"Al encontrarlos, estaban como en posici¨®n de huir"
Relato de uno de los guardias civiles que acudieron en busca de las 11 personas muertas en el incendio del Alto Tajo
"Sobre las siete o las siete y media de la tarde del domingo, el capit¨¢n nos ordena que nos subamos al helic¨®ptero para ver en qu¨¦ situaci¨®n estaba el ret¨¦n que se hab¨ªa quedado atrapado. Los pilotos del helic¨®ptero nos dejaron m¨¢s o menos donde los coches accidentados. Desde antes hab¨ªa rumores sobre el n¨²mero de muertos, pero el helic¨®ptero no lleg¨® hasta las siete. Aparte, todo estaba lleno de humo y, por lo que se ve, no se pod¨ªa acceder all¨ª". Es el relato del descenso a los infiernos de uno de los guardias civiles que localiz¨® a los once miembros del ret¨¦n muertos el pasado domingo en el incendio del Alto Tajo, Guadalajara.
"Cuando nos acerc¨¢bamos ten¨ªa un nudo en la barriga. Era una sensaci¨®n extra?a. Cuando me mont¨¦ en el helic¨®ptero no sab¨ªa d¨®nde iba. Ten¨ªa la incertidumbre de lo que me iba a encontrar. En qu¨¦ estado iba a encontrar a los forestales. Nos dejaron encima de una loma y tuvimos que ir andando hacia ellos. Primero, encontramos un todoterreno con un cad¨¢ver en la parte trasera. Seg¨²n ¨ªbamos andando, otro todoterreno, con tres muertos fuera. Fuimos a otro todoterreno que hab¨ªa chocado con una linde de piedra. Suponemos que se empotr¨® porque no ve¨ªan. Dentro, hab¨ªa otro fallecido, y otros seis a su alrededor".
"Es un barranco de muy dif¨ªcil acceso. En caso de emergencia, ah¨ª no puedes correr"
"Al encontrarlos, estaban como en posici¨®n de huir. Creo que se estaban asfixiando dentro del veh¨ªculo e intentaron huir. Aunque los cuerpos est¨¢n quemados, creo que primero murieron por asfixia". Este guardia civil, barcelon¨¦s de 28 a?os, y su compa?ero, tuvieron que sufrir una dura peripecia tras su amargo recuento. El helic¨®ptero hab¨ªa partido porque le faltaba combustible. Y no regresaba. "Nos pusimos nerviosos. Y, de repente, veo que enfrente hay un camino que me sonaba. Le dije al compa?ero que la loma estaba muy empinada pero que eran las nueve de la noche. O nos ¨ªbamos, o la noche se nos echaba all¨ª encima. Todo estaba quemado ya. Pero estaba tranquilo. El fuego no pod¨ªa quemar algo que ya estaba quemado. Pero s¨ª tem¨ªa el humo. Al andar, se nos met¨ªa el humo. No demasiado, pero pensaba 'a ver si una racha de viento reaviva esto'. Avisamos, y a mitad de camino nos recogieron".
No s¨®lo ahogaba el humo. "Me daba mucha pena lo que ve¨ªa. Me preguntaba por qu¨¦ se hab¨ªan metido ah¨ª, por qu¨¦ hab¨ªan arriesgado tanto. No s¨¦ c¨®mo pudieron meterse en esa zona casi intransitable incluso con todoterrenos. Se metieron en la boca del lobo". Los guardias ignoraban qu¨¦ les esperaba en esa carbonizada loma. Pero sus mandos y dem¨¢s autoridades, no. Lo sab¨ªan desde tres horas antes. La noticia fue recibida casi al mismo tiempo por responsables de la Delegaci¨®n del Gobierno en la comunidad y en la provincia, mandos de las fuerzas de Seguridad y autoridades de la Junta. "Tuvimos noticias de que hab¨ªa muertos a las 16.30 del domingo. La noticia la tenemos a trav¨¦s del miembro del ret¨¦n que logra salvarse milagrosamente. Sale del lugar y dice que hay muertos. Asegura que antes de huir ha visto tres muertos. La zona es impracticable en ese momento. Y una patrulla de la Guardia Civil, en cuanto es posible, sube a un helic¨®ptero de extinci¨®n para rastrear la zona. Su labor no era rescatar a nadie porque la situaci¨®n no lo permit¨ªa. Al d¨ªa siguiente, con el equipo de reconocimiento judicial, se confirma que en un veh¨ªculo hab¨ªa tres muertos. Probablemente fueran los que ¨¦l vio", aseguran personas relacionadas con el gabinete de crisis, Cecopi, creado esa noche sobre las 20 horas por autoridades auton¨®micas y estatales. Cuando, en torno a las 19.30 se confirm¨® la muerte de los once forestales, no se plante¨® rescatar sus cad¨¢veres. "Era in¨²til entrar de noche. Porque no hab¨ªa desaparecido el riesgo. Ten¨ªa que ser una comisi¨®n judicial la que entrara all¨ª. Porque ten¨ªan que recoger vestigios. Hab¨ªa que recoger pruebas que ayudaran a saber lo que pas¨® all¨ª", explican personas relacionadas con el Cecopi.
La zona qued¨® durante la noche controlada por miembros de la Guardia Civil. Un control lejano, dado el peligro. No era dif¨ªcil. Bastaba con cerrar el camino que conduc¨ªa a la senda donde sucedi¨® la tragedia. "Durante la noche, alg¨²n t¨¦cnico de extinci¨®n de incendios se acerc¨® por all¨ª para conocer la evoluci¨®n del incendio en la zona. Las ¨®rdenes de la Guardia Civil era esperar a la ma?ana siguiente. Pero el t¨¦cnico recib¨ªa ¨®rdenes del Cecopi. Hab¨ªa sentimientos contrapuestos y desde el Cecopi se pens¨® que era viable rescatarlos durante la noche, y lo que intentaban, guiados por una buena intenci¨®n, era sacarlos por la noche".
En la Guardia Civil imperaba otro criterio: no ten¨ªa sentido arriesgar vidas para rescatar muertos de una ratonera. "Nuestra impresi¨®n es que el ret¨¦n no conoc¨ªa la zona. Es muy abrupta. Es un barranco de muy dif¨ªcil acceso. En caso de emergencia, ah¨ª no puedes correr. Si hay peligro el terreno te impide huir con rapidez. Al principio parece un llano, con bastante visibilidad, que se puede controlar f¨¢cilmente de donde viene el fuego, pero en poco espacio de terreno se convierte en un barranco, donde te puede acorralar el fuego. He paseado por ah¨ª en condiciones normales y hay una zona que acojona. Desde Riba de Saelices hasta all¨ª hay tres kil¨®metros y hay que andar muy despacio. La colina donde se quedaron ellos era una trampa: si viene el fuego, arde en un segundo. Le pasa a cualquiera si no conoce la zona. Quieres llegar, llegar al foco del incendio, y te metes en un barranco".
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