Dos caras de una ¨²nica moneda
Deuda externa y cambio clim¨¢tico son dos caras de una misma moneda, aunque el G-8 los haya tratado como temas independientes. Hoy el cambio clim¨¢tico supone ya millonarias p¨¦rdidas monetarias para muchos de los pa¨ªses m¨¢s pobres (asociadas a cambios agr¨ªcolas, extensi¨®n de enfermedades, extremizaci¨®n de fen¨®menos meteorol¨®gicos, medidas para mitigar los cambios costeros, etc¨¦tera); importantes impactos sociales sobre su poblaci¨®n (asociados a los desplazamientos forzados, por ejemplo) e irreversibles impactos ecol¨®gicos (cambios en las condiciones de lluvia, ecosistemas, etc¨¦tera).
Si no se toman medidas hoy, ma?ana los efectos ya existentes no dejar¨¢n de aumentar. El cambio clim¨¢tico es y ser¨¢, si no se cambian las pol¨ªticas al respecto, un problema irresoluble para salir de la pobreza en muchos pa¨ªses. Lo llevan diciendo desde ya antes del a?o 1992 los principales l¨ªderes de los pa¨ªses m¨¢s pobres, as¨ª como las principales organizaciones ambientales mundiales, pero al parecer lo han preferido ignorar los miembros del G-8. Las emisiones del G-8 representan un 45% de las emisiones globales, a pesar de tener ¨²nicamente un 13% de la poblaci¨®n mundial; su responsabilidad en el cambio clim¨¢tico es pues principal ya que sus emisiones son desproporcionadas.
Numerosas estimaciones econ¨®micas realizadas por prestigiosos investigadores e instituciones de todo el mundo (como por ejemplo los indios Parikh o Vinod Raina, el ingl¨¦s Andrew Simms, las organizaciones tambi¨¦n inglesas Christian Aid o The New Economics Foundation, o m¨¢s pr¨®ximamente el catedr¨¢tico del departamento de econom¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Joan Mart¨ªnez Alier) se?alan que estos impactos econ¨®micos son a¨²n m¨¢s importantes que el total de la deuda externa que se exige a los pa¨ªses empobrecidos y ahora se quiere parcialmente condonar.
As¨ª pues los pa¨ªses enriquecidos han adquirido una deuda ecol¨®gica asociada al cambio clim¨¢tico tan importante que supone una de las aut¨¦nticas barreras para evitar la pobreza, superior incluso a la deuda externa. No obstante, el G-8 ha sido incapaz de establecer un plan de actuaci¨®n realista contra el cambio clim¨¢tico (el acordado no tiene objetivos, calendario de acciones nicompromiso presupuestario). No existe soluci¨®n a la pobreza si no se afronta con acciones concretas y dedidas el cambio clim¨¢tico. En el reciente comunicado del G-8 estas medidas no aparecen, el desarrollo de los pa¨ªses m¨¢s empobrecidos contin¨²a bloqueado.
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