Piedad peligrosa
Una comisi¨®n de castos varones y hembras -obispos, monjas, sacerdotes...- ha decidido una vez m¨¢s compadecerse de las prostitutas; el Vaticano ha hecho p¨²blico el documento final que refleja esa piedad peligrosa. No hay que castigar a las chicas, sino a sus clientes, dicen. Es una doctrina que ya quiso poner en pr¨¢ctica el PP, pero sin tiempo ni verdaderas posibilidades. En otros pa¨ªses est¨¢ funcionando: muy mal. Las chicas, por su parte, en un congreso de Barcelona, en colaboraci¨®n con CC OO -que a veces parece muy distante del Vaticano-, se defienden de estas protecciones: s¨®lo quieren ser "ciudadanas de pleno derecho". Y a?aden: "Ya est¨¢ bien de que sean antrop¨®logas, soci¨®logas o juristas las que hablen de nosotras". No quieren abolicionistas, ni que las rediman: simplemente, que las legalicen. Se van a encontrar, adem¨¢s de con el Vaticano, con los pol¨ªticos confesionales; pero, tambi¨¦n, con las feministas de primera fila, que no consideran que la prostituci¨®n pueda ser considerada una profesi¨®n "normal". Es decir, quieren que no exista. Yo tambi¨¦n querr¨ªa que numeros¨ªsimas profesiones, oficios o trabajos del hombre se suprimieran, porque son excesivamente duros y carecen de cualquier prestigio social. S¨®lo ocurre que hay necesidades: y el hambre sexual es una de ellas, y la historia del mundo est¨¢ basada en gran parte en esa cuesti¨®n. Por lo menos, la de la literatura: y la literatura es la historia social de la humanidad. Las l¨¢grimas sobre las pobres chicas que derrama el Vaticano castigar¨¢n a los clientes: o sea, a ellas que se quedar¨¢n con ese trabajo. No estoy muy seguro de que muchas profesiones nuestras sean m¨¢s "dignas", y de que la venalidad en trabajos intelectuales pueda ser m¨¢s indigna, y el esfuerzo del picapedrero m¨¢s serio.
Quiz¨¢ el regeneracionista Zapatero, aunque no est¨¢ trabajando mucho en el sentido intelectual o cultural de la recuperaci¨®n de pensamientos y mentalidades aplastados desde hace siglos por los cantores de salmos y los guerreros de pica en Flandes, podr¨ªa interesarse un poco por esta cuesti¨®n, y comentarlo con sus ministras que, como mujeres dadas a la libertad de todos, podr¨ªan aportar algo m¨¢s que las monjitas del Vaticano. Las reformas sexuales espa?olas las han realizado hombres y mujeres frente a poderes exclusivos del placer y del dolor; quiz¨¢ sea el momento de darles alguna raz¨®n. El matrimonio homosexual tiene ¨¦xito: invita a seguir por esa v¨ªa.
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