Mounier y Alfonso Com¨ªn
Cuando una tarde del invierno de 1956, a mis 20 a?os, vi en el escaparate de Ancora y Delf¨ªn el libro ?Qu¨¦ es el personalismo?, de un tal Emmanuel Mounier, y, tras leerlo, telefone¨¦ a mi amigo del alma, Alfonso Carlos Com¨ªn, para anunciarle entusiasmado que un pensador franc¨¦s, fallecido a los 45 a?os en 1950, pensaba lo mismo que nosotros, no pod¨ªa prever la influencia que ¨¦ste llegar¨ªa a tener en nuestra izquierda antifranquista ni el decisivo papel que en tal influjo desempe?ar¨ªa mi compa?ero de ideales revolucionarios. Hijos de vencedores en la guerra incivil, educados por el nacionalcatolicismo m¨¢s reaccionario y a¨²n casi adolescentes, hab¨ªamos desenmascarado la sacr¨ªlega mentira del r¨¦gimen dictatorial, inducido y apoyado por un capitalismo inhumano con la bendici¨®n c¨®mplice de la Iglesia. Demasiado para nuestra sensibilidad juvenil y buena fe religiosa. La lectura de Mounier nos confirm¨® el esc¨¢ndalo moral sufrido -de ah¨ª nuestro alivio y la firme convicci¨®n futura- y sobre todo nos pertrech¨® de argumentos ¨¦ticos y cristianos; nos indic¨® v¨ªas y formas pac¨ªficas para un cambio social revolucionario, y nos incit¨® al coraje de una acci¨®n intelectual y pol¨ªtica arriesgada, que si acaso pod¨ªa llevarnos a errores, seguro que en Espa?a tambi¨¦n nos conducir¨ªa a la c¨¢rcel. Todo ello, no por gusto a la aventura subversiva, por ambici¨®n de poder o fanatismo ideol¨®gico, sino por un deber de servicio a toda persona humana, considerada un ser sagrado y fraterno.
Mounier nos leg¨® para siempre cuatro conceptos clave: el compromiso ¨¦tico del intelectual, provocado por ese maestro interior que debe ser el acontecimiento hist¨®rico como signo de los tiempos; el capitalismo o el moderno "desorden establecido"; la pol¨ªtica como la m¨¢s alta forma de amor a la humanidad, y la acci¨®n colectiva que ha de conducir a una revoluci¨®n tanto material como espiritual -que ha de ser, por personalista, comunitaria, pues no hay personas verdaderas y dignas si no se dan entre ellas comunicaci¨®n humana y comunidad de bienes-. Aunque el pensamiento del joven Mounier pudo coincidir en parte, a principios de los a?os treinta, con la democracia cristiana inspirada en su maestro Maritain o con el anarquismo humanista y no violento, la guerra de Espa?a y la resistencia antinazi francesa llevaron al Mounier maduro a propugnar la colaboraci¨®n con los comunistas frente al fascismo y a su causa ¨²ltima, el capitalismo explotador. Tras condenar el sistema totalitario de Stalin, Mounier afirmaba: "es mejor arriesgarse a ser confundido con el marxismo que ser ajenos a los explotados", y "hay en la realidad concreta del comunismo elementos esenciales de liberaci¨®n que no tenemos derecho a ignorar o a desestimar".
Mounier tuvo una influencia decisiva, entre 1957 y 1975, en el pensamiento y la acci¨®n del catolicismo progresista espa?ol, impulsado desde Catalu?a por la revista El Ciervo y el grupo que, movilizado por Alfonso Com¨ªn y sus amigos, cre¨® el Frente de Liberaci¨®n Popular, organizaci¨®n socialista revolucionaria, democr¨¢tica y no violenta de militantes marxistas, cristianos y cristianos marxistas. Su influjo se hizo notar en el movimiento obrero cat¨®lico, en la concienciaci¨®n pol¨ªtica del clero raso y en te¨®logos tan reconocidos como D¨ªez Alegr¨ªa, Gonz¨¢lez Ruiz y Rovira Belloso. Su paradigma fue el propio Com¨ªn. A ¨¦l se debi¨® no s¨®lo la encarnaci¨®n m¨¢s arquet¨ªpica del intelectual cristiano comprometido, sino la progresiva difusi¨®n de la obra de Mounier en nuestro pa¨ªs. Aquel librito que yo le pas¨¦ un d¨ªa de nuestros a?os mozos le sirvi¨® para extender su mensaje y el de otros libros por doquier y en cualquier ocasi¨®n, con una milagrosa velocidad de lectura y asimilaci¨®n eficaz por parte de tantos y tantos protagonistas del combate antifranquista en pro de la democracia y el socialismo. Fue como una consigna viva del ?p¨¢salo!. A diferencia de Mounier, Com¨ªn s¨ª milit¨® en un partido pol¨ªtico, el PCE-PSUC. Fiel a su fe religiosa y a su ideal revolucionario, lleg¨® a ser cristiano en el partido y comunista en la Iglesia. Con el l¨®gico y ben¨¦fico esc¨¢ndalo de losbienpensantes, desconfesionaliz¨® a un partido te¨®ricamente ateo y rompi¨® el monopolio que la derecha, atea pr¨¢ctica por lo general, manten¨ªa sobre el catolicismo espa?ol, confundida arteramente con ¨¦l siglos ha.
En aparente paradoja, la influencia de Mounier y de Com¨ªn tras 25 a?os de democracia espa?ola parece desaparecida. Pero s¨®lo lo parece, ya que habita en la conducta de muchos militantes de la izquierda y de cristianos de base cuando apoyan toda pol¨ªtica opuesta al sistema econ¨®mico imperante, al "pensamiento ¨²nico", a la globalizaci¨®n imperialista y a una Iglesia jer¨¢rquica reaccionaria y tan poco cristiana en sus actitudes. En el mundo de hoy, Mounier y Com¨ªn est¨¢n presentes en la teolog¨ªa de la liberaci¨®n europea y latinoamericana e inspiran movimientos anticapitalistas como el surgido en Porto Alegre (Brasil). Lo que empez¨® siendo influjo eclesial de Mounier (las enc¨ªclicas sociales de Juan XXIII y la constituci¨®n Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II) se ha convertido en el substrato b¨¢sico de una ins¨®lita y futura revoluci¨®n personalista y comunitaria mundial.
El testimonio que dio Com¨ªn padeciendo, al igual que Mounier, persecuci¨®n y c¨¢rcel antes de morir casi tan joven como ¨¦l, y sus valerosas y l¨²cidas respuestas a nuestros m¨¢s graves problemas sociales y religiosos, sigue siendo un ejemplo para todo intelectual, cristiano o no, que pretenda ser digno del privilegio que representa la inteligencia y el don de la palabra. En el primer centenario de Mounier y a los 25 a?os de la muerte de Alfonso Com¨ªn, que se cumplir¨¢n justamente este 23 de julio, la presencia de ambos movilizadores de conciencias, unidos como est¨¢n en actitudes e ideales, no es por discreta menos influyente y fecunda.
J. A. Gonz¨¢lez Casanova es profesor de Derecho Constitucional de la UB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.