Vagos y maleantes
Hace unos d¨ªas se conmemoraba el vig¨¦simo aniversario del atentado perpetrado por los servicios secretos franceses en el puerto de Auckland (Nueva Zelanda), que supuso el hundimiento del Rimbow Warrior -buque insignia de Greenpeace- y la muerte del fot¨®grafo portugu¨¦s Fernando Pereira. Aqu¨¦l 10 de julio de 1985 el Rimbow Warrior se dispon¨ªa a zarpar al frente de una flotilla de barcos ocupados por ecologistas y pacifistas, con el prop¨®sito de entorpecer los ensayos nucleares franceses en Muroroa. Pero semejante prop¨®sito fue considerado peligroso para la "seguridad nacional" francesa, y las autoridades de ese pa¨ªs decidieron actuar en consecuencia, "defendi¨¦ndose" de los peligrosos activistas de la organizaci¨®n ecologista, hundiendo el barco a bombazos y matando a Pereira. A?os despu¨¦s, el Estado franc¨¦s fue condenado en los tribunales y, entre otras cosas, obligado a indemnizar a la organizaci¨®n ecologista que pudo as¨ª botar un segundo Rimbow Warrior.
Hace mucho menos tiempo, apenas un par de meses, este buque sali¨® de nuevo a la palestra como consecuencia del juicio celebrado en C¨¢diz contra varios activistas de Greenpeace que, a bordo precisamente del Rimbow Warrior, bloquearon simb¨®licamente durante unas horas, en marzo de 2003, la entrada al puerto de Rota como protesta contra la guerra de Irak. Tal denuncia antibelicista debi¨® ser considerada tambi¨¦n como sumamente peligrosa para la "seguridad nacional", en este caso espa?ola, pues aunque las penas impuestas fueron finalmente menores, el fiscal pidi¨® nada menos que 12 a?os de c¨¢rcel para las personas juzgadas.
Por fin, esta misma semana, nos enteramos de que el FBI lleva m¨¢s de tres a?os vigilando a bastantes miembros de Greenpeace en los Estados Unidos. En este caso, la vigilancia parece haberse extendido a otras peligrosas organizaciones ciudadanas como People for the Ethical Treatment of Animals, o American Civil Liberties Union -la mayor y m¨¢s antigua organizaci¨®n de defensa de los derechos civiles en EE.UU-. Al parecer, todas ellas resultan sospechosas a los ojos de las autoridades norteamericanas, y potencialmente peligrosas para la "seguridad nacional" de ese pa¨ªs.
Es de sobra conocida la restricci¨®n de libertades que se produjo en los Estados Unidos tras los atentados del 11 de Septiembre. Semanas despu¨¦s de aquella barbarie supimos que cientos de personas -principalmente de origen ¨¢rabe o de religi¨®n musulmana- hab¨ªan sido detenidas y permanec¨ªan incomunicadas sin que se conocieran los cargos que pesaban sobre ellas. Despu¨¦s vino la invasi¨®n de Afganist¨¢n, y con ella la utilizaci¨®n de Guant¨¢namo como una especie de limbo jur¨ªdico, fuera del tiempo y el espacio, y al margen de cualquier control judicial, para amontonar prisioneros, con cargos o sin ellos, pero en todo caso "sospechosos". Incluso muchos ciudadanos europeos sintieron sobre sus cabezas la sombra de la sospecha cuando, en los aeropuertos norteamericanos, comenzaron a ser interrogados, desnudados, o simplemente invitados a compartir estancia, durante minutos u horas, con otras personas tambi¨¦n potencialmente peligrosas para la seguridad nacional de los EE.UU.
No es de extra?ar, por tanto, que la sospecha recaiga tambi¨¦n sobre las organizaciones civiles m¨¢s arriba nombradas. Ahora bien, lo curioso de todo esto es que los sospechosos siempre acaban siendo el mismo tipo de personas. Que sepamos, nunca se pone bajo vigilancia a gentes irresponsables que amenazan la seguridad de todos provocando guerras, destruyendo el medio ambiente, o generando pobreza y desigualdad. Son gentes respetables que no deben ser molestadas. No importa que sean integristas religiosos o que hayan tendido importantes negocios con Bin Laden, como es el caso del propio Bush. Tampoco est¨¢ bajo sospecha la organizaci¨®n potencialmente m¨¢s peligrosa que existe en los EE.UU., la Asociaci¨®n del Rifle, compuesta por gente igualmente respetable. Los peligrosos son quienes alzan su voz contra tantos desmanes. En Espa?a, durante el franquismo, eran considerados "vagos y maleantes". Hoy, acorde con los tiempos, se les denomina "amenazas a la seguridad nacional".
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