Expulsados

Pensar que est¨¦ permitida la disidencia p¨²blica en una banda terrorista ser¨ªa una may¨²scula ingenuidad. Por consiguiente, la expulsi¨®n de ETA de seis dirigentes hist¨®ricos por criticar la estrategia de la lucha armada es parte de un gui¨®n establecido que ya ha ocurrido en el pasado. En esta ocasi¨®n, se trata de evitar cualquier fisura en la poblaci¨®n carcelaria etarra en un momento en que la organizaci¨®n se prepara ante la posibilidad de una negociaci¨®n con el Gobierno. Sin embargo, por muy coherente que resulte para sus fines, esta decisi¨®n contradice seriamente los anuncios tanto de su brazo pol¨ªtico, Batasuna, como de la propia ETA de querer entablar un di¨¢logo pol¨ªtico y buscar una v¨ªa pac¨ªfica.

"Esta lucha armada que desarrollamos hoy en d¨ªa no sirve. Esto es morir a fuego lento", afirmaban en un escrito el pasado agosto Francisco Mujika Garmendia, Pakito, uno de los l¨ªderes de la c¨²pula detenida en Bidart en 1992; Ignacio Arakama Mend¨ªa, Makario, interlocutor en las conversaciones de Argel en 1989, y otros cuatro destacados militantes m¨¢s, todos ellos presos en la c¨¢rcel de Puerto II, en C¨¢diz. En la carta, filtrada en noviembre, poco antes del famoso mitin de Anoeta, en el que el dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi declaraba que hab¨ªa llegado la hora de hacer pol¨ªtica, los firmantes pon¨ªan el dedo en la llaga al indicar que nunca como hasta ahora la organizaci¨®n se hab¨ªa encontrado tan d¨¦bil y carente de capacidad y medios.

Desde entonces ha pasado casi un a?o antes de que se conociera el pasado fin de semana que la direcci¨®n hab¨ªa comunicado la expulsi¨®n a los seis renegados. Siguiendo la l¨®gica de la banda de eliminar cualquier atisbo de disidencia, se da por cierto que la decisi¨®n estaba tomada desde el primer momento y que durante este tiempo lo que ha tratado es de aislar a los seis y asegurarse de que esa opini¨®n no fuese compartida, o al menos que nadie se atreviera a expresarla p¨²blicamente en iguales t¨¦rminos, por el resto de los m¨¢s de 700 presos etarras que se hallan internados en m¨¢s de cincuenta c¨¢rceles de la geograf¨ªa espa?ola.

El tema de los presos figura evidentemente en lugar prioritario de la agenda de una eventual negociaci¨®n de ETA con el Gobierno. De ah¨ª el inter¨¦s de la direcci¨®n por que no se trasluzcan fisuras y por forzar la cohesi¨®n. Pero expertos conocedores del mundo abertzale como Patxi Zabaleta, ex miembro de la Mesa Nacional de Batasuna y l¨ªder del escindido grupo Aralar, afirman que la mayor¨ªa de los presos etarras quieren dejar las armas. Sea como fuere, esta expulsi¨®n no es una buena se?al y refleja que la banda no est¨¢ a¨²n madura para poner fin a la violencia.