"Hace una semana no me lo hubiera cre¨ªdo"
Olaz¨¢bal, que lleva sin ganar desde 2002, revela que no esperaba ni remotamente su espl¨¦ndido resultado en Saint Andrews
"Si hace una semana alguien me dice que voy a ser tercero en el Open no me lo creo, le invito a algo, eso s¨ª, pero no me lo creo", afirm¨® al t¨¦rmino del torneo un feliz Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, dicharachero en el c¨¦sped artificial cercano al podio, tras una valla, en una tertulia improvisada con los medios espa?oles. Todav¨ªa ten¨ªa recientes sus confidencias con Tiger en el hoyo 18: "Me dijo que hiciera birdie as¨ª que no me qued¨® m¨¢s remedio que obedecer". Sobre todo, despu¨¦s de que el estadounidense se acercase a su o¨ªdo y le dijese que hab¨ªa sido "un placer" jugar a su lado.
"El juego es m¨¢s mec¨¢nico", sostiene Olaz¨¢bal, de 39 a?os. "Calle-green, calle-green, y as¨ª todo el rato", insiste el jugador de Hondarribia. Vestido con un polo amarillo, contento por haber resucitado tras una larga traves¨ªa recluido en un gimnasio, el guipuzcoano, como las embarcaciones peque?as, depende del viento. Pero ayer las gaviotas no volaban en c¨ªrculos. "Ha sido un d¨ªa complicado para m¨ª, sobre todo despu¨¦s de fallar las posibilidades de birdie en el 6, el 12 y el 13". Los p¨¢jaros no ca¨ªan en vuelo rasante, anunciando tormenta. Y Olaz¨¢bal se desliz¨® pendiente abajo, sin brusquedad pero sin remedio, al tiempo que la calima se apoderaba de la bah¨ªa de Saint Andrews tras haber sido el ¨²nico, junto a Colin Montgomery, en poner en aprietos a Tiger Woods. Eso, participando como reserva, ocupando la vacante que dejaba Seve Ballesteros. Y gracias a que consult¨® por si acaso: "Pregunt¨¦, porque yo cre¨ªa que no ten¨ªa derecho a jugar tras haber fallado en la fase de calificaci¨®n". El a?o pasado no pudo jugar el Open, su invitaci¨®n de cinco a?os tras ganar el Master de 1999 hab¨ªa caducado. Olaz¨¢bal no gana un torneo desde finales de 2002 cuando se impuso en el Open de Hong Kong.
"En el ¨²ltimo hoyo Tiger me dijo que hiciera 'birdie' y, claro, tuve que obedecerle"
En el a?o 2000 Olaz¨¢bal, junto a Miguel ?ngel Jim¨¦nez, tom¨® la determinaci¨®n de cambiar el circuito europeo por el americano. M¨¢s dinero, m¨¢s prestigio. Tambi¨¦n resolvi¨® cambiar su swing. Incluso se decidi¨® a cambiar su f¨ªsico. Mejor dicho, se obsesion¨® con cambiar su f¨ªsico. Se negaba a languidecer, agarrado a la excusa de que el golf cada d¨ªa parece m¨¢s un asunto de fuerza bruta. No les fue bien. Ni a Olaz¨¢bal ni a Jim¨¦nez, enfermo de nostalgia.
Olaz¨¢bal contrat¨® al cotizado gur¨² Butch Harmonnn casi al mismo tiempo que Woods le desped¨ªa. El pasado a?o contact¨® con Jon Karla Lizeaga, especialista en fuerza, en convertir el deporte en un una multiplicaci¨®n de kilos, sentadillas, repeticiones y series. Lizeaga prepara atletas, caso de la pertiguista Naroa Agirre. Lizeaga coincide en el diagn¨®stico de Olaz¨¢bal: "En el golf antes val¨ªa con la habilidad, la clase, el toque, y ahora es fundamental la velocidad, la fuerza, la potencia con que golpeas la bola, la distancia que alcances".
Olaz¨¢bal es el mejor con los hierros. Olaz¨¢bal es el m¨¢s talentoso jugador del mundo cuando la bola se introduce en la espiral de un hurac¨¢n. Pero Olaz¨¢bal no tiene fuerza. Y sin fuerza, reconoce, "es muy dif¨ªcil" ganar.
El espa?ol no era optimista al comienzo del torneo. Sin psic¨®logo ni intenci¨®n de contratarlo -le basta con su m¨¢nager, Sergio G¨®mez- Olaz¨¢bal se quitaba presi¨®n, quer¨ªa "divertirse", jugar al golf en un "buen campo". Casi pasar el rato. Y se hab¨ªa resignado a ver el campeonato por televisi¨®n y su presencia fue un "regalo". Buen presagio para un jugador de golf que sostiene que la "mentalidad" es uno de los pilares del juego. Probablemente, el m¨¢s importante. Casi todos los dem¨¢s ¨¢ngulos del juego -fuerza, precisi¨®n, swing- giran en torno a la "confianza" y, en ¨²ltima instancia, a la actitud mental.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.