Nuevo siglo, nueva UE
?Qui¨¦n va a responder la pregunta europea? O quiz¨¢ mejor, ?qui¨¦n va a plantear la pregunta adecuada respecto a Europa? Est¨¢ claro que ni la clase pol¨ªtica europea ni el bruselopolio tienen la respuesta, y quiz¨¢ tampoco la capacidad o la voluntad de plantear la pregunta adecuada. Dos conceptos de Europa est¨¢n ahora enzarzados en una batalla mortal: la Europa jacobina y centralizada, en la que los l¨ªderes lo saben todo, est¨¢ ahora en lucha abierta con la Europa girondina que cumple la primera ley kantiana de la pol¨ªtica europea: "De la madera torcida de la humanidad nunca ha podido hacerse nada derecho". En lugar de intentar plantear la pregunta correcta de manera calmada, desde el 29 de mayo vemos a todos acercarse a los altavoces en una org¨ªa de denuncias mutuas.
La gran pregunta que Blair tiene raz¨®n en plantear es: ?qu¨¦ tipo de Europa queremos?
Si apoyar a una Europa que crea puestos de trabajo me convierte en liberal, me declaro culpable y satisfecho de enfrentarme a los camaradas de la izquierda que hablan de la Europa social, pero rechazan cualquier reforma que devuelva el trabajo a los trabajadores. En Suecia, el 78% de la poblaci¨®n en edad laboral tiene trabajo; en Reino Unido, el 75%; en Francia, el 62%. La otra econom¨ªa anglosajona de Europa disfruta ahora de la renta per c¨¢pita m¨¢s elevada de la UE despu¨¦s de Luxemburgo. Adoro Francia, pero me alegra que en mi distrito electoral, donde antes miles de personas trabajaban en las minas de carb¨®n y en la siderurgia, tengamos, bajo el Gobierno de Blair, el nivel de desempleo m¨¢s bajo en d¨¦cadas. El salario m¨ªnimo brit¨¢nico y franc¨¦s son aproximadamente iguales. Pero hay muchos m¨¢s ciudadanos franceses que brit¨¢nicos estancados en el salario m¨ªnimo. En los ¨²ltimos diez a?os, los trabajadores brit¨¢nicos han experimentado un aumento real de la renta que ronda el 20%. Por eso hay tantos que pueden comprarse segundas residencias o permitirse vacaciones en Espa?a y Francia.
Pero incluso con los elevados niveles de desempleo de Francia, Alemania e Italia -que persisten desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, como los dem¨¢s problemas econ¨®micos a los que se enfrenta Europa- es necesario poner en su contexto la tesis de la decadencia. Nunca antes en la historia de nuestro continente ha vivido tanta gente en paz, en democracia y con tantas personas disfrutando de una vida material decente. Las playas, las monta?as, los lagos, los parques naturales y las ciudades m¨¢s hermosas del mundo estar¨¢n en estos meses de julio y agosto tan llenos como siempre de europeos que disfrutan de lo que los creadores de Europa nos han dado.
Ciertamente Europa se enfrenta a un periodo de "estrisis" -una mezcla de crisis y estasis- sin crecimiento, sin tratado constitucional y sin liderazgo. El populismo, el proteccionismo y el nacionalismo de la Vieja Europa han vuelto y est¨¢n armando mucho ruido. En algunas partes de Europa se tiene una sensaci¨®n que recuerda a Weimar. Se perciben s¨ªntomas desagradables: el aumento de la pol¨ªtica extremista que incluye el antisemitismo y el odio a los musulmanes, y las reivindicaciones territoriales revanchistas se combinan con el doble problema del desempleo elevado y la creciente desigualdad, y la interminable tendencia a usar de chivos expiatorios a organismos internacionales como la UE.
Como ocurri¨® en las d¨¦cadas de 1920 y 1930, los sindicatos son m¨¢s d¨¦biles que nunca. Pero no han respondido inventando una nueva socialdemocracia reformista como hicieron los sindicatos alemanes, n¨®rdicos y brit¨¢nicos despu¨¦s de 1945, sino cayendo en una ret¨®rica de enfrentamiento. Los sindicatos franceses ayudaron a destruir al Gobierno de Jospin, al negarse a respaldar sus propuestas. En Alemania, los sindicatos est¨¢n allanando el camino para que Merkel se convierta en canciller, al respaldar el faccionalismo divisionista en el SPD. Espa?a es una excepci¨®n, con buenas pol¨ªticas econ¨®micas y la voluntad de avanzar en cuestiones sociales como la regularizaci¨®n de los inmigrantes econ¨®micos o la legislaci¨®n del matrimonio entre homosexuales. En Espa?a hay una movida que lamentablemente falta al norte de los Pirineos o del Rin. La reuni¨®n entre Tony Blair y Jose Luis Rodr¨ªguez Zapatero a finales de este mes ser¨¢ un encuentro importante entre los dos ¨²nicos l¨ªderes de grandes pa¨ªses europeos que tienen en el poder un gobierno de la izquierda democr¨¢tica con confianza en s¨ª mismo.
Pero hace cinco a?os el control parec¨ªa estar en manos de los pol¨ªticos de izquierda. Blair, Schr?der, Jospin, Massimo D'Alema (Italia), Wim Kok (Holanda), Poul Nyrup Rasmussen (Dinamarca), Ant¨®nio Guterres (Portugal), Coast Simitis (Grecia) y otros l¨ªderes socialdem¨®cratas que, en colaboraci¨®n con el progresista Romano Prodi en Bruselas, trazaron en Lisboa el programa de renovaci¨®n econ¨®mica. Pero su puesta en pr¨¢ctica exig¨ªa una reforma seria de la gesti¨®n econ¨®mica y de las pol¨ªticas de mercado laboral europeas. Y en esto Europa se estanc¨®. La UE pod¨ªa apremiar, halagar, advertir, pero no pod¨ªa ordenar que la agenda de Lisboa se introdujera en las pr¨¢cticas de gobierno. Quienes m¨¢s gritan para exigir una Europa pol¨ªtica son los mismos que se niegan a aceptar cualquier pol¨ªtica de Bruselas que desaf¨ªe el statu quo.
Pero no se puede construir una Europa pol¨ªtica sobre la d¨¦bil base de una Europa econ¨®mica con un desempleo masivo. El estancamiento econ¨®mico es lo que ha minado la confianza en que Europa tenga un futuro para los trabajadores de salarios medios y bajos, los cuales se dejan atraer por la soluci¨®n f¨¢cil de que decir no a Europa ayudar¨¢ a crear trabajo y justicia social. El 62% de los que votaron no en Francia consideraban que hab¨ªa en el pa¨ªs demasiados extranjeros. Y para demasiados franceses, incluiso de izquierdas, el mayor problema es la ampliaci¨®n. ?Pero cu¨¢l es la respuesta? ?Expulsar a Polonia? ?Decirle a Praga que no forma parte de la Uni¨®n Europea? ?Dar un portazo a los reformistas turcos modernizadores y partidarios de la democracia?
La UE del siglo XX recibi¨® un golpe decisivo el 29 de mayo en Francia. El fracaso del presupuesto de Bruselas fue un espect¨¢culo secundario. Nadie esperaba seriamente que la UE decidiera un presupuesto 18 meses antes de su entrada en vigor. Tony Blair ha repudiado a los dem¨¢s ministros de gobierno, al mostrarse dispuesto a negociar sobre el cheque brit¨¢nico. Pero ha encontrado una respuesta sorda de los partidarios ac¨¦rrimos de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC), que rechazan toda discusi¨®n sobre su amado reto?o. El argumento de los "pacistas" ("Nos quedamos con lo que tenemos; negociaremos con lo que vosotros ten¨¦is") no har¨¢ m¨¢s que bloquear la cuesti¨®n presupuestaria.
La gran pregunta sigue siendo la que Tony Blair tiene raz¨®n en plantear: ?qu¨¦ tipo de Europa queremos? Francia y Holanda alumbraron la Comunidad Europea, pero ahora quieren algo muy distinto. Nadie tiene un prototipo eficaz para lo que esa otra cosa es. El comercio sin fronteras de un pa¨ªs supone para otro una p¨¦rdida de puestos de trabajo. La idea de moda en la City londinense de que se puede tener un mercado ¨²nico sin dimensiones sociales es simplemente una falsa ilusi¨®n. De igual manera, si tratamos de proteger todos los puestos de trabajo -como exigen algunos sindicatos- el libre comercio morir¨¢.
La democracia social, pragm¨¢tica y reformista instaurada del Gobierno de Blair ha creado un puesto de trabajo cada 3 minutos desde que ¨¦l ocupa el cargo de primer ministro. La jornada semanal media en Reino Unido es de 37 horas en un momento en que el poderoso sindicato de la construcci¨®n alem¨¢n IG Bau est¨¢ volviendo a la semana de 40 horas. Los brit¨¢nicos pagan el doble de impuestos que los franceses y esta forma de fiscalidad progresista permite al Gobierno laborista invertir masivamente en nuevos colegios, m¨¢s profesores, m¨¦dicos y enfermeros, y doblar la cantidad de dinero que el Reino Unido gasta en ayudar a los pa¨ªses pobres. El esp¨ªritu de Keynes impregna la pol¨ªtica brit¨¢nica ayudado por un Banco de Inglaterra dispuesto a ser flexible con los tipos de inter¨¦s, en contraste con la r¨ªgida ortodoxia del BCE de Frankfurt.
En su breve medio siglo de existencia, la UE ha ayudado a expandir la democracia, el sistema de derecho, los derechos sociales y la prosperidad como nunca antes en los 2.500 a?os de historia genocida, llena de guerras y odio entre naciones, religiones e ideolog¨ªas que ha vivido Europa. Los que quieren cavar la tumba de la UE deber¨ªan ser conscientes de lo que podr¨ªa salir de los viejos ata¨²des.
Diecinueve gobiernos de la UE est¨¢n bajo el control de partidos de derechas. Tras las elecciones alemanas y polacas, el n¨²mero aumentar¨¢. La incapacidad de la socialdemocracia europea para encontrar las respuestas correctas a la cuesti¨®n de Europa desde el comienzo del siglo XXI ser¨¢ juzgada por los historiadores como uno de los mayores fracasos de la izquierda democr¨¢tica europea. En Reino Unido, Tony Blair tiene claro que el Partido Laborista necesita involucrarse m¨¢s con Europa, no menos, para modelar una pol¨ªtica del siglo XXI que permita establecer un nuevo equilibrio entre econom¨ªa y sociedad, y entre la naci¨®n y el nuevo mundo posnacional representado en nuestro continente por la Uni¨®n Europea. El socialismo modernizado de la Espa?a de Rodr¨ªguez Zapatero deber¨ªa superar las diferencias respecto a Irak e iniciar conversaciones serias con la socialdemocracia brit¨¢nica para establecer un nuevo programa que modernice la izquierda europea. Nadie deber¨ªa equivocarse. La UE del antiguo r¨¦gimen muri¨® el 29 de mayo. Necesitamos una nueva UE para un nuevo siglo.
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