La estrella m¨¢s deseada
James McNerney, ex presidente ejecutivo de 3M, tom¨® asiento, medit¨® la oferta que le hab¨ªa puesto sobre la mesa Boeing y concluy¨® que era lo que quer¨ªa hacer como balance a su carrera profesional.
Tiene 55 a?os, es uno de los ejecutivos m¨¢s solicitados en el universo corporativo en EE UU, y se convierte as¨ª en el tercer directivo en ponerse al frente de las riendas del gigante aeroespacial en el ¨²ltimo a?o y medio, tras los dram¨¢ticos abandonos de Phil Condit y Harry Stonecipher.
Durante a?os, McNerney era considerado como la opci¨®n ideal para Boeing. Su capacidad para llevar el mando en una corporaci¨®n de ese tama?o es probada para Wall Street, hasta el punto que se especul¨® con su figura para suceder al m¨ªtico Jack Welch en General Electric (GE). La ejecutiva de Boeing buscaba adem¨¢s a un l¨ªder lo suficientemente joven para llevar las riendas de la compa?¨ªa durante al menos una d¨¦cada y con perfil para limpiarla de las salpicaduras de los continuos esc¨¢ndalos.
Su carrera arranc¨® en 1975, en Procter&Gamble. Tres a?os despu¨¦s salt¨® al equipo de gesti¨®n de McKinsey, y de all¨ª, en 1982, entr¨® en GE, la compa?¨ªa m¨¢s respetada del planeta. Quince a?os despu¨¦s se puso al frente de su divisi¨®n de motores para aviones. Y durante tres a?os y medio ha formado parte del directorio de Boeing. Su conocimiento de la industria aeron¨¢utica y de defensa es evidente. Con este curr¨ªculum, y sus 18 a?os de veteran¨ªa en una empresa de la complejidad de GE, el pupilo de Welch se pon¨ªa al frente del conglomerado industrial 3M en 2001, donde deja un hueco dif¨ªcil de cubrir.
Las ventas de 3M, que fabrica desde cintas adhesivas hasta productos farmac¨¦uticos, eran an¨¦micas y llevaba a?os sin lanzar un nuevo producto. McNerney, siguiendo la partitura de gesti¨®n en GE, limit¨® los costes operativos del conglomerado y lo transform¨® en una compa?¨ªa m¨¢s fuerte que cuando la cogi¨® hace cuatro a?os. Se presentaba a las reuniones de direcci¨®n sin corbata y con un discurso directo, y sus decisiones las basaba en un amplio volumen de datos y n¨²meros. Y aunque sus modos chocaron con la tradici¨®n de 3M, hasta hace pocas semanas dijo sentirse a gusto en la corporaci¨®n.
Su repentino, por inesperado, cambi¨® de opini¨®n lleg¨® en el Air Show de Par¨ªs, donde empez¨® a mirar hacia Boeing. McNerney cree que en un mundo perfecto lo ideal ser¨ªa estar 20 a?os en cada compa?¨ªa. Y esa permanencia es la que tiene en mente para su nueva etapa, para recuperar de la crisis de identidad por la que atraviesa fruto de los esc¨¢ndalos -que tanto irritan al Pent¨¢gono- y retomar la supremac¨ªa que le arrebat¨® la europea Airbus.
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