Vuelve Berisha

Hace ya una semana que se celebraron las elecciones generales en Albania y el hecho de que a¨²n no se hayan publicado los resultados oficiales refleja una triste realidad de desorden que confirman las cr¨ªticas al proceso electoral por parte de los observadores internacionales. Parece un hecho incontrovertido que el vencedor de los comicios ha sido Sali Berisha, el presidente del Partido Democr¨¢tico, que fue presidente alban¨¦s de 1993 a 1996, cuando subsist¨ªa a¨²n el r¨¦gimen presidencialista. Pero todav¨ªa est¨¢ por saber cu¨¢l ser¨¢ su mayor¨ªa en el Parlamento de Tirana.

Tres lustros despu¨¦s de caer el r¨¦gimen estalinista de Ramiz Alia vuelve a quedar en evidencia lo dif¨ªcil que es generar h¨¢bitos democr¨¢ticos en una poblaci¨®n formada en su mayor¨ªa bajo la peor dictadura. Los resultados oficiales se retrasan por la avalancha de protestas por irregularidades. La OSCE expres¨® duras cr¨ªticas a un proceso electoral que, no obstante, declar¨® v¨¢lido probablemente por la certeza de que las irregularidades no son evitables a corto plazo. Que el derrotado primer ministro, Fatos Nano, y su rival Berisha se declararan vencedores el d¨ªa electoral es tan poco serio como que siete d¨ªas despu¨¦s siga Europa sin saber qu¨¦ ha sucedido en los comicios de un pa¨ªs que aspira a entrar en negociaciones con la UE y al ingreso en la OTAN.

La estabilidad y el fortalecimiento de la democracia en Albania es de especial inter¨¦s para Europa, por compromiso con su poblaci¨®n y porque afecta a la seguridad europea en cuestiones vitales como la inmigraci¨®n, la lucha contra las mafias y la paz en los Balcanes. A la espera de una renovaci¨®n de los l¨ªderes pol¨ªticos, hay que exigir a los actuales, tan anclados en el pasado, que est¨¦n a la altura del momento y repriman la demagogia de la que hacen gala por igual. Y Berisha, si es confirmado en el poder, debe saber que Europa no olvida que dej¨® el pa¨ªs sumido en el caos cuando dimiti¨® en 1996. No son ¨¦stos tiempos para bromas.