A bailar toca

De aperitivo festivalero, una noche electr¨®nica a tres bandas. La abrieron los ¨ªdolos locales Ortophonk; les siguieron De Phazz -"la sofisticaci¨®n del jazz digital europeo"-; y, como remate, Us3. Tres formas distintas de contemplar un mismo objeto: ?qui¨¦n dijo que todo el techno es igual?

Ortophonk repasando a su manera la historia de la m¨²sica de baile de los ¨²ltimos 40 a?os. Lo mezclan todo, a James Brown y a Groover Washington Jr., tienen a un saxofonista que toca lo suyo y una teclista de nombre enigm¨¢tico y mirada de mujer fatal, Say-Chin Yeoh.

En su tercera visita a nuestro pa¨ªs, los alemanes De Phazz se vinieron sin las dos bailarinas que les suelen acompa?ar en sus desplazamientos. A cambio tuvimos a Pat Appleton que canta, baila, hace las presentaciones y no hace m¨¢s porque no la dejan. De Phazz visitan los lugares comunes del subconsciente musical popular colectivo y, con ello, componen su imagen de conjunto de variedades para gentes de hoy.

Us3, por su parte, viaja con una porci¨®n de su m¨²sica ya pre-cocinada. Aun as¨ª, son ocho m¨²sicos en vivo m¨¢s un rapero, Reg¨ª Wyns, que hace las veces de animador y saltimbanqui. La cosa es darle variedad al asunto y ya puede el dj hacer juegos malabares con los platos o el incansable Wyns darse una vuelta por el grader¨ªo buscando la complicidad del respetable, que no se hace de rogar. Us3 lanzaron a los vientos alaveses sus proclamas en pro de la pacificaci¨®n y la liberaci¨®n universales en t¨¦rminos no mucho menos inconsistentes de los ofrecidos por el G8, e interpretaron por dos veces Canteloupe island. Una insistencia sospechosa para un grupo que pretende ser algo m¨¢s que flor de una sola canci¨®n Y, con esto, la noche termin¨®, casi cinco horas despu¨¦s de que empezara y con los bailarines m¨¢s contumaces exhalando su ¨²ltimo suspiro por las esquinas. Ni que hubieran corrido los sanfermines.