El forjador de hechizos escult¨®ricos
Luis Berrutti expone sus obras en un museo al aire libre creado en una gran parcela de Valdemanco
Al margen de la carretera M-610, entre La Cabrera y Valdemanco, un espacio llama la atenci¨®n a quienes pasen por all¨ª: el museo de esculturas al aire libre de Luis Berrutti (Montevideo, Uruguay, 1941). Ante la casa-estudio del artista, cuyas formas recuerdan, en su concepci¨®n org¨¢nica e integrada en el entorno natural, a la c¨¦lebre Casa Kaufman -o de la Cascada- de Frank Lloyd Wright, un jard¨ªn de piedra y hierro reciclado que interpreta el lenguaje personal y singular de su creador.
Berrutti no esculpe, sino que dibuja el espacio entre formas que van desde un Cristo crucificado, viajeros esperando en el and¨¦n o individuos subiendo por una escalera inacabada a un on¨ªrico bestiario poblado de lagartos y cabras. Unas esculturas son de hierro como otras son de piedra -"cada obra, cada pieza, me sugiere utilizar uno u otro material", dice-. Formas salidas de su imaginaci¨®n, proporciones sacadas de su contexto real... el espectro es amplio.
El Ayuntamiento recalific¨® una parcela de 30.000 metros, donde el artista ha levantado su estudio
Berrutti, a sus 64 a?os, mantiene desde ni?o un contacto muy estrecho con la naturaleza -"mi familia ten¨ªa una granja a las afueras de la capital, lo que me permiti¨® crecer corriendo por el campo, observando, aprendiendo, tocando, preguntando..."-. Pocos a?os despu¨¦s, y gracias a una beca, comienza su formaci¨®n art¨ªstica, primero en un taller de arte del Colegio Brit¨¢nico de Montevideo; m¨¢s tarde, en la Escuela de Bellas Artes. "Aqu¨ª entr¨¦ en contacto con la Escuela Constructivista de Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa", colaborador de Gaud¨ª en las obras de la Sagrada Familia y la catedral de Palma de Mallorca, recuerda Berrutti.
Los siguientes pasos se suceden: una beca para estudiar en Par¨ªs, donde reside dos a?os; Barcelona y, antes de volver a embarcar rumbo a Uruguay, Madrid. O mejor dicho, El Prado. "Viv¨ªa enfrente y pas¨¦ pr¨¢cticamente tres meses dentro", explica.
Finalmente marcha, pero para volver. "Cuando desembarqu¨¦ en Montevideo me promet¨ª que volver¨ªa en dos a?os". Y lo hizo. En 1974, Berrutti regresa a Barcelona, esta vez sin billete de vuelta. Est¨¢ a punto de volver a Par¨ªs, cuando alguien le habla de Ibiza. "Fui a la isla por 15 d¨ªas y acab¨¦ qued¨¢ndome cinco a?os".
El artista instala su casa-taller en San Rafael, una peque?a localidad ibicenca del interior, y su paleta clara y luminosa comienza a atraer a galeristas y marchantes del norte de Europa.
Pero el escultor no hab¨ªa venido a Europa para meterse en una isla, as¨ª que decidi¨® salir de all¨ª. El siguiente salto es Toledo: "El Greco me empujo a ir, pero la ciudad me agobiaba". Y, de all¨ª, a Madrid. "Consegu¨ª un taller espacioso en la calle del Alcalde Sainz de Baranda".
La compra de un todoterreno vuelve a cambiar el destino: "Cog¨ª la costumbre de, muchas tardes, hacer peque?as excursiones. As¨ª llegu¨¦ a la sierra de la Cabrera, que yo llamo peque?a cordillera". Al salir del pueblo, un camino forestal se interna por un bosque de encinas y robles. Berrutti lo tom¨®. "Todo estaba intacto. No hab¨ªa nada, ni una casa, hasta llegar a Valdemanco".
Los paseos por la zona se hicieron m¨¢s frecuentes, prolong¨¢ndose incluso hasta el anochecer. Berrutti acab¨® por presentar un proyecto al Ayuntamiento. Quer¨ªa levantar all¨ª su taller. Pero hab¨ªa un problema: era una zona r¨²stica no urbanizable. Finalmente, el Consistorio recalific¨® una parcela de 30.000 metros cuadrados, donde el artista comenz¨® a levantar su estudio. "Utilic¨¦ piedra de la zona y mand¨¦ instalar grandes ventanales, para que la naturaleza entrara en el taller y el estudio se expandiera por el entorno", recuerda.
Cuando Berrutti vio por vez primera el espacio en el que hoy alza su estudio, all¨ª no hab¨ªa m¨¢s que granito, un par de enebros y un jaral. Hoy el entorno ha sido transformado y, esculturas aparte, el escultor ha recreado un espacio en el que cohabitan animales y plantas. "Ten¨ªa 15 ocas, pero los zorros se han comido alguna. Adem¨¢s, he descubierto un manantial al que viene a beber un rebeco, y, por la noche, tengo a cinco o seis parejas de cucos que vienen a cantar", dice.
Todo esto es inspiraci¨®n inmediata en el quehacer creativo del escultor. "Pero tambi¨¦n tengo otras fuentes. Trabajo mucho con la memoria. En ella busco y encuentro material para lo que yo llamo cuaderno de viajes. Pinto como si escribiera". Es la raz¨®n por la que trabaja con hierro reciclado, aparte de para proteger las obras de las inclemencias del paraje circundante, con temperaturas que pasan de 13 grados bajo cero a 43?.
Museo de escultura al aire libre Luis Berrutti: Carretera de La Cabrera a Valdemanco. Valdemanco. Tel¨¦fono 617 381 680. Abierto todos los d¨ªas de 11.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00. Preferible concertar visita. Entrada gratuita. Acceso: Desde Madrid, tomar la A-1 hasta La Cabrera (kil¨®metro 57).
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