?Qui¨¦n teme al apag¨®n?
Desde la terraza de la moderna sede del Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (IDAE), en Madrid, se contempla un espect¨¢culo alentador para las aspiraciones del propio instituto: los patios interiores y el jard¨ªn exquisito del convento de San Pl¨¢cido, donde sobreviven, en medio del marasmo de un barrio degradado, un pu?ado de monjas benedictinas. "Trabajan much¨ªsimo, pero lo tienen todo perfecto", dice una de las funcionarias del IDAE. "Hacen la colada una vez por semana, y casi todos los d¨ªas vemos a una monja que se sienta a coser junto al balc¨®n".
Las monjas de San Pl¨¢cido tienen el privilegio de vivir en un edificio del siglo XVII, con gruesos muros que las protegen del calor. As¨ª que sus ancianas inquilinas practican sin saberlo principios de ahorro y eficiencia energ¨¦tica que ahora mismo -y despu¨¦s de haber sido la letan¨ªa constante de los ecologistas durante d¨¦cadas- est¨¢n en boca de todos los responsables de la Administraci¨®n, de los l¨ªderes de asociaciones de consumidores y hasta de las compa?¨ªas el¨¦ctricas, que facturan al a?o m¨¢s de 16.000 millones de euros, y constituyen, con 25.500 empleados, un poderoso grupo industrial en expansi¨®n en nuestro pa¨ªs.
El crecimiento desaforado del consumo el¨¦ctrico en Espa?a (un 54% en la ¨²ltima d¨¦cada) empieza a preocupar incluso a las el¨¦ctricas
"Las Administraciones son las que m¨¢s derrochan", dice S¨¢mano, de Uni¨®n Fenosa. Basta poner un pie en muchos ministerios para sentirse en el Polo
Pese al creciente protagonismo energ¨¦tico de los parques e¨®licos, petr¨®leo, gas, hulla y uranio siguen siendo materias primordiales en la creaci¨®n de electricidad
Desde junio de 2004 hasta hoy, m¨¢s de 2,7 millones de usuarios de Andaluc¨ªa y Catalu?a sufrieron cortes de luz, casi siempre debido a una intensa demanda global
"La gente tiene derecho a disfrutar del confort que la electricidad puede ofrecerle. Somos un pa¨ªs desarrollado", dice el director de distribuci¨®n de Iberdrola
Pero todo tiene un l¨ªmite, y el crecimiento desaforado del consumo el¨¦ctrico en Espa?a (un 54% en la ¨²ltima d¨¦cada) empieza a preocupar incluso a las el¨¦ctricas, te¨®ricas beneficiarias de un ¨¦xito comercial ingobernable en los momentos de m¨¢xima demanda. El 21 de junio se registr¨® la primera punta inquietante del verano -una demanda que super¨® los 37.800 megavatios-, y Red El¨¦ctrica Espa?ola (REE), gestora del mercado el¨¦ctrico y responsable de la red de alta tensi¨®n, tuvo que cortar el suministro durante unas horas a un centenar de empresas (con contratos especiales que contemplan esta posibilidad), para evitar que una parte del norte del pa¨ªs sufriera apagones. Y todav¨ªa no se hab¨ªa llegado a las fechas de alto riesgo del verano, esta primera quincena de julio, cuando estallan los term¨®metros y, con ellos, los transformadores de las subestaciones el¨¦ctricas, incapaces de responder a la demanda de millones de aparatos de aire acondicionado (al a?o se venden 800.000 unidades), equivalente, seg¨²n el IDAE, a la producci¨®n de ocho centrales de ciclo combinado de 400 megavatios.
Y es que el mercado el¨¦ctrico es casi tan complejo como un organismo vivo. Producci¨®n y demanda deben ajustarse al mil¨ªmetro, de modo que la energ¨ªa que bombea la red de alta tensi¨®n y la de distribuci¨®n (m¨¢s de 54.000 kil¨®metros) en nuestras casas, tiendas, e industrias sea justamente la necesaria. En la sede de REE, a las afueras de Madrid, un enorme panel se?ala las oscilaciones del consumo, a cada instante. "Las el¨¦ctricas disponen de una garant¨ªa de potencia, para garantizar el suministro en caso de emergencia", dice Antonio Petit, portavoz de la patronal UNESA. Unos miles de megavatios que se a?aden a la potencia total instalada, que supera los 70.000 megavatios (m¨¢s de 55.000 de energ¨ªa convencional, y el resto, de fuentes renovables), muy por encima de cualquiera de las puntas de demanda m¨¢s elevadas. Pero puede ocurrir que en un momento dado no baste. Por ejemplo, explica Alberto Carbajo, director general de operaciones de REE, "para este verano estar¨ªan cubiertas las necesidades si no fuera porque hay dos nucleares paradas (Vandell¨®s y Cofrentes), las hidroel¨¦ctricas est¨¢n a un 38% menos de capacidad, y algunas t¨¦rmicas han dejado de producir 7.000 megavatios". Un panorama inquietante que demuestra la necesidad de nuevas centrales, pero tambi¨¦n de nuevas subestaciones, transformadores m¨¢s modernos y una mejora general de las l¨ªneas de distribuci¨®n. Pero la empresa no es sencilla. Tanto Red El¨¦ctrica como las compa?¨ªas se quejan de la hostilidad que encuentran los nuevos tendidos. "Tenemos dos l¨ªneas de alta tensi¨®n, entre Asturias y Pa¨ªs Vasco y Asturias y Palencia, paralizadas desde hace 20 a?os por la oposici¨®n vecinal. Y luego est¨¢ la escasez patol¨®gica de interconexiones con Francia, que ser¨ªan fundamentales para compensar las dificultades que tenemos hoy".
Un d¨ªa sin viento, un barco de gas que retrasa su llegada al puerto, pueden poner en aprietos el suministro de una ciudad. Sobre todo si, como ahora, los embalses semivac¨ªos no permiten echar mano de toda la potencia hidroel¨¦ctrica. "Es grave porque las hidroel¨¦ctricas proporcionan kilovatios de inmediato, mientras que las nucleares necesitan 24 horas para producir, y las t¨¦rmicas, 6", se lamenta Carbajo. Sin embargo, comunidades como Madrid afrontan el verano con tranquilidad, gracias a las inversiones en el sistema capilar de redes de distribuci¨®n que han hecho en los ¨²ltimos a?os Iberdrola y Uni¨®n Fenosa, principales suministradoras. En el resto de Espa?a, la situaci¨®n presenta puntos negros porque el crecimiento de la demanda no ha ido acompasado con el crecimiento de las redes. "En Andaluc¨ªa, por ejemplo", dice Carbajo, "la demanda creci¨® un 50% en los ¨²ltimos cuatro a?os, muy por encima del aumento de redes". En Catalu?a faltan instalaciones para el aterrizaje de la energ¨ªa que viaja a alta tensi¨®n y tiene que descender para entrar en las redes de distribuci¨®n.
La filosof¨ªa del despilfarro
"La culpa es de las compa?¨ªas el¨¦ctricas, que no han invertido nada en distribuci¨®n, no han sido previsoras, se han ocupado de otros negocios. Se han salido de sus zapatos, y eso tiene consecuencias", dice Javier Garc¨ªa Breva, director general del IDAE. Sobre todo porque el consumo el¨¦ctrico ha desbordado todas las previsiones. "En el primer trimestre del a?o, el PIB ha crecido un 2,7%, mientras el consumo el¨¦ctrico ha aumentado un 8%", a?ade. Y de eso no son responsables las el¨¦ctricas. Sino la filosof¨ªa del despilfarro que inspira a la sociedad espa?ola. Pero ?qui¨¦n incita al consumo, regalando incluso kilovatios a los clientes, y hasta aparatos de aire acondicionado? "Las el¨¦ctricas", insiste el director del IDAE, que atribuye esta conducta a "los efectos perniciosos de la liberalizaci¨®n del sector [se inici¨® a partir de 1997], que ha llevado a las compa?¨ªas a competir estimulando el derroche", dice. Sin embargo, el mercado el¨¦ctrico sigue estando regulado, y la mayor¨ªa de los usuarios siguen fieles a las tarifas que fija el Gobierno.
"La gente tiene derecho a disfrutar del confort que la electricidad puede ofrecerle. Somos un pa¨ªs desarrollado, es l¨®gico que la sociedad no renuncie a estas ventajas", dice Javier Villalba, director de distribuci¨®n de Iberdrola. El vest¨ªbulo de la nueva sede madrile?a de la compa?¨ªa est¨¢ iluminado tenuemente por grandes l¨¢mparas que cuelgan del techo. La refrigeraci¨®n es ¨®ptima, no en vano Iberdrola, modelo de el¨¦ctrica diversificada, vende equipos de aire acondicionado, adem¨¢s de ofrecer servicios de telecomunicaciones y suministro de gas.
Villalba es consciente de las deficiencias del sistema espa?ol. Es como si faltaran las autopistas en la red el¨¦ctrica, y el inmenso caudal de energ¨ªa que mueve el pa¨ªs tuviera que desplazarse por modestas carreteras. Iberdrola ha invertido en centrales (el 44% de las de ciclo combinado son suyas) y en subestaciones 3.700 millones de euros hasta 2008. Pero es obvio que ha sido insuficiente. "No hemos tenido ninguna se?al por parte de la Administraci¨®n de que se podr¨¢n recuperar las inversiones", dice Villalba. Despu¨¦s de todo, la compa?¨ªa tiene que dar cuenta de sus gastos a infinidad de accionistas dispersos por el mundo a los que poco importa el estado de la red el¨¦ctrica espa?ola. Quieren beneficios, los m¨¢s posibles, lo antes posible.
Y aunque la sociedad espa?ola es el¨¦ctricodependiente, como dice Villalba, es muy reacia a convivir con las torres de alta tensi¨®n. "El consumidor no se da cuenta de que estamos poniendo cosas de mucho valor en un sistema falible", a?ade. "Hay que aceptar que puede haber un apag¨®n por causas meteorol¨®gicas, que la distribuci¨®n es complicada, al aire libre, y que est¨¢ a expensas tambi¨¦n de sufrir accidentes por causas terceras, y luego, que el consumo a veces se concentra".
Sin contar con los avatares de mantener un mercado dependiente en un 75% de las importaciones. Pese al creciente protagonismo energ¨¦tico de los parques e¨®licos, petr¨®leo, gas, hulla y uranio siguen siendo materias primordiales en la creaci¨®n de electricidad. Caras y contaminantes, lo que, en estos momentos, con el protocolo de Kioto ya en vigor, equivale a decir doblemente caras. "Hasta no hace mucho, la tonelada de CO2 costaba siete euros; ahora, 23 euros", razona el director del IDAE, en perfecta sinton¨ªa con su jefe, Jos¨¦ Montilla, ministro de Industria.
Un nuevo plan
Si el consumo aumenta desproporcionadamente, se requerir¨¢ m¨¢s electricidad, y producirla elevar¨¢ las emisiones de CO2. Una pesadilla para el Ejecutivo, obligado a limitar a un 15% el aumento de emisiones sobre las de 1990. Por eso, Montilla ha presentado un plan de eficiencia energ¨¦tica 2005-2007, que penalizar¨¢ el consumo excesivo a trav¨¦s de "acciones de control de la demanda" y establecer¨¢ objetivos de reducci¨®n del consumo de combustibles f¨®siles y l¨ªmites a las emisiones de gases.
Por eso, adem¨¢s de las maltrechas redes y los imponderables meteorol¨®gicos, el dedo acusador ante la amenaza de apagones se?ala ahora al consumidor, principal responsable del derroche de energ¨ªa al que nos ha conducido un desarrollo an¨®malo.
De repente, se multiplican las cr¨ªticas y los diagn¨®sticos funestos sobre un sistema econ¨®mico que hizo posible el milagro espa?ol. "El producto interior bruto per c¨¢pita aumenta en Espa?a, pero suben m¨¢s las emisiones de gases de efecto invernadero, la destrucci¨®n del territorio, el consumo energ¨¦tico", ha decretado sin piedad el primer informe del Observatorio de la Sostenibilidad, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. Una tesis defendida desde hace tiempo por los ecologistas. Y aceptada hoy con casi total unanimidad. Incluso por el viejo enemigo, las compa?¨ªas el¨¦ctricas. "Los niveles de aumento de la demanda en Espa?a son de pa¨ªs en desarrollo", dice sin ocultar la alarma Carlos Gonz¨¢lez S¨¢mano, director de mercadotecnia de Uni¨®n Fenosa, otra de las grandes del sector, empe?ada ahora en desarrollar la conciencia ciudadana y potenciar el ahorro de energ¨ªa, tirando -aparentemente- piedras contra su tejado. "Nuestro negocio no es vender electricidad, sino mantener clientes satisfechos que nos compren electricidad durante muchos a?os", dice. "Adem¨¢s, los picos de consumo no benefician a nadie, porque los niveles de CO2 deben preocuparnos a todos".
Uni¨®n Fenosa tiene buenos motivos para preocuparse por el ahorro y la sostenibilidad, tras un par de percances serios, entre ellos el incendio de una subestaci¨®n a pocas decenas de metros del Museo del Prado, en julio de 2004. Pero no ha sido la ¨²nica en sufrir accidentes. En los ¨²ltimos a?os, las autoridades auton¨®micas de Andaluc¨ªa y Catalu?a han abierto decenas de expedientes a las el¨¦ctricas por dejar a oscuras barriadas enteras como consecuencia de incendios en subestaciones, aver¨ªas en transformadores o roturas en los cables de media tensi¨®n. Desde junio de 2004 hasta ahora, m¨¢s de 2,7 millones de usuarios sufrieron cortes de luz por alguna de esas razones, sumadas, casi siempre, a una intensa demanda global. El 20 de junio, una excavadora rompi¨® un cable de media tensi¨®n de Iberdrola -la compa?¨ªa que suministra la electricidad al Palacio Real-, en pleno barrio de Salamanca de Madrid, provocando minutos de p¨¢nico e inmediatos cortes de luz en la zona. Y eso que a la capital, como explica Alberto Carbajo, de REE, "llegan 14 l¨ªneas de 400 kilovoltios. Otra cosa es que, internamente, est¨¦ muy desequilibrada la demanda". Lo que significa que en determinados picos de demanda, la potencia de un transformador puede ser insuficiente para atenderla.
Esa calidad del servicio no implica, como subraya el director general de Industria y Minas de la Comunidad, Carlos L¨®pez Jimeno, que Madrid tenga mayor consumo per c¨¢pita de electricidad. "Al contrario, somos una de las comunidades que menos consumen". Aunque el verano no est¨¢ exento de peligros. Desde hace dos o tres a?os, y al contrario que en el resto del pa¨ªs, las puntas de consumo veraniegas est¨¢n superando a las que se registran en invierno. "El 21 de junio vivimos uno de esos momentos de alarma, pero en el plazo de unas horas afortunadamente cambi¨® por completo la situaci¨®n".
La capital alberga, sin embargo, un n¨²mero abrumador de instituciones oficiales, ministerios y oficinas p¨²blicas, poco aficionados al ahorro energ¨¦tico. "Las Administraciones son las que m¨¢s derrochan energ¨ªa el¨¦ctrica", dice Gonz¨¢lez S¨¢mano, de Uni¨®n Fenosa. Basta poner un pie en muchos ministerios para sentirse transportado al Polo Norte.
Pero el derroche es casi universal en nuestro pa¨ªs. Un estudio elaborado por esta compa?¨ªa revel¨® que el margen de ahorro en los hogares espa?oles era de un 10%, y de un 20% en el caso de las pymes. Los datos no se alejan mucho de los que ofrece el IDAE, utilizados a su vez por Ecologistas en Acci¨®n en la gu¨ªa de ahorro de energ¨ªa que han elaborado y colgado de su p¨¢gina web. "Si los peque?os comerciantes y empresarios utilizaran correctamente la electricidad, se ahorrar¨ªan 1.400 millones de euros al a?o, y los hogares, unos 700 millones", dice el responsable de mercadotecnia de Uni¨®n Fenosa. El problema es que repartidas estas sumas entre los 25 millones de abonados, representan poco en la factura de unos y otros.
Precios bajos
Una factura sumamente baja, seg¨²n casi todas las fuentes. Espa?a es, despu¨¦s de Grecia, el pa¨ªs con precios m¨¢s bajos, y uno de los que m¨¢s consumen este tipo de energ¨ªa en toda la UE. La factura media anual viene a ser para una familia tipo de unos 360 euros. Apenas un 2,5% de los gastos mensuales de una familia de cuatro personas.
Poco dinero. Escandalosamente poco, cree Ladislao Mart¨ªnez, ecologista de toda la vida y profesor de F¨ªsica y Qu¨ªmica en un instituto de Madrid. Mart¨ªnez coincide con el director de IDAE en que el uso pol¨ªtico del recibo de la luz -que llev¨® a recortes del precio de la electricidad del 32% desde 1997, por decisi¨®n del PP- ha tenido resultados perniciosos, al estimular el derroche energ¨¦tico. No se trata de que todo el mundo tenga aire acondicionado, sino de que se empe?en en mantener el sal¨®n a 18 grados. Mart¨ªnez sobrevive en su casa de Madrid con ventiladores y toldos, pese a los rigores de un verano cada vez m¨¢s alterado por el cambio clim¨¢tico. "Madrid se ha convertido en una isla de calor", reconoce, "es un fen¨®meno conocido por el cual se registran temperaturas m¨¢s altas que en otros puntos de la misma latitud". Culpa del despilfarro de energ¨ªa a esos 800.000 veh¨ªculos que circulan a diario por la capital, contribuyendo inexorablemente a agravar el efecto invernadero. Es la pescadilla que se muerde la cola. El calor excesivo obliga a la gente a recurrir al aire acondicionado, que contribuye a provocar el cambio clim¨¢tico.
"Adem¨¢s, la sierra est¨¢ m¨¢s urbanizada y ha perdido parte de sus funciones de refrigeraci¨®n", recuerda Mart¨ªnez. "Entre 1990 y 2000, la comunidad aument¨® sus zonas urbanizadas un 49,23%. Y eso pese a que ya en 1990 Madrid era la m¨¢s urbanizada del pa¨ªs".
Pero los defectos de las viviendas no se limitan a Madrid. Toda la costa espa?ola est¨¢ tapizada por una costra de torres, adosados y urbanizaciones de todo pelaje. Por eso resulta admirable el optimismo del director general del IDAE, que espera con ansiedad el momento en que entre en vigor la directiva europea que exigir¨¢ unos niveles de eficiencia energ¨¦tica en los edificios.
Puede que haya llegado la hora de la concienciaci¨®n para todos. Y desde la Administraci¨®n se apuesta m¨¢s que nunca por las energ¨ªas renovables, la e¨®lica, la solar t¨¦rmica y la fotovoltaica, o la biomasa. Pero Ladislao Mart¨ªnez teme que se est¨¦ perdiendo un tiempo precioso. "Hay 200.000 chinos trabajando en los paneles solares. Alemania est¨¢ haciendo una apuesta fort¨ªsima tambi¨¦n. Nosotros tenemos los recursos naturales, y la base tecnol¨®gica es buena, pero las administraciones se pasan la pelota de unas a otras para no hacer nada. Hay que diversificar las fuentes de energ¨ªa, las renovables s¨®lo pueden ser complementarias de las dem¨¢s, pero es necesario apostar por ellas", reitera el director del IDAE. Porque seguir el ejemplo de las monjas de San Pl¨¢cido no parece viable.
Del desarrollo al derroche
POR ALGUNA RAZ?N, el ciudadano de a pie no se ha dado por aludido a¨²n ante el llamamiento a la eficiencia energ¨¦tica, y experimenta desconcierto oyendo este nuevo mantra. "Antes, el consumo era desarrollo, y de pronto es derroche", reconoce Jean Bernard Andureau, encargado de temas energ¨¦ticos de la confederaci¨®n de asociaciones de consumidores ASGECO. Andureau cree que es muy dif¨ªcil para el consumidor encontrar el camino del ahorro, sobre todo en las tarifas el¨¦ctricas. Pero tiene sus propias ideas para evitar las puntas de consumo que tanto atormentan a compa?¨ªas, Gobierno y consumidores. "Deber¨ªan ofrecer tarifas econ¨®micas no tanto de noche, sino a horas distintas, a mediod¨ªa, por ejemplo, como se hace en Francia". En general, el consumidor espa?ol es poco exigente todav¨ªa, considera Andureau, "aunque despu¨¦s de los problemas que hubo con los m¨®viles est¨¢n m¨¢s sensibilizados".
ASGECO ha firmado convenios con Uni¨®n Fenosa para sensibilizar tambi¨¦n al consumidor dom¨¦stico sobre la conveniencia de ahorrar. En la gu¨ªa editada por la compa?¨ªa el¨¦ctrica, similar a la elaborada por el IDAE, se aconseja al usuario c¨®mo debe colocar su frigor¨ªfico, y hasta c¨®mo debe colocar la ropa para planchar, "bien doblada" para agilizar la tarea. ?Llegar¨¢n los espa?oles a acostumbrarse a esta moderaci¨®n casi teut¨®nica? Gonz¨¢lez Samano, director de mercadotecnia de Uni¨®n Fenosa, est¨¢ seguro de que s¨ª. "En el plazo de dos o tres a?os cambiar¨¢ la cultura del despilfarro. No hay m¨¢s que ver c¨®mo ha cambiado ya en las nuevas generaciones". Es s¨®lo cuesti¨®n de tener un poco de paciencia, aunque el protocolo de Kioto no puede esperar.
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