Cara o cruz
Pasase lo que pasase el hecho es que cuando Hincapie y Pereiro cruzaron por debajo del arco hinchable que indicaba el ¨²ltimo kil¨®metro de la etapa, se iba a cometer una injusticia. Una justicia y una injusticia al mismo tiempo. Una victoria y una derrota. Ganase qui¨¦n ganase la victoria iba a ser merecida, y perdiese qui¨¦n perdiese, la derrota iba a ser ingrata y desilusionante.
Esto no es el f¨²tbol, esto es cara o cruz. All¨ª gana el equipo, la mitad de todos ellos; aqu¨ª salen casi 200, y la gloria s¨®lo va para uno, aunque sean muchos los que hagan m¨¦ritos. Y no pasar¨¢ mucho para que la memoria olvide al resto.
Y los caminos de la victoria aparecen a veces donde menos te lo esperas. Como ayer, cuando gan¨® Hincapie, que aunque en este Tour sube much¨ªsimo no es precisamente un escalador. Qui¨¦n le hubiese dicho en la l¨ªnea de salida que esa iba a ser su etapa. Y m¨¢s justamente ayer que era la etapa reina de los Pirineos, el ¨²ltimo gran escollo monta?oso en su tarea de trabajador incansable. Una estaci¨®n inevitable en su misi¨®n de llevar a Par¨ªs a Lance vestidito de amarillo. As¨ª que ayer dar¨ªa la primera pedalada del d¨ªa pensando en los T-Mobile y su martillo torturador kazajo, en el CSC, o el Rabobank, o en cualquier equipo que podr¨ªa ponerlos en aprietos. Su primera labor ser¨ªa controlar la fase inicial de la carrera infiltr¨¢ndose en las fugas para cumplir una doble funci¨®n: ser un lastre para los escapados y mantenerse por delante por lo que pudiese pasar atr¨¢s.
As¨ª que eso fue lo que hizo obedeciendo al "todos para uno" que gobierna cada uno de sus actos. El ha venido aqu¨ª a trabajar, para ganar ya tiene la Primavera. En abril es un hurac¨¢n en el pav¨¦s, pero en julio se transforma en el guardaespaldas de Amstrong, en el quitavientos, en el mejor amigo y en el compa?ero en quien m¨¢s se puede confiar, pues nunca falla. Nunca nunca, ni siquiera ayer.
Y con el brillo de la cara nos olvidamos de la cruz, que le toc¨® a Pereiro en esta ocasi¨®n. ?l, que seguramente es el corredor m¨¢s combativo en la monta?a de este a?o, a excepci¨®n de Vinok¨²rov -lo de ¨¦ste es caso aparte-, no deber¨ªa marcharse a casa de vac¨ªo. Ser¨ªa una pena adem¨¢s de injusto. Llevaba d¨ªas y d¨ªas insistiendo, buscando esa etapa que lleva en las piernas, as¨ª que seguro que cuando ayer comenz¨® la ascensi¨®n de Pla D'Adet en el grupo de escapados pens¨® que por fin tanto esfuerzo iba a merecer la pena. Subir¨ªa esquivando aficionados desbocados grabando en su memoria cada uno de los metros que recorr¨ªa, ese era su d¨ªa. Pero no, a 100 metros de la meta comprendi¨®, resignado, que no, y dej¨® de pedalear, abatido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.