De la euforia a la decepci¨®n
Hubo de todo el pasado domingo en Aix, hasta una espectacular tormenta a media tarde que pill¨® a los seguidores del festival en el teatro cubierto de Jeu du Paume recre¨¢ndose en la reposici¨®n del montaje de 2001 de Luc Bondy, con escenograf¨ªa de Richard Peduzzi y vestuario de Moidele Bickel, para La vuelta de tuerca, de Britten, inspirada en la narraci¨®n de Henry James. Dirigi¨® admirablemente, con un magnetismo irresistible, Kazushi Ono al frente de la orquesta de c¨¢mara de La Monnaie, y sac¨® a la luz sus mejores facultades Mireille Delunsch, acompa?ada de la prodigiosa pareja de ni?os formada por Adam Berman y Fleur Todd.
Hay talento, mucho talento en Bondy para sacar adelante teatral y est¨¦ticamente esta historia de ni?os y fantasmas. Y hay coraje en Ono para poner la orquesta en sus m¨¢ximas din¨¢micas y envolver al espectador en un ambiente estremecedor de misterio y ambig¨¹edad po¨¦tica. La euforia se desat¨® en la sala. La multitudinaria conferencia de prensa de la ma?ana, con el ministro de Cultura al frente, no hab¨ªa sido un espejismo. En ella se hab¨ªa anunciado el comienzo el a?o pr¨®ximo del Anillo en Aix, con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn y Simon Rattle, en una coproducci¨®n con el Festival de Pascua de Salzburgo, pero estren¨¢ndose todas las jornadas en Aix. Y tambi¨¦n se hab¨ªa dejado caer que Rattle dirigir¨¢ a sus filarm¨®nicos berlineses en una Quinta de Mahler gratuita, al aire libre, al pie de la monta?a de Saint Victoire para conmemorar el centenario de la muerte de C¨¦zanne, que para algo el c¨¦lebre pintor precursor de la modernidad es de aqu¨ª.
La clemencia de Tito / La vuelta de tuerca
La clemencia de Tito, de Mozart. Mahler Chamber Orchestra, Coro Arnold Sch?nberg. Director musical: Paul Daniel. Director de escena: Lukas Hemleb. La vuelta de tuerca, de Britten. Orquesta de c¨¢mara de La Monnaie. Director: Kazushi Ono. Director de escena: Luc Bondy. Teatros del Arzobispado y Jeu du Paume. Aix-en-Provence, 10 de julio.
Insulsa
Por la noche se pis¨® de nuevo la tierra, comprob¨¢ndose que no todo el monte es or¨¦gano, con una versi¨®n descafeinada e insulsa de La clemencia de Tito m¨¢s propia de un teatro de segunda B que de un festival que se codea con Nueva York, Par¨ªs o Salzburgo. La realidad es as¨ª de dura. Dirigi¨® Paul Daniel simplemente con correcci¨®n a una plana y dura en esta ocasi¨®n Mahler Chamber Orchestra. La puesta en escena de Lukas Hemleb fue un c¨²mulo de desprop¨®sitos. Salvo la prometedora primera escena, dio la sensaci¨®n en todo momento de que el director teatral alem¨¢n no ten¨ªa nada original que decir. Curiosamente, su participaci¨®n era prometedora dada su trayectoria teatral, si se quiere un punto marginal, pero por las razones o sinrazones que sean naufrag¨® en esta particular¨ªsima ¨®pera mozartiana. Otra vez ser¨¢.
Destac¨® en el reparto vocal, quiz¨¢s, Kristine Jepson, como Sesto, y en algunos momentos St¨¦phanie d'Oustrac, como Annio, pero algunos papeles, como el de Kresimir Spicer en Tito, estuvieron bajo m¨ªnimos.
En general no se pas¨® de la discreci¨®n en el terreno de los solistas, aunque hay que se?alar el trabajo compacto del coro Arnold Sch?nberg preparado por Edwin Ortner, por mucho que sus cantantes parecieran estar vestidos por su peor enemigo. La bell¨ªsima m¨²sica de Mozart sobrevol¨®, en cualquier caso, por encima de todos los desatinos ocasionales. Un punto a destacar, por muy anecd¨®tico que sea, es la variedad ¨¦tnica del reparto. Conviv¨ªan cantantes procedentes de Croacia, Francia, Italia, Bulgaria, Italia y Estados Unidos: un espejo multirracial de la propia ciudad de Aix-en-Provence.
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