Un viaje a Ruritania
Este excelente ensayo del catedr¨¢tico Roberto L. Blanco Vald¨¦s llega en el momento adecuado para servir de gu¨ªa a los perplejos ante el debate territorial: como subraya Fernando Savater en el pr¨®logo, la obra aporta "un alivio de cordura ante el tsunami irracional que amenaza con anegarnos pr¨®ximamente si las demandas nacionalistas m¨¢s radicales terminan abri¨¦ndose paso contra el pacto constitucional". El autor estudia desde un triple enfoque -jur¨ªdico, hist¨®rico y pol¨ªtico- el dise?o constitucional del Estado de las autonom¨ªas y los efectos imprevistos producidos a lo largo del tiempo por la puesta en marcha de sus instituciones. El Estado de las autonom¨ªas es un peculiar federalismo al rev¨¦s: la diversidad no ha sido su punto de partida sino su meta de llegada. Pero el ambicioso proyecto desplegado desde comienzos de los ochenta con la finalidad de sustituir el centralismo de cu?o franquista por una nueva estructura territorial del poder federalizante no ha servido parad¨®jicamente para contentar a sus principales beneficiarios: los nacionalistas vascos y catalanes contin¨²an defendiendo un programa m¨¢ximo a largo plazo de soberanismo independendista.
NACIONALIDADES HIST?RICAS Y REGIONES SIN HISTORIA
Roberto L. Blanco Vald¨¦s
Alianza. Madrid, 2005
232 p¨¢ginas. 15 euros
La tentativa inicial de esta-
blecer una n¨ªtida distinci¨®n entre el car¨¢cter pol¨ªtico de las comunidades denominadas nacionalidades (Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y tal vez Galicia) y la naturaleza meramente administrativa del resto de los territorios llamados regiones dej¨® s¨®lo una huella borrosa y ambigua en el art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n. En cualquier caso, el paso del tiempo ha equiparado con las dem¨¢s autonom¨ªas a las tres comunidades que accedieron desde el principio al nivel m¨¢s elevado de dotaci¨®n competencial e institucional. Nacionalidades hist¨®ricas y regiones sin historia reconstruye con minuciosidad y rigor las circunstancias y los modos que llevaron hasta esa convergencia sin regreso posible.
Los gobiernos auton¨®micos
del Pa¨ªs Vasco y Catalu?a enarbolan ahora, en nombre de su singularidad como naciones sin Estado, la bandera de la reforma estatutaria con el prop¨®sito de diferenciarse de las restantes autonom¨ªas. Ese planteamiento anacr¨®nico olvida que el interlocutor de las llamadas nacionalidades hist¨®ricas no es ya el centralizado aparato de poder del franquismo, sino un Estado de las autonom¨ªas del que forman parte en pie de igualdad 17 territorios. Aznar crey¨® que la cuesti¨®n pod¨ªa solucionarse autoritariamente mediante la proclamaci¨®n del cierre del mapa auton¨®mico; Zapatero ha optado por la v¨ªa m¨¢s inc¨®moda de aceptar la existencia del problema y de reconducirlo a cauces democr¨¢ticos.
Aunque la construcci¨®n del Estado de las autonom¨ªas haya sido un gran ¨¦xito, los desequilibrios intraterritoriales, las insuficiencias financieras para afrontar los gastos de sanidad y educaci¨®n, la ausencia de un ¨¢mbito institucional donde puedan desenvolverse las relaciones horizontales multilaterales (el Senado nunca ha sido la C¨¢mara de representaci¨®n electoral que la Constituci¨®n define) y el surgimiento de nuevas realidades o desaf¨ªos (como la integraci¨®n de Espa?a en la Uni¨®n Europea o la inmigraci¨®n) aconsejan reformas estatutarias que ordenen los confusos listados de competencias y doten a sus instituciones de los recursos precisos para ejercerlas. La firmeza del Gobierno para impedir una ileg¨ªtima revisi¨®n de la Constituci¨®n por la puerta de atr¨¢s de esas convenientes reformas estatutarias (aprovechando la fr¨¢gil mayor¨ªa parlamentaria del PSOE y su dependencia de los votos de ERC) no implica cerrarse en banda frente a las modificaciones orientadas a mejorar la eficacia competencial e institucional.
?Cu¨¢les son los l¨ªmites insu-
perables, fijados por la Constituci¨®n y por las reglas de la equidad, que no pueden traspasar las propuestas de reforma estatutaria? El cap¨ªtulo titulado Los hechos diferenciales y el postulado de las l¨ªneas paralelas es una brillante y convincente excursi¨®n por los caminos que llevan desde los constatables hechos diferenciales, acreedores de competencias y recursos espec¨ªficos (la lengua, la cultura o la insularidad), hasta un supuesto hecho diferencial entendido como soporte de las reivindicaciones de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco para conseguir en solitario cotas m¨¢s elevadas e inigualables de autonom¨ªa, siempre provisionales y recibidas como pago a cuenta de un futuro Estado inicialmente plurinacional, despu¨¦s confederal y finalmente independiente.
La estrategia de marchar hacia delante y de construir el futuro mirando hacia atr¨¢s tiene como punto de referencia la idealizada comunidad imaginada que los nacionalismos del siglo XIX inventaron para justificar sus aspiraciones a un Estado propio. Blanco Vald¨¦s hace suya -A prop¨®sito de la obsesi¨®n ruritana es el subt¨ªtulo del libro- la humor¨ªstica reconstrucci¨®n ideada por Ernest Gellner de los or¨ªgenes y desarrollos de algunos nacionalismos europeos que parecen sacados de la c¨¦lebre adaptaci¨®n al cine de la novela de Anthony Hope titulada El prisionero de Zenda. Pero el car¨¢cter irremisiblemente mestizo de las poblaciones y de las culturas contempor¨¢neas desmiente ese tipo de enso?aciones legendarias sobre pueblos o naciones que ser¨ªan titulares de derechos hist¨®ricos imprescriptibles, cuya existencia se perder¨ªa en la noche de los tiempos y cuya soberan¨ªa originaria le habr¨ªa sido arrebatada por un invasor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.