Y Cort¨¢zar se dej¨® la barba
Es curiosa esta coincidencia de la r¨¢pida reanudaci¨®n de la colecci¨®n de Obras Completas de Cort¨¢zar, que ha sacado de golpe dos tomos con su poco conocido teatro y todas sus novelas -tras haber dado la sorpresa inicial en el primer volumen con sus indiscutibles cuentos completos- y la aparici¨®n de una curiosa semibiograf¨ªa parcial que sobre ¨¦l nos entrega un admirador ferviente y posmodernista, periodista y cineasta sobre todo, que es de una provocaci¨®n que le hace todav¨ªa mucho m¨¢s posmoderno de lo que era; pues Cort¨¢zar fue uno de los precursores -si no de los fundadores- de nuestra posmodernidad, aunque sin que este libro caiga por ello en la heterodoxia ni en la falta de respeto, pues se dirige sobre todo a los lectores argentinos, como si se revolviera m¨¢s contra su ortodoxia y su "pensamiento ¨²nico" nacional que a faltar al respeto removiendo en su tumba los huesos de quien sigue siendo su m¨¢s respetable modelo, al que ¨¦l respeta en medio de todos sus chistes y provocaciones, y a quien rinde homenaje sin parar, menos mal y a ver si cunde el ejemplo.
CORT?ZAR SIN BARBA
Eduardo Montes-Bradley
Debate. Barcelona, 2005
398 p¨¢ginas. 20 euros
JULIO CORT?ZAR: OBRAS COMPLETAS, II Y III
Edici¨®n de Sa¨²l Yurkievich
Galaxia Gutenberg/C¨ªrculo de Lectores. Barcelona, 2005
955 y 1.354 p¨¢ginas
58 euros cada volumen
Pero lo importante de este comentario son los dos tomos de estas Obras completas que Yurkievich est¨¢ lanzando a una buena velocidad, que esperamos se confirme, pues hay nueve preparados en total -los tres ¨²ltimos de cartas y entrevistas- y aunque ya est¨¦ todo publicado en la colecci¨®n de Alfaguara, es de esperar que haya novedades de inter¨¦s, teniendo en cuenta adem¨¢s que se acaban de cumplir los veinte a?os de la muerte del escritor, cuya memoria empieza a tambalearse adem¨¢s, sobre todo en su propio pa¨ªs y entre las nuevas generaciones de lectores, pues faltan t¨ªtulos de gran inter¨¦s, como sus libros miscel¨¢neos -Un tal Lucas, Historias de cronopios y de famas, que no se incluyeron entre los Cuentos completos citados, o los m¨¢s inclasificables de Viaje al d¨ªa en 80 mundos y ?ltimo round- y m¨¢s a¨²n el siguiente prometido con Poes¨ªa y po¨¦tica (el cuarto), pues la poes¨ªa fue el eje principal en torno a la que se articul¨® la obra entera de Julio Cort¨¢zar, que con ella empez¨® a publicar, con el libro de sonetos Presencia (1938), antes de los cuentos (aunque luego se descubri¨® uno in¨¦dito, de ¨ªndole fant¨¢stica, ya reincorporado al conjunto), en cuyo cultivo sufri¨® la gran experiencia del paso del formalismo casi escolar al lenguaje popular y m¨¢s vulgar en el que escribir¨ªa casi toda su obra, trufada de argentinismos hasta el final.
Se ha incluido, adem¨¢s, en
este segundo volumen y en la parte inicial dedicada al "teatro", otra gran pieza de Cort¨¢zar, la primera, que fue su segundo libro publicado, Los reyes (1949), un "poema esc¨¦nico" muy breve, pero ya de alto contenido ideol¨®gico, tambi¨¦n de escritura e inspiraci¨®n profundamente formalista que muestra su perfecci¨®n en el dominio del idioma, pero que es de tipo neocl¨¢sico y que Cort¨¢zar consideraba "anacr¨®nico", en el que a imitaci¨®n de Cocteau le da la vuelta al mito de Ariadna y el Minotauro, que representa la libertad y la rebeli¨®n de la poes¨ªa frente a la dictadura y la represi¨®n que ejercen Minos y Teseo. (Borges public¨® poco despu¨¦s un cuento de tema similar: La casa de Asteri¨®n). El Minotauro muere pero porque quiere, su muerte es un verdadero suicidio, que destruye la victoria de Teseo y Minos que intentan la continuaci¨®n de la represi¨®n, el orden y la dictadura. A continuaci¨®n, Cort¨¢zar escribi¨® dos obras de teatro Dos juegos de palabras y Nada a Pehuaj¨®, que son perfectamente vanguardistas y hasta simbolistas y escritas en su lenguaje vulgar y porte?o que ya iba a adoptar hasta el final y que han sido muy poco representadas, y m¨¢s adelante un gui¨®n de radio m¨¢s ideol¨®gico y did¨¢ctico Adi¨®s, Robinson, donde es el Viernes colonizado el que viene a rescatar a su colonizador. Son obras de gran inter¨¦s, para conocer los rastros del Cort¨¢zar inicial, pero nunca han gozado de una buena aceptaci¨®n general. Y aqu¨ª vienen muy bien introducidas por Steven Boldy, que asimismo presenta las tres novelas (y media, que es una especie de prolongaci¨®n de la segunda de ellas) escritas en Argentina, antes de 1951 -fecha de su traslado a Par¨ªs-, de las que s¨®lo public¨® all¨ª la tercera, Los premios, pues las otras dos y media anteriores son p¨®stumas, y se publicaron gracias a los desvelos de sus albaceas, Sa¨²l Yurkievich y su primera viuda Aurora Bern¨¢rdez, por este orden, Divertimento y El examen (con el extravagante y corto ap¨¦ndice de Diario de Andr¨¦s Fava).
Con ello se completa este vo
lumen escrito quiz¨¢ "del lado de ac¨¢", esto es Argentina, pues el siguiente tomo, tercero de la colecci¨®n, est¨¢ dedicado a las tres grandes novelas escritas en Par¨ªs, o "del lado de all¨¢", cuando ya Cort¨¢zar hab¨ªa adquirido una fama universal: Rayuela, 62. Modelo para armar (que es de todos los lados, pues lo mezcla todo, escenarios, personajes y acci¨®n, en su m¨¢ximo experimento narrativo, que no ha sido bien entendido del todo, aunque prolongaba el anterior, pero cuya fama sigue a¨²n sin ser bien explicada) y su libro m¨¢s comprometido y militante, Libro de Manuel que tambi¨¦n consigui¨® una gran aceptaci¨®n, interrumpida despu¨¦s por la muerte del escritor en olor de santidad universal. Bien preparado por Sa¨²l Yurkievich, el tomo cuenta con una excelente introducci¨®n del gran especialista latinoamericano en la obra de Julio Cort¨¢zar, el peruano Julio Ortega. Y no cabe duda alguna de que estamos ante la parte fundamental de esta serie, del n¨²cleo central de la obra de Cort¨¢zar, escrita y publicada "del lado de all¨¢", esto es en Par¨ªs, cuando ya el autor se encontraba en plena madurez, se hab¨ªa dejado ya la barba, hab¨ªa contra¨ªdo sus compromisos definitivos -con la revoluci¨®n cubana, con la sandinista y con los luchadores contra las tr¨¢gicas dictaduras del cono Sur- y ten¨ªa ya muy claro lo que ten¨ªa que hacer con la literatura, con su militancia y con toda su vida personal, a la que desgraciadamente no le quedaba casi tiempo por delante. Pero su sentido estaba ya muy claro para siempre.
Pues el itinerario de Cort¨¢zar, su sentido total, que podemos observar desde estos tres tomos, viendo su evoluci¨®n general en sus cuentos, en su teatro y en sus maravillosas novelas. Pues su obra se plantea como una rebeli¨®n a partir del dominio m¨¢s neocl¨¢sico de la lengua -v¨¦anse sus grandes primeros relatos y Los reyes, a los que habr¨ªa que a?adir sus sonetos de Presencia, por adolescentes que fueran- se proyecto casi siempre un una lengua vulgar, de uso com¨²n, trufada de argentinismos y hasta "lunfardos", como un ataque a la perfecci¨®n desde su perfecci¨®n inicial, que pronto abandon¨®, para hacerla "explosionar" en todas las direcciones. Y asimismo, en el terreno de la novela, donde con Rayuela alcanz¨® la perfecci¨®n imperecedera, por imposible que parezca, Cort¨¢zar hizo asimismo estallar todas sus costuras, rompiendo todos los esquemas y todas sus previsiones. Son novelas fragmentarias, escritas a trozos y para ser igualmente le¨ªdas, textos inconexos y collages tensos como de hierro, perforados por todas partes para crear nuevos lectores, una nueva literatura hecha de fuegos artificiales, pero capaz de crear momentos de una ternura ¨ªgnea, virtual y tan profunda como la mejor de todas las tensiones posibles. (Y el caso de la incomprendida Libro de Manuel, con las imaginarias aventuras de los conspiradores de La Joda, y su lenguaje imposible, es ejemplar a este respecto). En fin, si seguimos queriendo a Cort¨¢zar es porque nos dijo aquello de que "todos los fuegos el fuego" y su hoguera sigue encendida y seguimos ardiendo en su interior.
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