Homero o la larga sombra de la 'Il¨ªada'
Marginando las figuras de los dioses ol¨ªmpicos, olvidando los numerosos ep¨ªtetos caracter¨ªsticos de la poes¨ªa hom¨¦rica y sustituyendo al narrador ¨¦pico externo por las diversas voces de los personajes mismos de la saga -nada menos que veintiuno son aqu¨ª los relatores de la guerra troyana-, Alessandro Baricco vuelve a contarnos la Il¨ªada. Para adaptar el texto a una lectura p¨²blica -para ser le¨ªdo en voz alta y de una tirada-, y renovarlo con un estilo sin "asperezas arcaicas", el novelista ha reescrito y podado audazmente el gran texto. ("Acoger un texto que viene de tan lejos significa, sobre todo, cantarlo con la m¨²sica que es nuestra"). Lo ha hecho respetando, por otra parte, las escenas, las palabras y las im¨¢genes de Homero, utilizando la reciente y clara versi¨®n italiana de Mar¨ªa Gracia Ciani (en castellano el traductor ha recurrido, acertadamente, a la de Emilio Crespo G¨¹emes). Y esta relectura alcanz¨® un gran ¨¦xito de audiencia en Roma y en Tur¨ªn. El lector est¨¢ invitado ahora a degustar esta Il¨ªada sin dioses ni ep¨ªtetos tradicionales, reescrita en un ritmo r¨¢pido y vibrante. Y a reflexionar: ?qu¨¦ pierde y qu¨¦ gana la ¨¦pica hom¨¦rica en este aggiornamento?
Pues queda la grandeza de
la visi¨®n hom¨¦rica de ese universo heroico: la matanza feroz y estridente, extra?amente cercana, en la parad¨®jica belleza de esa guerra atl¨¦tica, gloriosa y sangrienta. Persisten los h¨¦roes y sus destinos, el fulgor de las batallas y las muertes resonantes, los nombres de los guerreros, mentados en el momento de caer bajo las lanzas, seg¨²n la ejemplar y tr¨¢gica condici¨®n de la existencia heroica. Aquiles, H¨¦ctor, Agamen¨®n, Ulises, Ayax, Helena, Andr¨®maca, y tantas otras figuras inolvidables, en un relato despojado de las gangas ret¨®ricas del bronc¨ªneo hex¨¢metro. Por otro lado, el texto se mantiene muy apegado a las escenas y di¨¢logos hom¨¦ricos, a las magn¨ªficas descripciones de los combates y a las intensas tensiones dram¨¢ticas, incluso a los s¨ªmiles de tanta fuerza pl¨¢stica. En fin, un texto que no es un pastiche, sino una copia refinada, y puede ser degustado como un relato intenso de impresionante patetismo y fuerte emotividad, con el hechizo de la vieja ¨¦pica, aunque sin sus brillantes ep¨ªtetos tradicionales. Los conocedores del poema los echar¨¢n de menos, y tambi¨¦n a los luminosos dioses griegos, formidable tel¨®n de fondo de la Il¨ªada.?Malos tiempos para los dioses! La prosa moderna y novelesca no da juego a las figuras divinas (ya desaparecidas en las versiones antiguas de Dares y Dictis, y luego las novelas hist¨®ricas). Atractiva Il¨ªada, estilizada seg¨²n una est¨¦tica actual que menosprecia los colores antiguos, privilegia el ritmo r¨¢pido y la densidad dram¨¢tica, pero sabe conservar, en definitiva, su soberbio esqueleto, su monumental prestancia y su hondura tr¨¢gica.
Muy distinta es la propuesta de Carlos Garrido en su Viaje al interior de la Il¨ªada, una narraci¨®n en forma de excursi¨®n fant¨¢stica al territorio troyano. En compa?¨ªa del viejo Homero, Garrido viaja cruzando el tiempo y el espacio al campamento aqueo ante los muros de Ilion, y se asoma con el viejo vate incluso al Olimpo, para presenciar all¨ª los ¨¦picos encuentros de los h¨¦roes y fisgonear el mundo estupendo de los dioses. El relato, en tono desenfadado y period¨ªstico, con fino humorismo y ¨¢gil ritmo, parece destinado a un p¨²blico juvenil. (Pero sin inconvenientes para cualquier otro). En ¨¦l las escenas y citas hom¨¦ricas alternan con oportunas reflexiones sobre el pasado y el presente. La amena parodia de pasajes ili¨¢dicos en un estilo de reportaje fresco y no exento de iron¨ªa, con tonos c¨®micos casi lucianescos, refleja una fervorosa y largo trato con los textos de Homero. (Y tambi¨¦n, de pasada, y sin alardear de erudici¨®n, con algunos estudios recientes sobre laIl¨ªada y el mundo mic¨¦nico. Como, por ejemplo, el excelente Homero de Pierre Carlier que ahora se ha traducido muy acertadamente).
Nostalgia e iron¨ªa, como he
escrito otras veces, suelen colorear, en variadas dosis, las recreaciones modernas de los textos cl¨¢sicos. Los cl¨¢sicos renuevan su persistente encanto al prestarse con la terca juventud de los antiguos a estos juegos con la tradici¨®n y la relectura. Es m¨¢s frecuente en la literatura actual la evocaci¨®n de Odiseo y su viaje, m¨¢s novelesco y aventurero, que la de la Il¨ªada, el gran poema de la guerra, deporte noble y sin destrucciones masivas, y el hero¨ªsmo tr¨¢gico, pero, como se ve, tambi¨¦n ella, sin duda la mayor epopeya de la literatura occidental, sigue manteniendo todo su enorme poder seductor.
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