Toros duros y entresijos injustos
Si L¨®pez Chaves estuvo ayer mejor y m¨¢s torero en cada uno de sus dos toros que pudieron estar sus compa?eros de terna, Francisco Marco y Fernando Roble?o, respectivamente, ?a santo de qu¨¦ ellos cortan una oreja cada uno y a ¨¦l, Chaves, le hacen salir de la plaza con las manos vac¨ªas? Testigos de lo dicho, los miles de espectadores que asistieron al festejo en el coso pamplon¨¦s.
Sin duda, no hace falta ser pariente de L¨®pez Chaves para juzgar al presidente como un juez de paz y justo. El p¨²blico pidi¨® ayer la oreja para el torero salmantino y el presidente se puso la careta de ser m¨¢s justo que una pera en dulce neg¨¢ndose a concederle la oreja a ese muchacho.
Vayamos m¨¢s lejos, admitamos que acert¨®. Sin embargo, al otorgarle una oreja a Francisco Marco, pedida con menos intensidad, creemos que su criterio no estuvo regido con la equidad precisa. Aqu¨ª entra en consideraci¨®n que el presidente obr¨® con meridiana injusticia.
Cebada / L¨®pez, Marco, Roble?o
Toros de Cebada Gago, 1? y 2? fueron de buena nota; el 3?, manso y cobard¨®n; 4?, d¨®cil e inocente; 5?, remiso; 6?, d¨®cil. L¨®pez Chaves: estocada desprendida y descabello (vuelta); pinchazo y media estocada -aviso- (vuelta). Francisco Marco: estocada (oreja); pinchazo, media estocada y cinco descabellos (silencio). Roble?o: media perpendicular (silencio); estocada desprendida (oreja). Plaza de Pamplona, 8 de julio. 4? de abono. Lleno.
Todo lo anterior se cuenta porque los toreros de ayer no son de los relumbrones, las llamadas figuras. Por cierto, esos relumbrones y/o figuras no se apuntan a una corrida de Cebada ni siquiera obligados con una pistola en el pecho, ni mucho menos cargados de kalimotxo hasta las meninges.
De ah¨ª que esas cosas injustas o cicateras tengan un valor extra, porque a los modestos siempre les toca pechar con los c¨¢lices m¨¢s amargos de las ganader¨ªas.
Para estos momentos de toros duros y entresijos injustos, Octavio Paz escribi¨®: en el toreo el peligro alcanza la desigualdad de la forma, y ¨¦sta, la veracidad de la muerte.
Trap¨ªo
Los toros de Cebada Gago de ayer no tuvieron la bravura tan fiera como suele ser marca de la casa. Dice fiereza y no quiere decir mala sa?a. Pero de todos modos hay que insistir que la mayor¨ªa de los toreros, sean figuras, o menos figuras, no quieren hablar de los toros de Cebada Gago ni siquiera a trav¨¦s de alg¨²n correo electr¨®nico que alguien les quiera poner para tomarles una broma.
No obstante, ayer el p¨²blico no tuvo tiempo de aburrirse. La parte m¨¢s positiva de la corrida hay que adjudic¨¢rsela al trap¨ªo de los toros. Algunos de ellos ten¨ªan dos furias como pitones. Incluso hasta el pelaje tuvo variaci¨®n para los ojos. Algunos eran toros colorados como otros c¨¢rdenos y algunos negros.
Con todo lo incompleta que sali¨® la corrida del ganadero gaditano, es justo reconocer que es imprescindible esa ganader¨ªa para la fiesta.
Si dejan que la fiesta brava la dirijan las taurinos que gustan de los toros artistas vamos peor que mal.
Entre esos toros de plastilina y las figuras de pan y mel¨®n, lleva la fiesta muchos a?os herida de muerte. Le han asestado estocadas chalequeras cada dos por tres. Me quedo con la entrega generosa de los toreros modestos y sus corazones calientes, aunque a veces el toro, la muleta y el torero sean lo m¨¢s parecido al ciego, el bast¨®n y su perro.
Con todo este relato, ?por qu¨¦ se empe?an algunos se?ores que presiden plazas de toros en dar orejas y quitarlas a su entero capricho?
Todo ser humano tiene su corazoncito, y si encima ese ser determinado se ha jugado la vida y su propio coraz¨®n, no habiendo recibido el don justo, pues qu¨¦ lastima.
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