?tica profunda

"?Moral? ?Qu¨¦ es eso? En la vida no hay moral, s¨®lo naturaleza", dijo alguna vez la reci¨¦n fallecida Fran?oise Sagan. La gran Sagan no ten¨ªa, ni pod¨ªa tener, fundada idea todav¨ªa, hace cuarenta o cincuenta a?os, de lo que trata este libro. Que la naturaleza humana, considerada hoy desde la bio¨¦tica, por ejemplo, es m¨¢s profunda y decentemente animal que los desmandados instintos existencialistas que a ella misma le llevaron al desastre. Y que los propios conceptos de naturaleza y vida se han complicado enormemente con la tecnolog¨ªa, que ella ya utiliz¨® a lo loco en su tiempo con sus imponentes Jaguar, Aston Martin y otros peligrosos caprichos. Quiz¨¢ ni entonces ni ahora haya mucha moral en la pr¨¢ctica. Por eso, entonces y ahora, hace falta reflexi¨®n ¨¦tica.

En aquellos tiempos radicales Sartre nunca tuvo suficiente desparpajo para escribir una teor¨ªa ¨¦tica, ni siquiera de la ambig¨¹edad. Ahora se escriben demasiadas y muy ambiguas. Precisamente por eso hace falta reflexi¨®n y compromiso personal en este campo hoy m¨¢s que nunca. Hacen falta convicciones. Simplemente para mantener el barco a flote. Una ¨¦tica de la convicci¨®n que pase autom¨¢ticamente a ¨¦tica de la responsabilidad. Sobre todo en n¨²cleos de poder.

Javier del Arco, bi¨®logo y fil¨®sofo de formaci¨®n, profesionalmente consejero cient¨ªfico-cultural de la Fundaci¨®n Vodafone Espa?a, presenta en este libro un esfuerzo m¨¢s que respetable para aclarar las cosas en este sentido. Y sabe de lo que habla. Un esfuerzo te¨®rico y un esfuerzo pr¨¢ctico, desde fuera y desde dentro de la gran empresa. De una multinacional que, admirablemente, apoya una iniciativa as¨ª y con su respaldo se hace en cierto modo tambi¨¦n responsable de ella. Por todo eso es m¨¢s de agradecer este libro, nada ambiguo, a pesar de todo. Elaborado por un afable estudioso solitario. Individualista, sin escuela, maestros, conductores, a pesar de todo. "Cuya patria son s¨®lo sus zapatos", escribe Fernando Vilches en el pr¨®logo.

Un libro escrito en el lenguaje ¨¦tico del "nosotros", que es el de lo bueno, como bien dice el autor, y no con la pretensi¨®n objetiva de verdad del lenguaje cient¨ªfico del "ello", ni con el prurito narcisista del est¨¦tico del "yo". En este sentido, no pretende ser un ensayo de altos vuelos, pero por su erudici¨®n, franqueza y sabidur¨ªa, es mucho m¨¢s que eso, aunque modestamente se autoconsidere una gu¨ªa y un manual de instrucci¨®n de ¨¦tica. Que no es poco. Se apoya en una conciencia clara: "A estas alturas de nuestra vida carecemos de compromisos ideol¨®gicos y lo ¨²nico que poseemos son ideas". Ideas de compromiso, en tal caso, convicciones personales. Y en claros planteamientos: "La excelencia humana exige una vida solitaria y suprapol¨ªtica basada en una comprensi¨®n clara de la condici¨®n humana". Tanto para rendir cuentas a los accionistas como para rendirlas a la humanidad, dij¨¦ramos. El singular animal humano puede buscar en su fondo espec¨ªfico, tan oscuro como profundo, los patrones de conducta que no ha encontrado en las ligeras luces metaf¨ªsicas, ni encuentra en las virtuales.

Elementos de ¨¦tica para la sociedad red es, m¨¢s que un libro de tesis, un amplio proyecto que trata de salvar las distancias entre los mundos human¨ªstico y tecnocient¨ªfico, empresarial e individual. La idiosincrasia de su autor le permite entrelazar el pensamiento ¨¦tico tradicional de Arist¨®teles, Hume, Kant, Nietzsche, etc¨¦tera, con cuestiones como la ¨¦tica medioambiental, el principio de responsabilidad o la ¨¦tica hacker. Dividido en tres partes, comienza con una historia filos¨®fica de la ¨¦tica hasta la actualidad, incluyendo a los ya cl¨¢sicos John Rawls, J¨¹rgen Habermas y Alasdair McIntyre. En ¨¦stos aparece ya el debate de la tecnolog¨ªa y la ¨¦tica de modo que pueden servir de pauta para orientarse en las bases te¨®ricas de la discusi¨®n actual sobre este tema. La segunda parte recoge el campo ¨¦tico tecnol¨®gico que m¨¢s repercusi¨®n social est¨¢ teniendo: las ciencias de la vida. Desde la g¨¦nesis de la biolog¨ªa en la evoluci¨®n hasta la deep ecology, pasando por el principio de precauci¨®n de Hans Jonas, esta parte es casi una enciclopedia sobre la cuesti¨®n, muy valiosa por su capacidad orientativa. Finalmente, la ¨²ltima parte se refiere a las relaciones de empresa y sociedad desde el punto de vista ¨¦tico: uno de los grandes temas que hay que explorar en la sociedad posindustrial, dado el poder cada vez mayor que las corporaciones ejercen en el mundo. De nuevo, desde las actuales ¨¦ticas hacker hasta los pactos internacionales para el comportamiento ¨¦tico empresarial -el Pacto Mundial de 1999 propuesto por Kofi Annan-, el lector encuentra un exhaustivo compendio de los problemas acuciantes que aparecen en estas relaciones un tanto ocultas, un tanto peligrosas, entre las multinacionales y la sociedad civil.

Pero, adem¨¢s de su modestamente autoproclamado car¨¢cter de gu¨ªa y manual, como dec¨ªamos, el libro contiene an¨¢lisis brillantes que en ocasiones superan tambi¨¦n su car¨¢cter enciclop¨¦dico. (" Ha superado a Weber con su visi¨®n de la ¨¦tica de la convicci¨®n y de la ¨¦tica de la responsabilidad. Ha explicado a Habermas mucho mejor que el propio Habermas ", dice Vilches). Uno de estos an¨¢lisis m¨¢s destacables es precisamente el de la figura de Hans Jonas y de los principios de responsabilidad y precauci¨®n, cuya lectura resulta apasionante y oportun¨ªsima en este momento. Asimismo, no es nada desde?able el car¨¢cter interdisciplinar que ostenta el libro, que facilita a los agentes econ¨®micos la comprensi¨®n del pensamiento ¨¦tico y viceversa. En este sentido, al menos, este libro es el mejor ejemplo que puede encontrarse hoy en el panorama de la literatura ¨¦tica en castellano.

Dykinson publica a la vez ?tica para la sociedad red, del mismo autor, que constituye un estudio mucho m¨¢s corto que el libro que nos ocupa, liberado de su parte m¨¢s te¨®rica: un extracto de aquellos aspectos m¨¢s concretos suyos, que tienen que ver con la sociedad de la informaci¨®n, la tecnolog¨ªa en general y la empresa-red en particular.