Obsequio

En el momento en que escribo estoy oyendo el molesto ruido de un martillo neum¨¢tico debajo de las ventanas de mi oficina en los pares del paseo del Prado, entre Cibeles y Neptuno. Se trata de una m¨¢s del largo rosario de obras con las que constantemente "obsequian" las autoridades de Madrid a sus ciudadanos. En el presente caso, se trata de la sustituci¨®n de la verja met¨¢lica que rodea la ajardinada parte central del paseo y cuya finalidad es impedir que los peatones invadan la calzada, cruz¨¢ndola por lugar no autorizado.

La actual verja, de hierro forjado y cuyo coste no debi¨® ser nada despreciable, lleva instalada no mucho tiempo y sustituy¨® a otra anterior de menor altura, lo que permit¨ªa que algunos peatones la saltaran por encima. Lo chocante es que la valla que est¨¢n poniendo ahora, tambi¨¦n de hierro forjado, vuelve a ser de una altura menor, por lo que se volver¨¢ a presentar el problema de la invasi¨®n de la calzada por algunos transe¨²ntes inconscientes, con el consiguiente riesgo de accidentes dada la considerable velocidad a la que suelen circular los veh¨ªculos por este sitio. Adem¨¢s, esta zona est¨¢ afectada de lleno por la famosa reforma del eje Prado-Recoletos, creo que ya aprobada, por lo que no parece que ¨¦ste sea el mejor momento para introducir cambios que es probable que dentro de poco tiempo tengan que deshacerse.

Ante tan, aparentemente al menos, calamitosa y despilfarradora gesti¨®n por parte del Ayuntamiento, le entra a uno la duda de si s¨®lo estamos ante una decisi¨®n desafortunada o s¨ª hay alguien que se beneficia del constante tejer y destejer de obras innecesarias en la v¨ªa p¨²blica, adem¨¢s de las empresas constructoras, claro est¨¢.