¢n llegando en los pr¨®ximos meses e incluyen desde habitantes de Iberia a la actual princesa de Asturias, Letizia Ortiz. Ha sido duro y han existido dificultades, pistas falsas que hab¨ªa que solventar. "Hemos debido distinguir muchos hom¨®nimos, nombres id¨¦nticos que no resultaban ser el personaje que buscabas y graf¨ªas que no estaban asentadas en muchos casos, Alfonsos que figuraban como Alonsos y cosas as¨ª", afirma Jaime Olmedo.
Las mayores entradas las registran ahora los que han sido jefes de Estado, pero tambi¨¦n los grandes protagonistas del arte, las letras, la ciencia. "Los mandatarios y los artistas y cient¨ªficos de la talla de Vel¨¢zquez, Goya, Ram¨®n y Cajal o Miguel Servet, por ejemplo".
Pero la gran aportaci¨®n, en cambio, son los desconocidos: "Todos esos agentes secundarios que resultan cruciales en su ¨¦poca y que hasta ahora eran dif¨ªciles de acceder en algunas fuentes", asegura Gonzalo Anes.
El observatorio de cambios que ofrece un trabajo as¨ª es de las cosas m¨¢s interesantes y que m¨¢s aportan para quien lo hace. "Certificas c¨®mo los focos de atenci¨®n var¨ªan en cada ¨¦poca y c¨®mo hay disciplinas, oficios, profesiones que van dejando paso a otras", dice Olmedo. Que el deporte, por ejemplo, va tomando su importancia fundamental en el siglo XX, cuando desaparecen los tip¨®grafos o los grandes impresores, por el contrario, o que los cient¨ªficos van sustituyendo a los alquimistas... "La importancia de la alquimia en el siglo XVI o XVII es algo que llama la atenci¨®n; luego desaparece, claro", cuenta Olmedo.
Desterrar las f¨¢bulas
Para ser fieles a la historia y a las costumbres, conviene recordar c¨®mo germin¨® la Real Academia de la Historia en 1738: "En una tertulia", dice Gonzalo Anes, director de la RAH. "Como todas las grandes creaciones dieciochescas, se reun¨ªan en casa de amigos, en la de Juli¨¢n Hermosilla, por ejemplo. Luego pidieron protecci¨®n al rey Felipe V y con eso se fund¨® la Academia". En el ¨¢nimo de aquellos pioneros estaba ya la necesidad de destrozar t¨®picos mal¨¦ficos y leyendas injustas. "Quisieron ya elaborar un diccionario hist¨®rico cr¨ªtico, para, dicen, desterrar f¨¢bulas inspiradas en la ignorancia o la malicia", lee Gonzalo Anes.
Ya en ese diccionario primero iba a incluirse un apartado de biograf¨ªas de hombres ilustres. Ese apartado es lo que ha costado en el siglo XXI seis a?os de trabajo al equipo que elabora el Diccionario biogr¨¢fico espa?ol, que ha sido la obsesi¨®n de Gonzalo Anes desde que fue elegido director en 1998. "Mi principal cometido ha sido llevarlo a cabo, buscar financiaci¨®n". La encontr¨® en el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura entonces, y ahora el trabajo ha pasado a depender del de Educaci¨®n. El Estado financia por completo el proyecto por el momento. Lo hizo inicialmente con 4,8 millones de euros y lo apoya anualmente con 600.000 euros m¨¢s. Ser¨¢ una obra abierta y en constante renovaci¨®n. "Las mejores ediciones ser¨¢n las posteriores porque se enriquecer¨¢n con aportaciones de quienes lo utilicen", afirma Jaime Olmedo, director t¨¦cnico. Han creado un m¨¦todo de trabajo propio. Cada necesidad requiere su ciencia. Pero no han dejado de tener presentes los modelos que m¨¢s les interesan de diccionarios biogr¨¢ficos. "El de Oxford y el italiano son los que m¨¢s nos convencen", afirman tanto Anes como Olmedo. La tecnolog¨ªa ha sido fundamental para el proyecto. "Sin la inform¨¢tica no lo habr¨ªamos podido hacer", asegura Anes. Adem¨¢s, una vez el diccionario se publique se agilizar¨¢n las consultas por Internet, confirma Olmedo.
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