"Lo f¨¢cil es echar la culpa de casi todo a Bruselas"
Margot Wallstr?m es la segunda de a bordo de la Comisi¨®n Europea que preside Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso. El pol¨ªtico portugu¨¦s ha puesto en sus manos las relaciones institucionales y, sobre todo, la dif¨ªcil tarea de crear una estrategia de comunicaci¨®n, cartera de nuevo cu?o, con la que intentar vender mejor la Uni¨®n Europea al ciudadano. Una misi¨®n que parece resultar imposible justamente en este a?o, su primero de mandato, en el que la UE est¨¢ sufriendo m¨¢s reveses que nunca. El propio nombramiento de Barroso fue cuestionado, primero por el Parlamento Europeo, que despu¨¦s oblig¨® al italiano Rocco Buttiglione a renunciar a su cargo de comisario de Justicia por defender que la homosexualidad es un pecado. El curso ha terminado con el rechazo popular en Francia y Holanda a la Constituci¨®n europea, que tanto defendi¨® la Comisi¨®n Europea y la flamante vicepresidenta, representante en Bruselas del europe¨ªsmo n¨®rdico, y con el agrio desacuerdo en el ¨²ltimo Consejo Europeo sobre las l¨ªneas generales de los presupuestos de la UE para el septenio 2007-2013.
"No somos capaces de crear una estructura democr¨¢tica a escala europea. ?ste es un desaf¨ªo magn¨ªfico para la Uni¨®n Europea"
"Debo admitir que hasta el ¨²ltimo minuto confi¨¦ en el 's¨ª' franc¨¦s, dado que es un pa¨ªs tan europe¨ªsta, y me sent¨ª muy defraudada"
"Nuestra labor de pacificaci¨®n, por ejemplo, ya no tiene sentido individualmente. Hay que actuar a escala europea con el resto del mundo"
"Todo est¨¢ ahora m¨¢s politizado. El Parlamento Europeo ha demostrado su poder y nosotros sufrimos una fuerte presi¨®n"
"Tenemos que analizar cu¨¢les son los problemas reales de la gente y darles respuesta. Por eso debemos impulsar el debate a escala europea"
Pregunta. ?Esperaba usted un primer a?o tan dif¨ªcil en esta Comisi¨®n cuando fue nombrada el verano pasado?
Respuesta. Yo ya form¨¦ parte de la Comisi¨®n de Romano Prodi
[fue de 1999 a 2004 comisaria de Medio Ambiente], y tambi¨¦n las cosas eran dif¨ªciles, pero es verdad que ha habido temas en los ¨²ltimos meses que nos han distra¨ªdo mucho de nuestra agenda pol¨ªtica. Todo est¨¢ ahora m¨¢s politizado. El Parlamento ha demostrado su poder y nosotros sufrimos una fuerte presi¨®n. Nos toca demostrar que somos una Comisi¨®n para toda Europa y debemos encontrar el equilibrio adecuado.
P. ?Cree que la crisis puede dar, finalmente, un resultado positivo?
R. Sin duda. Tras una situaci¨®n dif¨ªcil, uno est¨¢ obligado a sacar conclusiones y a aprender de ello. Hemos aprendido que necesitamos colaborar m¨¢s estrechamente con el Parlamento uropeo aunque, de todos modos, creo que la atm¨®sfera pol¨ªtica actual es totalmente diferente, que la tensi¨®n es enorme, y eso se ha visto en el ¨²ltimo Consejo Europeo.
P. ?Sinti¨® usted como una derrota personal el rechazo a la Constituci¨®n de Francia y de Holanda?
R. No, porque se hab¨ªa identificado exactamente cu¨¢l era el papel de la Comisi¨®n en este asunto y estaba claro que la responsabilidad fundamental de esos referendos estaba en los pa¨ªses miembros. De hecho, no hemos recibido ninguna queja sobre el trabajo realizado.
P. ?Cu¨¢l fue su primera reacci¨®n?
R. Debo admitir que hasta el ¨²ltimo minuto confi¨¦ en el s¨ª franc¨¦s, dado que es un pa¨ªs tan europe¨ªsta, y que me sent¨ª muy defraudada. Pero de nuevo aqu¨ª hay que preguntarse cu¨¢les son las lecciones a aprender, sacar lo positivo de esta situaci¨®n. A mi modo de ver, tenemos que ser capaces de modernizar nuestro concepto de la Uni¨®n Europea, que naci¨® como un proyecto de paz. Ahora hay que mostrar a los j¨®venes cu¨¢l es el valor a?adido de la UE y c¨®mo ¨¦sta puede resolver los problemas que afrontamos hoy d¨ªa. Y hay que hacerlo de una forma democr¨¢tica y participativa, que es justamente lo que se echa de menos de la Uni¨®n. Hay que demostrar que la UE no s¨®lo garantiza la paz, sino tambi¨¦n la democracia. Tenemos muchos problemas transfronterizos, y por eso necesitamos una aut¨¦ntica democracia supranacional. Los debates, los medios, etc¨¦tera, se quedan siempre en el ¨¢mbito nacional. No somos capaces de crear una estructura democr¨¢tica a escala europea. ?ste es un desaf¨ªo magn¨ªfico para la Uni¨®n Europea.
P. Los sondeos posrefer¨¦ndum demostraron que los franceses no est¨¢n en contra de la Uni¨®n Europea, sino que quieren una Europa diferente a la actual.
R. Exactamente. Eso es lo que tenemos que analizar. Tenemos que saber qu¨¦ es lo que estamos haciendo mal. Tenemos que analizar cu¨¢les son los problemas reales de la gente y darles respuesta. Por eso debemos impulsar el debate a escala europea y conectar con nuestras sociedades.
P. Los Verdes y otras fuerzas pol¨ªticas, por ejemplo, proponen que referendos como el de la Constituci¨®n se desarrollen conjuntamente a escala europea.
R. Ser¨ªa estupendo, pero no me parece una soluci¨®n. Los pa¨ªses miembros no est¨¢n preparados para hacer eso porque tienen tradiciones democr¨¢ticas muy diferentes. No infravaloremos el hecho de que la democracia requiere tiempo.
P. Usted ha dicho que la situaci¨®n econ¨®mica en Francia y Holanda ha jugado su papel. ?No cree tambi¨¦n que las sociedades europeas ricas y opulentas son m¨¢s ego¨ªstas y menos solidarias, que hay demasiado miedo al futuro, a la globalizaci¨®n, a la competencia exterior?
R. Los an¨¢lisis han demostrado que la situaci¨®n econ¨®mica en Francia ha sido determinante en el resultado del refer¨¦ndum. Es evidente que la situaci¨®n nacional ha pesado y que la gente ha aprovechado para protestar. La situaci¨®n pol¨ªtica general afecta a la gente a la hora de analizar el papel de la Uni¨®n Europea o de los pol¨ªticos nacionales en general.
P. En el ¨²ltimo Consejo Europeo fueron los pa¨ªses m¨¢s ricos los que dificultaron el acuerdo financiero porque no quer¨ªan poner m¨¢s dinero para la ampliaci¨®n con pa¨ªses m¨¢s pobres. ?No cree, insisto, en que hay m¨¢s ego¨ªsmo y menos solidaridad en Europa?
R. No lo creo. O no quiero creerlo. Quiz¨¢ lo que pasa es que estamos sufriendo unos cambios important¨ªsimos, como la ampliaci¨®n a 10 nuevos pa¨ªses, lo que de hecho es parte del debate hoy d¨ªa. Creo que estamos sufriendo tambi¨¦n la globalizaci¨®n y viendo c¨®mo est¨¢ cambiando el papel de China. El resto del mundo est¨¢ mucho m¨¢s presente en general en nuestras vidas. Sufrimos tambi¨¦n una crisis energ¨¦tica y los efectos de la introducci¨®n del euro. Hemos cambiado Europa en s¨ª misma, y eso est¨¢ generando una cierta incertidumbre con vistas al futuro. La amenaza terrorista, los problemas medioambientales, que son m¨¢s importantes que antes; las cat¨¢strofes, el desempleo... Contra todo ello, la Uni¨®n Europea necesita tambi¨¦n que los ministros defiendan en casa lo que logran juntos aqu¨ª, porque lo f¨¢cil es echar la culpa de casi todo a Bruselas.
P. El resultado del refer¨¦ndum de Luxemburgo, que ha aprobado la Constituci¨®n europea por un 56%, ha dado cierto respiro...
R. Es una victoria psicol¨®gicamente importante. No importa la talla del pa¨ªs. Lo que cuenta es que el s¨ª ha ganado en un debate abierto e igualitario en unas circunstancias tan dif¨ªciles.
P. Usted es coautora de un libro titulado ?Por qu¨¦ es tan dif¨ªcil querer a Europa? ?Podr¨ªa dar usted una escueta respuesta a esta pregunta?
R. Creo que es porque la UE representaba algo realmente pragm¨¢tico. La idea de Jean Monnet [pol¨ªtico franc¨¦s considerado uno de los padres de la UE] fue la de crear instituciones fuertes para intentar resolver cosas concretas. Europa ha crecido y ahora es m¨¢s complicada. La cuesti¨®n actual es saber si queremos una organizaci¨®n grande y consistente o algo que s¨®lo se ocupe del tama?o de los pepinos. Es complicado mantenerse en ese terreno intermedio con instituciones que jueguen un papel a escala internacional y que al mismo tiempo bajen tanto al detalle. Por eso es dif¨ªcil querer a Europa.
P. El primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, dice que hay que cambiar radicalmente el presupuesto, dedicar menos a Agricultura y m¨¢s a pol¨ªticas que aumenten la competitividad, el empleo y el crecimiento. ?Est¨¢ usted de acuerdo con ¨¦l?
R. En primer lugar, hay que tener en cuenta que la ampliaci¨®n hay que pagarla a corto plazo. En segundo lugar, que si nos fijamos como prioridad el empleo, el crecimiento y la competitividad, pues hay que destinar recursos a ello. Todo el mundo sabe que, sin embargo, la mayor parte del presupuesto de la UE se la lleva la agricultura. Se hizo ya una importante reforma en 2003 que fue en la buena direcci¨®n, pero est¨¢ claro que hay que hacer m¨¢s todav¨ªa.
P. ?Qu¨¦ m¨¢s se podr¨ªa hacer?
R. Se puede desviar a¨²n m¨¢s dinero para desarrollo rural y recortar m¨¢s los subsidios directos.
P. ?Estar¨ªa usted de acuerdo en reducir los subsidios para los grandes terratenientes, por ejemplo?
R. Hay una serie de medidas que tambi¨¦n se podr¨ªan tomar, como terminar con las ayudas a la exportaci¨®n y a la producci¨®n del tabaco [ambas cosas ya decididas].
P. Es curioso comprobar que este asunto de las ayudas al campo sea el m¨¢s citado en las opiniones de los ciudadanos que participan en los debates de su blog
[http://weblog.jrc.cec.eu.int/page/wallstrom], donde tambi¨¦n se insiste mucho en que la Comisi¨®n Europea es una instituci¨®n elitista alejada de los ciudadanos.
R. S¨ª, deber¨ªamos hacer algo al respecto. Tendr¨ªamos que examinar, por ejemplo, lo que hacemos en los pa¨ªses miembros. Insisto en que los ministros deben ser capaces de defender lo que hacemos aqu¨ª porque se hace bas¨¢ndose en decisiones tomadas por ellos mismos. Podemos hacer muchas cosas todav¨ªa a trav¨¦s de la sociedad civil, de las ONG, invitando a mucha gente a discutir los temas que tenemos en la agenda.
P. Llama la atenci¨®n que los pol¨ªticos de la Comisi¨®n Europea sean tan distantes. Que la comisaria de Presupuestos, la lituana Dalia Grybauskat¨¦, acusara recientemente a los brit¨¢nicos de incoherencia por apoyar unos presupuestos para 2006 muy diferentes a lo que Blair ha defendido es una excepci¨®n total. Ustedes rara vez expresan sus opiniones p¨²blicamente.
R. Somos leales.
P. Yo dir¨ªa que son ustedes pol¨ªticamente correctos en exceso.
R. Por supuesto, pero es que nuestro papel es muy dif¨ªcil. Formamos parte de una Comisi¨®n en la que hay sensibilidades pol¨ªticas muy diferentes (somos casi a partes iguales socialistas, conservadores y liberales) e intentamos tomar las decisiones por consenso, procurando encontrar el equilibrio.
P. Pero al mismo tiempo resulta extra?o que los espa?oles nunca supieran, por ejemplo, qu¨¦ opinaba usted, como comisaria de Medio Ambiente, sobre el pol¨¦mico trasvase del Ebro.
R. Entiendo lo que quiere decir, pero mi papel no era tanto expresar mi opini¨®n como ayudar al debate en Espa?a, donde la divisi¨®n era total. Nosotros ten¨ªamos que actuar con mucho cuidado. Nuestro papel era recabar informaci¨®n t¨¦cnica y tender puentes entre las partes implicadas. No obstante, creo que siempre fuimos claros acerca de nuestros temores. Dijimos que una obra de tal envergadura supon¨ªa al mismo tiempo un da?o tremendo a la naturaleza y que nunca se prob¨® con ¨¦xito su necesidad; que hay que estar muy seguros acerca del efecto destructivo de la naturaleza que una serie de obras puede acarrear.
P. Le insisto en esto porque quiz¨¢ que ustedes fueran m¨¢s francos y directos les acercar¨ªa m¨¢s al ciudadano europeo. Al fin y al cabo, ustedes son pol¨ªticos; no funcionarios.
R. Absolutamente. Creo que usted tiene raz¨®n, pero tambi¨¦n creo que hay que elegir e identificar correctamente cu¨¢l es el papel de la Comisi¨®n Europea. Porque tambi¨¦n existe el riesgo de crear enemigos, lo que no es demasiado ¨²til. De todos modos, yo expreso muy abiertamente mis opiniones. No hay m¨¢s que ver mi blog.
P. ?ltimamente, los pol¨ªticos esgrimen con mucha frecuencia la defensa del modelo social europeo. ?Cree que hay realmente un modelo social europeo?
R. No todav¨ªa. Y, de hecho, pienso que deber¨ªamos debatir largamente cu¨¢l es el que queremos y que deber¨ªamos demostrar que es posible combinar crecimiento econ¨®mico con alta protecci¨®n social y altos est¨¢ndares medioambientales.
P. En ese terreno, los pa¨ªses n¨®rdicos son un buen ejemplo. Me gustar¨ªa conocer su opini¨®n sobre el papel que juegan en la UE. Creo que al principio se esperaba mucho de ellos en el terreno social, pero que ahora, en el club su desafecci¨®n y su euroescepticismo, han resultado algo frustrantes.
R. Es una cuesti¨®n muy dif¨ªcil. Creo que hubo un impacto n¨®rdico, como se lo denomin¨®, cuando Finlandia y Suecia se unieron a la Uni¨®n Europea. Las pol¨ªticas de igualdad, por ejemplo, conocieron un cierto impulso. Creo que tambi¨¦n aportaron apertura y transparencia y que han sido un modelo de inversi¨®n en investigaci¨®n y educaci¨®n, capaces al tiempo de ser pioneros en reformas, como ha hecho Suecia con las pensiones.
P. S¨ª, pero insisto. Si en Suecia hubiera ahora un refer¨¦ndum, no ser¨ªa sorprendente no s¨®lo que sus ciudadanos dijeran no a la Constituci¨®n, sino que dijeran no tambi¨¦n a la Uni¨®n Europea.
R. En efecto, se ha instalado un cierto escepticismo, pero, cr¨¦ame, hay mucha gente que se da cuenta de que hoy d¨ªa la ¨²nica manera de actuar es a escala europea, unidos. Nuestra labor de pacificaci¨®n, por ejemplo, ya no tiene sentido individualmente. Hay que actuar a escala europea con el resto del mundo.
Otras formas de hacer pol¨ªtica
MARGOT WALLSTR?M no pudo o no quiso reprimir las l¨¢grimas cuando rindi¨® homenaje p¨²blico a su amiga, la entonces ministra de Asuntos Exteriores de Suecia Anna Lindh, el mismo d¨ªa en que fue asesinada. Wallstr?m, a pesar del peso del formalismo de las instituciones europeas, ha ensayado t¨ªmidamente, pero con cierto ¨¦xito, otras formas de hacer pol¨ªtica, como la de presentar p¨²blicamente el resultado de un an¨¢lisis de sangre para demostrar la exposici¨®n de los europeos a las sustancias qu¨ªmicas. Lo hizo, entre otras cosas, para apoyar su proyecto de directiva para exigir mayor control de las sustancias qu¨ªmicas a la industria europea. El proyecto (REACH) sigue hoy negoci¨¢ndose ante la resistencia de la industria a afrontar el coste que supone la normativa.
Quiz¨¢ su mayor ¨¦xito durante su mandato al frente de Medio Ambiente en la Comisi¨®n Europea (de 1999 a 2004) fue lograr el respaldo total de la UE para comprometerse con los acuerdos de Kioto de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aprobando incluso una distribuci¨®n por pa¨ªses que tiene fuerza de ley, de manera que, en el futuro, Bruselas pueda pedir cuentas a todo aquel que no cumpla su objetivo particular. Desde este puesto le toc¨® lidiar con el espinoso asunto del Plan Hidrol¨®gico Nacional y el trasvase del Ebro hasta que el nuevo Gobierno espa?ol lo retir¨® el a?o pasado, ya casi al final de su mandato en la Comisi¨®n, para alivio de su equipo, que acumulaba decenas de denuncias contra el vasto proyecto.
Tambi¨¦n durante todo su mandato al frente de Medio Ambiente trascendi¨® a la prensa su permanente enfrentamiento con su colega espa?ola Loyola de Palacio, entonces vicepresidenta y responsable de Transportes y Energ¨ªa. Mientras Wallstr?m se manifest¨® siempre en contra de la energ¨ªa nuclear, De Palacio la atac¨® sistem¨¢ticamente en la l¨ªnea de flotaci¨®n argumentando que, sin energ¨ªa nuclear, Europa nunca alcanzar¨¢ el objetivo de Kioto. Fue un enfrentamiento versallesco nunca verbalizado p¨²blicamente con rudeza, sobre todo por parte de la sueca. Porque, por lo dem¨¢s, Wallstr?m es tan prudente y discreta como el resto de sus colegas, m¨¢xime ahora que le ha tocado una dif¨ªcil cartera de nuevo cu?o en la que, seg¨²n fuentes pr¨®ximas, no se siente c¨®moda del todo y desde la cual a?ora sus antiguas responsabilidades medioambientales.
Nacida en Suecia hace 50 a?os, casada y con dos hijos de 11 y 20 a?os, ocup¨® ya en 1974 un cargo t¨ªpicamente n¨®rdico, el de Ombudsman de la Liga Joven Social Dem¨®crata. Ha sido ministra de Asuntos Civiles, de Cultura y de Asuntos Sociales, y directora ejecutiva de una cadena de televisi¨®n regional. Ahora, desde Bruselas, desde su complicado puesto su obsesi¨®n es escuchar al ciudadano y ser capaz de vender el proyecto europeo a la gente m¨¢s joven que no ha conocido las devastadoras guerras del siglo XX. Aparentemente optimista por naturaleza, asegura no tener intenci¨®n de volver a la pol¨ªtica nacional, en la que a¨²n gobierna su partido.
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