Implantes electr¨®nicos en el cuerpo
Estamos conectados de m¨²ltiples maneras con sistemas electr¨®nicos y vamos a estarlo cada vez m¨¢s. Basta repasar nuestros bolsillos o una maleta de mano para encontrar el tel¨¦fono port¨¢til, o un ordenador de mano o la agenda electr¨®nica, pero tambi¨¦n encontramos sistemas de localizaci¨®n por sat¨¦lite o diferentes maneras de recibir, almacenar y reproducir m¨²sica. Podemos a?adir a la lista las tarjetas magn¨¦ticas que nos identifican y nos abren las puertas y los cajeros autom¨¢ticos. Ahora estos objetos comienzan a introducirse en el cuerpo humano y la literatura de ciencia ficci¨®n se ha apoderado del tema con la aparici¨®n de seres (cyborgs y diferentes tipos de robots) en los que se mezcla la naturaleza humana con conexiones mec¨¢nicas o inform¨¢ticas. Sin llegar a estos extremos, la situaci¨®n est¨¢ suficientemente madura como para que el Grupo Europeo de ?tica de las Ciencias y las Nuevas Tecnolog¨ªas haya cre¨ªdo necesario preguntarse en su ¨²ltima opini¨®n sobre las cuestiones t¨¦cnicas, jur¨ªdicas y ¨¦ticas que plantean estas aplicaciones de las nuevas tecnolog¨ªas (disponible en europa.eu.int/comm/european_group_ethics/docs/avis20en.pdf).
Se podr¨ªa crear una minor¨ªa con propiedades que les permitiera considerarse superiores
Uno puede preguntarse con qu¨¦ objeto alguien puede querer introducir alg¨²n instrumento electr¨®nico en el cuerpo. La respuesta m¨¢s obvia es la m¨¦dica. Decenas de miles de personas en nuestro pa¨ªs llevan marcapasos cada vez m¨¢s sofisticados con los que se trata de conseguir que el coraz¨®n lata con el ritmo adecuado. M¨¢s de 3.000 personas en Espa?a llevan implantes cocleares que corrigen sorderas mediante un dispositivo electr¨®nico que transforma el sonido en corrientes el¨¦ctricas que estimulan el nervio auditivo. Hay otros tipos menos utilizados de estimuladores electr¨®nicos y sistemas que se implantan para administrar f¨¢rmacos o para seguir en tiempo real alg¨²n par¨¢metro de inter¨¦s cl¨ªnico como la tensi¨®n arterial. Se ha aprobado un sistema de estimulaci¨®n basado en un electrodo que se introduce en el cerebro y que puede servir para limitar los efectos de enfermedades como el Parkinson.
De cara al futuro hay una intensa investigaci¨®n en el desarrollo de nuevos tipos de pr¨®tesis de partes del cuerpo humano como brazos o piernas. Se ha demostrado, por ejemplo, que se puede conectar el sistema nervioso de un individuo con una mano artificial a trav¨¦s de un ordenador y controlar su movimiento e incluso recibir sensaciones a trav¨¦s del sistema. Tambi¨¦n se est¨¢ trabajando en sistemas en los que se capten im¨¢genes electr¨®nicamente y se transmitan al nervio ¨®ptico. Las propuestas llegan a extremos fantasiosos como estimuladores del orgasmo (patentado en Estados Unidos en el 2003), sin hablar de las propuestas que unen las nanotecnolog¨ªas con las biotecnolog¨ªas y las telecomunicaciones. Si nos restringimos a lo que existe en este momento, la mayor¨ªa de nosotros no encontraremos objeciones en muchas de las aplicaciones m¨¦dicas que se proponen y que, desde luego, pueden representar una mejora en la salud o el bienestar de las personas. Evidentemente, para llegar ah¨ª son necesarios unos ensayos que deben tener los mismos requerimientos de calidad y respeto a los individuos que cualquier aplicaci¨®n m¨¦dica.
Otro gran campo de la aplicaci¨®n de los implantes electr¨®nicos procede de las posibilidades que ofrecen para identificar o localizar a individuos. Se han aprobado sistemas de radiofrecuencia que, implantados bajo la piel, permiten identificar una persona y tener acceso a una historia cl¨ªnica o a efectuar un pago. Sistemas parecidos se utilizan para la identificaci¨®n de animales de compa?¨ªa y se est¨¢n extendiendo a los animales de granja. Existen brazaletes que permiten localizar a personas y que en algunos pa¨ªses se han aprobado como una alternativa a la encarcelaci¨®n. Se proponen sistemas parecidos implantados en el cuerpo para localizar a personas que se encuentran en riesgo de secuestro o que est¨¢n en peligro de extraviarse. Las objeciones a los sistemas de identificaci¨®n tampoco pueden parecer obvias. De hecho, en bares de moda en Barcelona y Rotterdam se ofrece un chip implantado en el cuerpo como un privilegio VIP que permite reconocer al cliente y evitar el uso de dinero o de tarjeta de cr¨¦dito. Quiz¨¢ el sue?o de cualquier agente antiterrorista es poder detectar a cualquier individuo en cualquier momento o al menos al paso por ciertos puntos de control.
En esta situaci¨®n, la opini¨®n del Grupo Europeo destaca el inter¨¦s que pueden tener aplicaciones m¨¦dicas de los implantes electr¨®nicos, pero recuerda que nuestras sociedades se constituyen alrededor del respeto de la dignidad humana y de la inviolabilidad del cuerpo humano. Como principios que deber¨ªan guiar el desarrollo de este tipo de aplicaciones, en la opini¨®n se recuerda que en el pre¨¢mbulo de la Carta Europea de Derechos del Ciudadano la Uni¨®n Europea "coloca al individuo en el centro de sus actividades" y que el respecto a la integridad f¨ªsica y mental del individuo es un elemento que deber¨ªa sobrevivir al advenimiento de las nuevas tecnolog¨ªas. Se recuerda tambi¨¦n el derecho a controlar el propio cuerpo y el riesgo de un control externo de las capacidades corporales y se llama la atenci¨®n sobre el hecho de que algunos de estos instrumentos est¨¢n conectados con la red con el riesgo que ello supone de que el individuo pierda el control de su uso y de los datos que se generan. Por este conjunto de razones, la opini¨®n reclama que estas aplicaciones se hagan en un marco legislativo claro, algo que es inexistente en muchos pa¨ªses europeos, y que se autorice con precauci¨®n el uso de unas tecnolog¨ªas que podr¨ªan f¨¢cilmente desviarse de forma perjudicial para los individuos o para la sociedad. Asimismo, si por una parte debe respetarse la autonom¨ªa de los individuos en aquellas aplicaciones en las que ¨¦stos consideren ¨²tiles o que pueden mejorar sus posibilidades, se recuerda que las nuevas tecnolog¨ªas no deber¨ªan contribuir a aumentar las diferencias entre los individuos de nuestro planeta. Ya en este momento la divisi¨®n entre las poblaciones en cuanto a su acceso a la comida, a los tratamientos m¨¦dicos o a los sistemas de telecomunicaci¨®n e informaci¨®n es excesiva, peor podr¨ªa ser si las mismas propiedades de los individuos los separaran entre ellos.
En efecto, uno de los aspectos en los que se plantean discusiones sobre algunas consecuencias de estas aplicaciones parten de c¨®mo definimos lo que es el estado normal de un individuo. Una pr¨®tesis trata en principio de reparar una propiedad que un individuo ha perdido. Sin embargo, para algunos definir que la sordera, por ejemplo, no es un estado normal implica una discriminaci¨®n hacia aquellas personas que la padecen. Yendo m¨¢s all¨¢ en el futuro existen quienes proponen que las conexiones entre nuestro cuerpo y los sistemas electr¨®nicos sean el comienzo de una era de mejora de las posibilidades de nuestra especie. De hecho, hay partidarios del llamado transhumanismo, que propone que el destino de la especie humana es superarse a s¨ª misma y en particular a trav¨¦s de conexiones profundas con los sistemas electr¨®nicos. Dejando de lado la discusi¨®n sobre la validez de estas posiciones, parece importante recordar que sistemas que modificaran de forma importante alguna funci¨®n corporal o mental podr¨ªan acabar creando una minor¨ªa con propiedades que les permitiera considerarse superiores con lo que conlleva de la tentaci¨®n de dominaci¨®n de unos por los otros.
En el caso de los implantes que no son para uso m¨¦dico se llama la atenci¨®n de que su desarrollo debe seguirse con atenci¨®n. Su mal uso puede representar una amenaza a la dignidad humana y podr¨ªa atentar contra principios en los que se basa la sociedad democr¨¢tica, como es el derecho a la privacidad o al control por parte de los individuos de su propio cuerpo. Basta considerar la dificultad que pueden tener las personas que los llevan para controlar los datos que se generan de estos instrumentos. La necesidad de minimizaci¨®n de los datos individuales es un principio que hay que ir recordando de forma continua en un mundo en el que ¨¦stos se generan, se cruzan y se guardan de forma exponencial. Se insiste en que cuando existan circunstancias que impongan su uso, ¨¦ste debe hacerse tras su regulaci¨®n parlamentaria y bajo un control judicial. La banalizaci¨®n de estos implantes y el buscar en un instrumento soluciones que la sociedad deber¨ªa resolver con responsabilidad son caminos que nuestra sociedad s¨®lo deber¨ªa emprender con precauci¨®n y siendo consciente de la direcci¨®n que se toma. El campo ofrece un tan gran n¨²mero de posibilidades en el futuro que debemos recordar, como se hace en el texto que se acaba de publicar, que "no todo lo que es t¨¦cnicamente posible es admisible ¨¦ticamente, es aceptable socialmente y est¨¢ aprobado legalmente".
Pere Puigdom¨¨nech, Laboratorio de Gen¨¦tica Molecular Vegetal CSIC-IRTA y Grupo Europeo de ?tica de las Ciencias y las Nuevas Tecnolog¨ªas.
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