Los dem¨®cratas exigen la dimisi¨®n del asesor de Bush implicado en el 'caso Plame '
Todo indica que fue Karl Rove quien filtr¨® a la prensa el nombre de la mujer de la CIA
La periodista de The New York Times Judith Miller est¨¢ desde hace una semana en la c¨¢rcel por negarse a revelar el origen de la filtraci¨®n que dej¨® al descubierto a una agente secreta. Todo indica que el asesor presidencial Karl Rove, como se hab¨ªa rumoreado desde el principio, es una de las claves del caso. Su abogado insiste en que nadie investiga a Rove y da una explicaci¨®n que la Casa Blanca cada vez tiene m¨¢s dificultades en sostener. El esc¨¢ndalo ha crecido y los dem¨®cratas ya exigen la dimisi¨®n del cerebro pol¨ªtico del presidente George W. Bush.
La ¨²ltima vuelta de tuerca lleg¨® de la mano de la revista Newsweek, que dio cuenta del texto de un correo electr¨®nico de Matt Cooper, el periodista de Times que se salv¨® de la c¨¢rcel al prometer su colaboraci¨®n con el fiscal que investiga la filtraci¨®n que hace dos a?os, dej¨® al descubierto a la agente de la CIA Valerie Plame como represalia pol¨ªtica contra su marido, el ex diplom¨¢tico Joseph Wilson, cr¨ªtico con Irak. En el correo, ahora en manos del fiscal, Cooper escribi¨® a su jefe: "Rove dijo que 'fue la mujer de Wilson, que aparentemente trabaja en la agencia, en temas de armas de destrucci¨®n masiva, la que autoriz¨® el viaje".
Ese viaje es el que hizo Wilson en febrero de 2002 a N¨ªger en busca de pruebas de la compra de uranio por parte de Irak. No las encontr¨® y luego escribi¨®, en julio de 2003, que el Gobierno no le hab¨ªa hecho caso. Poco despu¨¦s, el periodista Robert Novak revel¨® que dos altos cargos le hab¨ªan dicho que la misi¨®n de Wilson se la consigui¨® su mujer. Otros periodistas tuvieron filtraciones similares.
Desde hace dos a?os, la Casa Blanca negaba que Rove tuviera nada que ver con la filtraci¨®n. Pero Robert Luskin, abogado de Rove, acaba de admitir que el asesor s¨ª habl¨® con Cooper, aunque sin revelar el nombre de Plame ni su puesto en la CIA, y con otro objetivo que no ten¨ªa nada que ver con desenmascarar a la agente.
Presi¨®n sobre Washington
El lunes, el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan lo pas¨® mal cuando le preguntaron si segu¨ªa sosteniendo lo que dijo en octubre de 2003 ["es rid¨ªcula cualquier sugerencia de implicaci¨®n de Rove; he hablado con varias personas en la Casa Blanca y todas me dijeron que no ten¨ªan nada que ver con la filtraci¨®n de informaci¨®n clasificada"]; el portavoz dijo que no pod¨ªa hacer comentarios sobre la investigaci¨®n.
McClellan resisti¨® como pudo -mal- las preguntas, y ayer le ocurri¨® lo mismo. "No es el momento apropiado para hablar de estas cosas", dijo el portavoz una y otra vez ante el feroz cerco period¨ªstico.
Bush, preguntado por el asunto en una comparecencia con el primer ministro de Singapur, hizo como que no hab¨ªa o¨ªdo. El presidente prometi¨® en 2003 que se tomar¨ªan medidas, y reiter¨® hace un a?o que si se identificaba a los responsables, habr¨ªa despidos. Eso es exactamente lo que est¨¢n pidiendo los dem¨®cratas. Lo hizo el l¨ªder del Senado, Harry Reid: "La Casa Blanca prometi¨® que si alguien estaba implicado en el caso, no seguir¨ªa en el Gobierno; conf¨ªo en que cumplan su palabra". Y lo reiteraron ayer Hillary Clinton y John Kerry; el ex candidato dem¨®crata se?al¨®: "Est¨¢ en juego la credibilidad de la Casa Blanca. Rove deber¨ªa ser despedido".
El problema de Rove es m¨¢s pol¨ªtico que legal. Seg¨²n su abogado, lo que el correo electr¨®nico demuestra es que el asesor "estaba intentando que Time no hiciera caso a las falsas acusaciones sobre Cheney, no sugiriendo que se escribiera sobre Wilson o su mujer".
Las acusaciones eran que el vicepresidente hab¨ªa enviado a N¨ªger a Wilson; Rove mencion¨® a la mujer de Wilson para explicar de d¨®nde hab¨ªa partido la iniciativa. La explicaci¨®n puede ser cierta, y tambi¨¦n es cierto que Rove no mencion¨® por su nombre a Valerie Plame ni apunt¨® que fuera una agente secreta (la ley castiga al que "conscientemente" revele ese tipo de cobertura). Pero la carga pol¨ªtica es explosiva, por la crisis de credibilidad que plantea, por el contexto de manipulaciones sobre Irak que deja al descubierto y porque los dem¨®cratas no van a dejar escapar esta oportunidad para hacer blanco; y el que est¨¢ en la diana es el arquitecto pol¨ªtico de las victorias electorales del presidente.
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