Crear una conciencia europea
El Consejo de la Uni¨®n Europea anunci¨® en su reuni¨®n del 17 de junio que se prolongaba el plazo para ratificar la Constituci¨®n de la Uni¨®n Europea y que, por ahora, el tratado se iba a dejar en suspenso para tener un periodo de "reflexi¨®n", tras el voto negativo de Francia y Holanda.
La pregunta es qui¨¦n va a reflexionar. Por desgracia, en el comunicado no se dec¨ªa c¨®mo involucrar a los 455 millones de ciudadanos europeos en un aut¨¦ntico debate sobre sus opiniones acerca del futuro de Europa. Me temo que muchos pensar¨¢n que el anuncio del Consejo no es m¨¢s que una forma de dejar a la opini¨®n p¨²blica al margen del debate mientras los dirigentes pol¨ªticos maniobran entre bastidores para encontrar la manera de seguir como si nada, sin tener que afrontar la complicada cuesti¨®n de qu¨¦ piensa la gente.
Es necesario un plan ambicioso y meditado para comprometer a todos los europeos en el proceso de reflexi¨®n. En caso contrario, la UE se estancar¨¢
Cada autoridad regional podr¨ªa convocar reuniones con las organizaciones c¨ªvicas de su zona para empezar a proyectar seminarios europeos
Es necesario un plan ambicioso y meditado para comprometer a todos los ciudadanos europeos en el proceso de reflexi¨®n. En caso contrario, la Uni¨®n Europea se quedar¨¢ estancada en cuesti¨®n de meses, porque los l¨ªderes europeos no querr¨¢n emprender nuevas iniciativas pol¨ªticas ni nuevos programas por miedo a que cualquier novedad vuelva a encontrarse sin el apoyo de los ciudadanos.
Adem¨¢s, e igualmente importante, si no se escucha a los ciudadanos europeos en este momento tan crucial, el mensaje indiscutible ser¨¢ que a la clase dirigente de Europa no le interesa lo que piensan los ciudadanos cuando su opini¨®n no coincide con la de los gobernantes. El resultado ser¨¢ una mayor sensaci¨®n de desconfianza y distanciamiento y que la gente vea confirmada su sospecha de que sus opiniones no cuentan.
La crisis constitucional de la Uni¨®n Europea ofrece a Europa una oportunidad hist¨®rica poco corriente, pero debe aprovecharla con rapidez y firmeza, o el experimento europeo perder¨¢ impulso y habr¨¢ graves consecuencias para el futuro de Europa y el mundo. ?Podr¨¢ convertirse este periodo de reflexi¨®n en una gran conversaci¨®n europea, mantenida en cada barrio y cada comunidad, sobre los sue?os y las esperanzas, los miedos y las inquietudes de la gente a prop¨®sito del futuro de Europa?
Estados Unidos se enfrent¨® a una crisis de identidad semejante hace casi cuarenta a?os, y su experiencia ante una revuelta popular contra la pol¨ªtica del Gobierno puede ser instructiva. Ocurri¨® en 1968. Los dirigentes pol¨ªticos estadounidenses hab¨ªan enzarzado al pa¨ªs en la guerra de Vietnam pr¨¢cticamente sin ning¨²n debate p¨²blico. La opini¨®n estaba muy dividida a prop¨®sito de la guerra. Los ¨¢nimos estaban levantados, las opiniones se polarizaban, y hab¨ªa aut¨¦ntica inquietud de que el tejido pol¨ªtico del pa¨ªs pudiera desgarrarse.
Al mismo tiempo, pocos estadounidenses conoc¨ªan verdaderamente Vietnam o la cadena de decisiones que hab¨ªa culminado con nuestra intervenci¨®n militar en una guerra tan remota. El p¨²blico no hab¨ªa participado en una discusi¨®n sobre las razones para la guerra y se mostraba cada vez m¨¢s suspicaz respecto a las verdaderas intenciones del Gobierno. De pronto, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, alumnos, profesores y residentes de la zona se reunieron en lo que denominaron "seminarios". Cientos de personas abarrotaron aulas y auditorios en todo el campus, a veces durante d¨ªas, para debatir sus esperanzas, sus temores y sus preocupaciones sobre la guerra, para compartir lo que sab¨ªan y educarse unos a otros. Se pidi¨® a especialistas en Vietnam que explicaran los antecedentes para que la gente conociera la historia de aquel pa¨ªs y c¨®mo se hab¨ªa desembocado en la intervenci¨®n de Estados Unidos.
Puntos en com¨²n
Los seminarios se extendieron r¨¢pidamente por todo el pa¨ªs. Colegios, ayuntamientos y casas se convirtieron en lugares en los que la gente se reun¨ªa, discut¨ªa y se esforzaba por entender la pol¨ªtica exterior estadounidense, para intentar entender la situaci¨®n y llegar a un consenso o por lo menos encontrar puntos en com¨²n sobre c¨®mo afrontar una crisis cada vez mayor que estaba devorando al pa¨ªs y creando una brecha pol¨ªtica en la rep¨²blica. Se invit¨® a cargos electos a que observaran y escucharan lo que ten¨ªan que decir sus representados.
Los seminarios fueron en parte lugares de aprendizaje, en parte sesiones de terapia y en parte foros democr¨¢ticos de base, en los que la gente arrebat¨® la iniciativa a la Casa Blanca, el Congreso y los l¨ªderes del Pent¨¢gono, y se adue?¨® del proceso de deliberaci¨®n sobre la guerra.
Los seminarios se?alaron un momento crucial en la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos. En vez de aceptar con pasividad las explicaciones oficiales, los pronunciamientos y las acciones del Gobierno, los ciudadanos, envalentonados, invirtieron el proceso y se hicieron con las riendas del debate sobre la guerra.
Qu¨¦ mejor momento que ¨¦ste para realizar un gran seminario europeo sobre el futuro de Europa. Organizaciones de la sociedad civil, asociaciones de estudiantes, sindicatos, empresarios locales, intelectuales, padres e inmigrantes reci¨¦n llegados deber¨ªan hacerse con la iniciativa y organizar foros en cada comunidad. Ha llegado la hora de que la sociedad civil, el tercer sector de Europa, salga a la palestra y promueva el debate p¨²blico.
La base del debate
Los seminarios tendr¨ªan que centrarse en tres o cuatro aspectos fundamentales que constituyen la base del debate sobre el futuro europeo: el futuro del trabajo y el empleo; qu¨¦ modelo econ¨®mico es el m¨¢s apropiado para el futuro de Europa, el modelo estadounidense liberal de mercado o el modelo europeo de econom¨ªa social de mercado, o una combinaci¨®n de ambos; cu¨¢les deben ser los l¨ªmites geogr¨¢ficos de la Uni¨®n Europea y c¨®mo debe abordarse la cuesti¨®n de la inmigraci¨®n; si es posible tener desarrollo sostenible y crecimiento econ¨®mico al mismo tiempo y, en ese caso, c¨®mo puede lograrlo Europa, y por ¨²ltimo, qu¨¦ significa el sue?o europeo para cada ciudadano y c¨®mo conciliar las distintas visiones de futuro de los europeos. ?Qu¨¦ puntos en com¨²n existen para crear un sue?o europeo compartido?
El Consejo Europeo, la Comisi¨®n Europea, el Parlamento Europeo y todos los Estados miembros deber¨ªan proclamar su voluntad de celebrar un gran seminario europeo sobre el futuro de Europa, si es verdad que prev¨¦n seriamente entablar un gran debate p¨²blico sobre la direcci¨®n en la que hay que avanzar a partir de ahora. Es m¨¢s, la Uni¨®n Europea y los Estados miembros pueden subvencionar la organizaci¨®n del proceso. Ahora bien, el proceso en s¨ª tiene que estar a cargo de la sociedad civil en todos los rincones de Europa. Tal vez el mejor punto de partida sean las 250 regiones europeas. Cada autoridad regional podr¨ªa convocar una reuni¨®n conjunta con las organizaciones c¨ªvicas de su zona para empezar a proyectar seminarios europeos en distintos lugares de la regi¨®n. En los seminarios deber¨ªan estar presentes, como observadores, cargos electos locales, regionales, nacionales y de la UE, dispuestos a escuchar con atenci¨®n lo que los electores tengan que decir.
Los pr¨®ximos 12 meses pueden constituir un a?o decisivo para Europa, un periodo en el que los ciudadanos asuman la responsabilidad de fijar la futura direcci¨®n del experimento y el sue?o europeo.
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