La voz de la Galicia milenaria
LOS CANTOS m¨¢s antiguos de la Galicia rural, aquellos que las mujeres han transmitido de una generaci¨®n a otra mientras repiqueteaban sus panderetas, atraviesan ahora un periodo de ins¨®lito resurgimiento en las voces de las generaciones m¨¢s j¨®venes. El caso de Faltriqueira, cinco cantareiras con una edad media de 26 a?os, fue sintom¨¢tico: su primer ¨¢lbum, hom¨®nimo, se aup¨® hace un par de temporadas hasta el quinto puesto en las listas europeas de Ritmos ?tnicos y mereci¨® portada en el fRoots, la revista brit¨¢nica que marca tendencias entre los m¨²sicos de ra¨ªz. Otras formaciones semejantes -Leil¨ªa, Anub¨ªa o Ialma, que intervienen en julio en el Festival de Ortigueira-, siempre con alineaci¨®n enteramente femenina y de juventud casi insultante, refrendan el inter¨¦s por una expresi¨®n art¨ªstica cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.
Durante docenas de generaciones, el matriarcado gallego ha amenizado la agotadora faena de campo, lavander¨ªa y hogar con cantigas o alal¨¢s de contenidos sencillos y vivos ritmos ternarios. El fen¨®meno de estas pandereteiras o cantareiras permaneci¨® arrinconado a la condici¨®n de at¨¢vica expresi¨®n aldeana hasta bien entrados los a?os ochenta. Fue entonces cuando en los c¨ªrculos universitarios de Santiago de Compostela surgi¨® el primer grupo moderno de cantareiras, Cantigas e Agarimos, que incluso colabor¨® en uno de los mejores discos que Milladoiro grabara en aquellos a?os, Galicia no pa¨ªs das maravillas (1986).
La cantante, gaitera y etn¨®grafa Mercedes Pe¨®n (A Coru?a, 1968) tiene claro que estas m¨²sicas constituyen uno de los exponentes m¨¢s llamativos de toda la tradici¨®n folcl¨®rica peninsular. "Su antig¨¹edad no se mide en siglos, sino en milenios. Tanto esas modulaciones vocales, tan ancestrales, como el aire tel¨²rico de las panderetas aportan una singularidad s¨®lo comparable con ciertas expresiones musicales del Amazonas o de algunas etnias africanas", explica.
Pe¨®n, que atesora m¨¢s de 2.000 horas de grabaciones de campo, incluso ha impartido una conferencia sobre la Galicia remota en la Sorbona parisiense. Los asistentes, estudiantes y especialistas en m¨²sicas folcl¨®ricas de origen ignoto, escuchaban estupefactos a la autora de Isu¨¦ (2000) o Ajr¨² (2003). En aquel aula esboz¨® un mapa de las pandereteiras. "Las comarcas m¨¢s ricas son las de Berganti?os, Val de Soneira o Tordoia, en A Coru?a; Mondariz, en Pontevedra, y un pedacito fascinante en la provincia de Ourense, el concello de Avi¨®n, donde la gente, por estas cosas de los movimientos migratorios, habla gallego con acento mexicano".
El grupo m¨¢s veterano en el g¨¦nero es el sexteto compostelano Leil¨ªa. Su fundadora, Felisa Segade, asegura que a¨²n quedan cientos de melod¨ªas esperando a ser descubiertas en las recollidas por las aldeas. "Si anta?o no se escuchaba esta m¨²sica era por ignorancia, porque en las ciudades no sab¨ªan de su existencia. Ahora se la mira incluso con cierto orgullo. Estos cantos resultan muy impactantes; pueden gustar o no, pero nunca dejan indiferentes".
El fen¨®meno incluso ha cruzado fronteras y propicia casos tan at¨ªpicos como el de Ialma, cinco hijas de la emigraci¨®n que extienden desde Bruselas la afici¨®n por los cantos de las mujeres gallegas. Y desde Pontedeume (A Coru?a), las cuatro integrantes de Faltriqueira disfrutan de una popularidad que les ha llevado a grabar junto a Luar na Lubre y Oskorri, o a erigirse, el a?o pasado, en ¨²nicas representantes espa?olas en el escenario ¨¦tnico del Rock in Rio de Lisboa. "Ahora experimentamos ese v¨¦rtigo de no saber si podremos llegar a vivir s¨®lo de la m¨²sica", confiesa Teresa Garc¨ªa. "En cualquier caso, reconforta saber que estamos contribuyendo a que no se pierdan las ense?anzas que nos confiaron nuestras abuelas".
El cronista de fRoots, el compositor y estudioso Andrew Cronshaw, no ahorraba ep¨ªtetos en su reportaje sobre las gallegas, titulado Tambourine queens (Las reinas de la pandereta). En ¨¦l escribe cosas como ¨¦sta: "En el Reino Unido, la humilde pandereta apenas sirve para mantener ocupadas las manos de los coristas. En Galicia, las chicas de grupos como Faltriqueira la han convertido en un arma poderosa".
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