El lastre del pasado
UNAS DECLARACIONES de Josep Piqu¨¦ difundidas por una emisora catalana el pasado lunes desataron en el PP una formidable tormenta, cuyo gran aparato el¨¦ctrico no se correspond¨ªa con el modesto meteoro pol¨ªtico que la hab¨ªa provocado. Pese a la diferencia horaria, Rajoy fulmin¨® de inmediato desde Singapur al presidente del PP en Catalu?a, cuyo ¨²nico pecado hab¨ªa sido apuntar la conveniencia de que la imagen del principal partido de la oposici¨®n no est¨¦ representada exclusivamente por ?ngel Acebes y Eduardo Zaplana; aunque el secretario general y el portavoz parlamentario de los populares sean "personajes pol¨ªticos de gran valor", deber¨ªan ser "complementados" -ya que "se les identifica con una etapa muy concreta que nos conecta con el pasado"- con otros dirigentes de refresco.
Unas declaraciones de Piqu¨¦ sobre las comprometedoras ataduras de ?ngel Acebes y Eduardo Zaplana con la oscura actuaci¨®n del Gobierno de Aznar tras el 11-M levantan una airada pol¨¦mica
El episodio confirma hasta qu¨¦ punto la p¨¦rdida de la Xunta de Galicia, tras las encadenadas derrotas en las elecciones catalanas, legislativas, andaluzas, europeas y vascas, ha disparado los nervios en el n¨²cleo dirigente del PP. Desalojado inesperadamente del poder el 14-M y sin perspectivas claras de recuperarlo, los conflictos internos del Partido Popular resultaban inevitables. Tambi¨¦n era previsible la b¨²squeda de chivos expiatorios susceptibles de ser utilizados como cabeza de turco a la hora de justificar los fracasos: los dirigentes que expresan p¨²blicamente sus discrepancias son transformados de inmediato en topos que trabajan para el enemigo. El comportamiento de Rajoy se ajusta a ese estereotipo: su comunicado asi¨¢tico de solidaridad con Acebes y Zaplana exhorta a Piqu¨¦ a no cometer "el error de hacerse eco de los cantos de divisi¨®n (sic) que fomentan nuestros adversarios".
Sin embargo, los es-fuerzos para asfixiar cualquier voz disidente y simular una cohesi¨®n monol¨ªtica s¨®lo consiguen a la larga conferir mayor dramatismo y fuerza a la explosi¨®n del volc¨¢n. La "conexi¨®n con el pasado" transmitida por Acebes y Zaplana no nace de su condici¨®n de ex ministros durante la segunda legislatura del PP; tambi¨¦n Pique form¨® parte de los Gobiernos de Aznar durante m¨¢s de siete a?os en sucesivas carteras (Industria, Asuntos Exteriores, Portavoc¨ªa, Ciencia y Tecnolog¨ªa) antes de ser designado candidato del PP a la presidencia de la Generalitat. Tampoco la folcl¨®rica participaci¨®n del secretario general y del portavoz parlamentario del PP -del bracete con una veintena de obispos- en la manifestaci¨®n rebosante de connotaciones hom¨®fobas del pasado 18 de junio podr¨ªa ser la causa -por demasiado cercana- de esa desaprobaci¨®n de su anacr¨®nica estampa. Todo hace suponer que la "etapa muy concreta" mencionada por Piqu¨¦ son las horas transcurridas entre la perpetraci¨®n de la masacre del 11-M y la celebraci¨®n de los comicios legislativos. La "conexi¨®n con el pasado" toma cuerpo en el protagonismo de ambos ex ministros no s¨®lo como recaderos de la manipulaci¨®n desinformativa de car¨¢cter electoral practicada por el PP durante aquellas jornadas, sino tambi¨¦n como comparecientes ante la comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria que sostuvieron contra viento y marea inveros¨ªmiles explicaciones conspirativas sobre la misteriosa autor¨ªa intelectual del atentado.
El f¨¦rreo monolitismo de los partidos es un proyecto irrealizable: pese a los ¨ªmprobos esfuerzos de sus m¨¢ximos dirigentes, los operadores pol¨ªticos del sistema pluralista democr¨¢tico no pueden funcionar como las estructuras jerarquizadas de los reg¨ªmenes autoritarios. El ejercicio del poder o la inminencia de alcanzarlo consiguen el aparente milagro de acallar por alg¨²n tiempo las discrepancias y fomentar las sumisiones. Aun as¨ª, el PSOE gan¨® el 14-M pese -o gracias- a la libertad de sus debates internos ideol¨®gicos y territoriales durante cuatro a?os. Aznar fue ungido por el dedo de Fraga como sucesor despu¨¦s de acaudillar tambi¨¦n una rebeli¨®n facciosa contra el fugaz presidente Hern¨¢ndez Mancha. Mientras el PP no haga las paces con la realidad y no reconozca la verdad sobre el 11-M, seguir¨¢ encadenado al fantasma de embustes y mentiras en torno al atentado que Acebes y Zaplana propalan para espanto y consternaci¨®n de su electorado potencial.
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