El genocidio impune de Guatemala
Genocidio. Lo que ocurri¨® en Guatemala entre 1978 y 1983 -el denominado quinquenio negro del conflicto civil que martiriz¨® el pa¨ªs centroamericano entre 1962 y 1996- no tiene otro nombre. Esa es la calificaci¨®n jur¨ªdica que da la ONU a la represi¨®n perpetrada por el ej¨¦rcito de Guatemala sobre las comunidades mayas durante ese periodo. Esa es la idea inequ¨ªvoca que ofrecen, en su crudeza, las cifras: el balance de las violencias asciende, seg¨²n la ONU, a unas 200.000 v¨ªctimas, entre muertos y desaparecidos. El 93% de ellas, siempre seg¨²n Naciones Unidas, fueron causadas por las fuerzas de seguridad del Estado y, en su gran mayor¨ªa, pertenec¨ªan a la poblaci¨®n maya. En menor medida, la represi¨®n militar golpe¨® a opositores de los violentos reg¨ªmenes derechistas que se alternaron en el poder en las tres d¨¦cadas y media de conflicto.
El balance de las v¨ªctimas producidas por la violencia entre 1962 y 1996 asciende a unos 200.000 muertos y desaparecidos. De ellos, el 93% causados por el Estado
"Est¨¢ clara la incapacidad de la justicia guatemalteca para romper el muro de impunidad. La justicia espa?ola deber¨ªa actuar", se?ala Prudencio Garc¨ªa
Pero si las definiciones jur¨ªdicas y las cifras son significativas, las confesiones de algunos militares trazan directamente, con escalofriante nitidez, el dise?o de una barbarie aberrante cumplida en medio del m¨¢s absoluto desinter¨¦s del resto del mundo. Una masacre de la que nadie pudo, o quiso, o¨ªr los gritos. Y por la que nadie, hasta la fecha, ha cumplido un solo d¨ªa de c¨¢rcel. Un genocidio impune.
"Los de la inteligencia eran los encargados de sacarle la verdad a la gente. Les pon¨ªan una capucha con gamez¨¢n (agresivo qu¨ªmico), les sacaban los ojos con cuchara, les cortaban la lengua, les colgaban de los test¨ªculos...". "Yo les arranqu¨¦ las u?as de los pies y despu¨¦s los ahorqu¨¦... les picaba el pecho a los hombres con bayoneta, la gente [...] me suplicaba que no le hiciera da?o... pero llegaban el teniente y el comisionado... y me obligaban cuando ve¨ªan que yo me compadec¨ªa de la gente...".
Una masacre en la sombra
Estas escalofriantes confesiones -junto a otros miles de testimonios- fueron recogidas en la segunda mitad de los a?os noventa y publicadas en 1999 por la Comisi¨®n para el Esclarecimiento Hist¨®rico (CEH) sobre Guatemala de la ONU. De ella form¨® parte el investigador Prudencio Garc¨ªa, coronel retirado del ej¨¦rcito espa?ol y experto en materia de derechos humanos y sociolog¨ªa militar.
Como fruto de aquella experiencia, Garc¨ªa acaba de publicar El genocidio de Guatemala (editado por SEPHA), un an¨¢lisis de lo ocurrido en el pa¨ªs centroamericano en las ¨²ltimas d¨¦cadas; una reflexi¨®n sobre la violencia brutal "dirigida fundamentalmente desde el Estado en contra de los excluidos, los pobres y, sobre todo, la poblaci¨®n maya" para conservar "una estructura econ¨®mica caracterizada por la concentraci¨®n en pocas manos de los bienes productivos" y animada por "elementos de una cultura racista", seg¨²n reflejan las conclusiones de la CEH.
"El caso de Guatemala permanece en gran medida desconocido para la opini¨®n p¨²blica", observa Prudencio Garc¨ªa. "Sin duda, los excesos de Chile y Argentina, con sus fuertes repercusiones medi¨¢ticas, proyectaron una intensa sombra sobre los horrores, muchos m¨¢s graves, que se estaban desarrollando simult¨¢neamente en Guatemala, contribuyendo a que tales horrores pasaran inadvertidos a nivel internacional".
"En Guatemala", prosigue, "se han cometido atrocidades que resultar¨ªan incre¨ªbles si no estuvieran sobradamente documentadas: empalamientos, mutilaciones terribles, casos de antropofagia... S¨¦ que es muy duro describir esas cosas con los detalles aportados por los testimonios, pero soy de los que creen que en los casos de grandes atrocidades y genocidios resulta necesario dar a conocer a todo el mundo lo que pas¨® en realidad. El conocer lo ocurrido y profundizar en sus causas genera un cierto efecto vacuna, que dificulta su repetici¨®n". Por a?adidura, la necesidad de la verdad resulta reforzada por la "escandalosa e impenetrable impunidad que todav¨ªa protege a los responsables de aquella barbarie".
"Siempre es muy dif¨ªcil castigar a los altos responsables de este tipo de cr¨ªmenes. Pero en Guatemala el problema es que, a diferencia de otros pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, el ej¨¦rcito todav¨ªa no ha reconocido los grandes cr¨ªmenes cometidos y, al mismo tiempo, sigue manteniendo un incre¨ªble grado de control sobre la sociedad civil, incluido su aparato judicial. Aunque se ha logrado alguna sentencia excepcional en otro tipo de casos, sigue resultando imposible procesar y castigar a los culpables del genocidio", se?ala el analista.
Es una situaci¨®n inaceptable que, a pesar de las denuncias, permanece en segundo plano en las prioridades internacionales. "Ante el fracaso de la justicia guatemalteca, la Corte Penal Internacional es impotente, ya que no puede tratar retroactivamente de los delitos cometidos antes de julio de 2002, fecha de su entrada en vigor. La Corte Interamericana [dependiente de la Organizaci¨®n de Estados Americanos] tampoco tiene los poderes necesarios, ya que carece de atribuciones para condenar a los individuos, sino s¨®lo a los Estados. De hecho, ya ha condenado a Guatemala en casos de gran importancia, pero los grandes criminales siguen libres".
De all¨ª surge, argumenta Garc¨ªa, "la relevancia fundamental del papel que podr¨ªa y deber¨ªa jugar la justicia espa?ola, al igual de lo que se hizo respecto a los casos argentino y chileno. Pero, de momento, el ¨²ltimo pronunciamiento del Tribunal Supremo, en 2003, neg¨® [por ocho votos contra siete] que Espa?a pudiera aplicar en este caso la jurisdicci¨®n universal para enjuiciar los delitos de genocidio, torturas y terrorismo perpetrados en Guatemala". La decisi¨®n del Supremo confirm¨® una anterior, del a?o 2000, de la Audiencia Nacional.
"Se comprende hasta cierto punto", comenta Garc¨ªa, "que en el a?o 2000 la Audiencia Nacional decidiera as¨ª, alegando que s¨®lo hab¨ªa transcurrido un a?o desde el informe de la CEH, y que era necesario conceder m¨¢s tiempo a la justicia guatemalteca para ocuparse de los cr¨ªmenes en cuesti¨®n. Pero a estas alturas est¨¢ clara la absoluta incapacidad de aquella justicia para romper el muro de impunidad que sigue protegiendo a los responsables". La cuesti¨®n est¨¢ actualmente pendiente ante el Tribunal Constitucional.
La elecci¨®n de ?scar Berger como presidente de Guatemala, en enero de 2004, ha cambiado muy poco las cosas. El analista valora "negativamente y con pesimismo" la evoluci¨®n del pa¨ªs. De hecho, no s¨®lo la impunidad permanece, sino que la inseguridad ciudadana incluso ha crecido.
En 2004, en Guatemala -un pa¨ªs de unos 12 millones de habitantes con un PIB per c¨¢pita de 3.500 euros y con una superficie equivalente a un quinto de la de Espa?a-, se produjeron 4.346 muertes violentas. Fueron expulsados de la Polic¨ªa Nacional 542 agentes al ser sorprendidos en la comisi¨®n de delitos.
El general y ex dictador Efra¨ªn R¨ªos Montt -que estuvo en el poder entre marzo de 1982 y agosto de 1983- pudo presentarse a finales de 2003 a las elecciones presidenciales, finalmente ganadas por Berger, a pesar de la prohibici¨®n establecida por la Constituci¨®n guatemalteca para aquellos candidatos que fueron golpistas, como Montt. En Guatemala, la ley todav¨ªa no es imperativa para todos.
La rutina de la violencia
S?LO EN EL MES DE JUNIO, 83 personas fueron asesinadas en Guatemala, seg¨²n las estad¨ªsticas policiales. La cifra, en un pa¨ªs de unos 12 millones de habitantes, es el reflejo de la en¨¦sima ola de violencia que martiriza una sociedad incapaz de garantizar la seguridad ciudadana.
Ante los m¨²ltiples asesinatos de estas semanas, en m¨¢s de una ocasi¨®n el procurador de los derechos humanos de Guatemala, Sergio Morales, ha manifestado su preocupaci¨®n, subrayando que, por sus caracter¨ªsticas, los homicidios pueden ser el producto de una "limpieza social".
El presidente de Guatemala, ?scar Berger, asegur¨® -en unas declaraciones recogidas por EFE hace quince d¨ªas- que los cr¨ªmenes cometidos en las ¨²ltimas semanas son el resultado de una "guerra abierta" entre grupos de narcotraficantes y del crimen organizado. Berger se?al¨® que se trata de hechos "muy preocupantes", pero matiz¨® que se trata de actos de violencia que no se dirigen en contra de la poblaci¨®n y que en los ¨²ltimos meses ya no se producen "secuestros, asaltos a autobuses o bancos".
Sin embargo, las cr¨®nicas hablan de ciudadanos asesinados durante atracos y de adolescentes asesinadas por oponer resistencia a los delincuentes que pretenden violarla. Las 'maras', nombre con el que se conocen las temibles pandillas juveniles, cada vez m¨¢s acosan y amedrentan la ciudadan¨ªa.
A finales de junio, un grupo de hombres armados irrumpi¨® en la comunidad de San Lucas Tolim¨¢n -110 kil¨®metros al oeste de la capital-, donde arengaron a los parroquianos y advirtieron de que "ajusticiar¨ªan" a todos los delincuentes de la zona. Los hombres dejaron colgada una pancarta en la que se identificaron como "grupo de limpieza social".
Entre las densas nubes negras que oscurecen el horizonte guatemalteco hay que se?alar un prometedor rayo de luz: la orden de detenci¨®n emitida por la Fiscal¨ªa General de Guatemala en contra del ex presidente Alfonso Portillo (2000-2004) por los delitos de peculado y malversaci¨®n de fondos p¨²blicos, el pasado 8 de julio. Portillo es acusado por la Fiscal¨ªa de ser el principal responsable del desv¨ªo de 120 millones de quetzales (13 millones de euros) que desaparecieron tras ser transferidos al Ministerio de Defensa. La Fiscal¨ªa ha anunciado que pedir¨¢ la extradici¨®n del ex presidente a M¨¦xico.
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