La tala de 140 acacias por las obras de la M-30 desata un mot¨ªn vecinal
Los ediles Saban¨¦s, Iglesias y Rodr¨ªguez ser¨¢n denunciados por desobediencia
La primera protesta vecinal violenta contra las obras de la M-30 tuvo por escenario ayer el paseo de la Virgen del Puerto, donde varios centenares de personas pugnaron con la Polic¨ªa Municipal por impedir la continuaci¨®n de la tala de 140 acacias de una arboleda que recorr¨ªa el paseo. Dos personas fueron detenidas; tres vecinos y tres polic¨ªas resultaron contusionados, y tres ediles, In¨¦s Saban¨¦s, ?scar Iglesias y Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez, fueron arrastrados de un espacio cercado donde se hab¨ªan adentrado para impedir la tala, incluida en las obras de un colector.
El paseo de la Virgen del Puerto, junto al Manzanares, vivi¨® ayer una jornada de agitaci¨®n sin precedentes en 15 a?os por una protesta vecinal contra la tala de una arboleda de acacias plantadas hace 60 a?os, que forma parte de las obras de un nuevo colector dentro del soterramiento de la v¨ªa de circunvalaci¨®n M-30. La misma arboleda hab¨ªa sido salvada de la tala en 1991, gracias al compromiso adquirido con los vecinos por la entonces concejal de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre, hoy presidenta del Gobierno regional.
Omar Bruno y Florencio Gonz¨¢lez fueron detenidos; tres vecinos y tres polic¨ªas municipales resultaron contusionados, seg¨²n fuentes del Samur; y tres concejales, In¨¦s Saban¨¦s, portavoz municipal de Izquierda Unida, y ?scar Iglesias y Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez, del PSOE, fueron arrastrados a la fuerza. Fue el balance provisional de la agitada jornada, marcada por numerosos forcejeos entre un centenar de polic¨ªas municipales y un n¨²mero algo superior de vecinos que se aferraban a los ¨¢rboles a¨²n en pie (alrededor de sesenta).
La protesta hab¨ªa comenzado el martes a las 16.30, cuando un grupo de vecinos se arracim¨® junto a los troncos de las 80 acacias aserradas desde el pasado lunes por operarios de una contrata municipal. Desde entonces hasta la media tarde de ayer, los vecinos all¨ª congregados impidieron la retirada de los troncos.
Contra las aguas negras
"La tala de los ¨¢rboles es necesaria para instalar en el paseo un colector, paralelo al Manzanares, exigido por la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Tajo a fin de recoger el agua de lluvia y las aguas negras, de forma que no lleguen al r¨ªo", explic¨® la concejal de Urbanismo, Pilar Mart¨ªnez (PP). El colector, que ir¨¢ desde el paseo de la Virgen del Puerto, por la M-30 y hasta la depuradora sur, tiene que discurrir por esa v¨ªa porque el trazado est¨¢ condicionado por el Centro de Estudios Hidrogr¨¢ficos, un edificio protegido que es obra de Miguel Fisac.
Mart¨ªnez explica que la reforma de la M-30 supone que por Virgen del Puerto discurrir¨¢n varios carriles soterrados de esta autov¨ªa y, previsiblemente, en la superficie habr¨¢ ¨¢rboles. "La tala est¨¢ autorizada por la Concejal¨ªa de Medio Ambiente, con la que nos hemos comprometido, como compensaci¨®n, a plantar 2.166 nuevos ¨¢rboles en la zona donde se nos indique", agrega la edil.
"Queremos demostrar que las acacias no estaban enfermas, como dice el Ayuntamiento para justificar su tala, sino bien sanas, como muestran los cortes de sierra", dijo por su parte Leonardo Aranda, de 35 a?os, vecino del paseo.
"En el convenio de autorizaci¨®n de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Tajo", explic¨® Aranda, "constaba que los ¨¢rboles ser¨ªan extra¨ªdos en cepell¨®n. Y, en todo caso, en una etapa de parada vegetativa, nunca en fase de floraci¨®n, como se hallan ahora las acacias. ?Son seres vivos!", exclam¨®.
Los intentos por cercar el contorno de los ¨¢rboles para facilitar su tala, desplegados por la Polic¨ªa Municipal -dirigida sobre el terreno por su jefe, Jos¨¦ Luis Morcillo-, hab¨ªan resultado vanos. La situaci¨®n se mantuvo estable hasta las 19.20, cuando un operario encaramado en una gr¨²a acometi¨® el aserramiento de una acacia entre los gritos de rabia de los vecinos. Algunas botellas de agua le fueron lanzadas desde abajo.
La tensi¨®n en los cordones policiales crec¨ªa paulatinamente. En un determinado momento fue detenido Omar Bruno, de unos treinta a?os, natural de Andorra, que fue esposado entre abucheos y carreras de los concentrados. Poco despu¨¦s era detenido Florencio Gonz¨¢lez Pintor.
En las filas de los vecinos, ante la visi¨®n de los troncos aserrados, se desat¨® la furia para impedir la prosecuci¨®n de la tala. Contenidos por el blindaje policial, presenciaban c¨®mo la motosierra apeaba ramas de una alta acacia.
Manuel Arnaiz, director general de Infraestructuras, dijo: "La tala obedece al nuevo trazado de un colector bajo el paseo, de 4 por 4 metros de cauce, a unos siete metros de profundidad, que tendr¨¢ una capacidad de diluci¨®n de las aguas negras 17 veces superior a la del anterior conducto. "No hay otra alternativa", a?adi¨® por su parte Francisco Panadero, coordinador municipal de Urbanismo, ante un grupo de vecinos que le recriminaban airadamente no haberles informado de sus planes.
Desde primeras horas de la ma?ana, los concejales Saban¨¦s, Iglesias y Rodr¨ªguez se integraron pac¨ªficamente en la protesta. "Pedimos que la Polic¨ªa Municipal se retire para evitar enfrentamientos y los vecinos puedan dialogar con los responsables municipales para explicarles las obras", dijeron.
En torno a las 19.55, los tres ediles se adentraron en el cerco policial y se situaron bajo el operario que arriba faenaba, en un intento por disuadirle de que prosiguiera. La actuaci¨®n de la motosierra se detuvo: algunas de las ramas ca¨ªdas de los ¨¢rboles reci¨¦n apeados colgaban peligrosamente de un grueso cable que un¨ªa unos ¨¢rboles a otros. Los tres ediles resistieron los empujones de los polic¨ªas municipales, cuyo responsable (el inspector jefe Morcillo) permanec¨ªa dentro del cerco e intercambiaba palabras firmes con los concejales.
Tras unos momentos de tensi¨®n, entre aplausos vecinales e intentos de firmeza por parte de los ediles, ¨¦stos fueron arrastrados uno por uno fuera del cerco por varios agentes. En ese momento fueron aclamados por el vecindario, que les alentaba a resistir.
Mar¨ªa Cruz, vecina del paseo, se pregunta: "?Para construir algo es preciso destruir tanto?". Cerca, Marina y Alicia, de seis y cuatro a?os, lloraban junto a sus madres, mientras miraban el tumulto entre los ¨¢rboles aserrados.
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