Tes¨®n taurino
Dos novilleros mostole?os logran que el gobierno local les d¨¦ una oportunidad en las fiestas de septiembre
Daniel Sastre lleva nueve a?os so?ando con ser figura del toreo. Este vecino de M¨®stoles, de 24 a?os, tiene pinta taurina: cara de campero, voz con acento marcado, ¨¢spero, y cierta mueca de decepci¨®n, como si ya hubiese olido alguna vez el alientazo del fracaso.
Su biograf¨ªa est¨¢ repleta de zancadillas y sinsabores pero su tes¨®n es tan fuerte que acaba de conseguir la promesa del gobierno municipal (PP) de que actuar¨¢ en las pr¨®ximas fiestas patronales de septiembre. Esa misma obstinaci¨®n fue la que le abri¨® las puertas de la escuela taurina de Alcorc¨®n en 1995. "A mis padres no les hac¨ªa gracia que yo tirase por esos derroteros, as¨ª que me estuvieron enga?ando durante un par de a?os. Al final, como yo segu¨ªa cabezota con el asunto, no tuvieron m¨¢s remedio que ceder", rememora. La "culpa" indirecta de la afici¨®n del ni?o por los toros la tuvo el padre. "Me llevaba a las plazas cuando yo ten¨ªa tres o cuatro a?os; recuerdo la de Benidorm cuando ¨ªbamos a veranear all¨ª. Aquello me encantaba", apunta orgulloso.
Ante la falta de oportunidades en Espa?a, Daniel se fue "a hacer las Am¨¦ricas"
De su paso por la escuela de Alcorc¨®n a?ora las ense?anzas de su maestro, Jos¨¦ D¨ªez, que le llen¨® de experiencias la mochila con la que, dos a?os despu¨¦s, Daniel ingresar¨ªa en la escuela de tauromaquia de Madrid. Aquella fue una ¨¦poca de sabor agridulce. "Por un lado recuerdo con cari?o las amistades que hice en la escuela con figuras como Mat¨ªas Tejela o Iv¨¢n Garc¨ªa, que tambi¨¦n es de M¨®stoles. Los dos han conseguido algo importante pero tambi¨¦n hab¨ªa compa?eros que lo han dejado, que siguen luchando o que han tenido que abrirse un hueco en este mundo haci¨¦ndose banderilleros", relata. "Lo m¨¢s amargo", contin¨²a, "es ver que all¨ª no ¨¦ramos todos iguales, hab¨ªa favoritismos y costaba mucho trabajo destacar".
Daniel no tiene parientes adinerados capaces de comprar el novillete de turno para que el ni?o se foguee. "Yo tengo el apoyo de mi familia y la confianza de dos personas dispuestas a ayudarme pero, claro, no disponen de 25 millones de pesetas para organizar una campa?a con 40 novilladas", dice.
Consciente de que sin dinero las aspiraciones de ser un figura del toreo estaban a punto de esfumarse, este joven se abraz¨® de nuevo a su constancia y logr¨® que su nombre luciera en el cartel de una novillada en la plaza de toros de M¨®stoles, el 28 de abril de 2001. "El d¨ªa del estreno fue muy especial; no estaba nervioso sino tranquilo y seguro y todo sali¨® perfecto: los novillos eran buenos, la gente se divirti¨® bastante y yo sal¨ª a hombros con Iv¨¢n Garc¨ªa despu¨¦s de cortar tres orejas", se emociona. Por la noche, Daniel se acost¨® barruntando su particular "cuento de la lechera". So?¨® que por la ma?ana su tel¨¦fono le comunicar¨ªa decenas de ofertas y contratos. El mutismo le hiri¨® con m¨¢s fuerza que una cornada.
Ya en invierno, la oportunidad apareci¨® a trav¨¦s de un compa?ero de la escuela taurina, Rafael Orellana. "El padre de este amigo es matador de toros en Venezuela y nos consigui¨® un contrato", suspira. As¨ª que, con s¨®lo 20 a?os se march¨® a "hacer las Am¨¦ricas". A pesar de vivir en pensiones, donde el toro de la calle es m¨¢s amenazante casi que el novillete del coso, la jugada sali¨® bien. "Salieron hasta cinco contratos", recuerda Daniel.
De regreso a casa, este novillero se fue forjando en festejos de los pueblos de la sierra madrile?a y en ciudades como Toledo o Guadalajara donde tuvo que enfrentarse a toros "muy fuertes" porque la ausencia de un padrino le imped¨ªa "escoger". "Fue un tiempo de rodaje hasta 2003 en que volv¨ª a la plaza de M¨®stoles pero no triunf¨¦ por culpa de la espada", apunta.
Ahora disfrutar¨¢ de una tercera oportunidad que ha conseguido a fuerza de insistir. "Al principio el equipo de gobierno no nos recib¨ªa porque dec¨ªan que la feria ya estaba cerrada, pero despu¨¦s reaccionaron y nos han preparado la novillada del 17 de septiembre", se?ala Daniel, quien no dud¨® en recurrir al PSOE en la oposici¨®n para salirse con la suya.
Junto a este vecino de M¨®stoles actuar¨¢ Jorge Romero, un joven de 22 a?os, pelo engominado, traje moderno y voz de maletilla, y Alejandro Parrado, otro aspirante a matador de toros que reside en el municipio. "?sa ser¨¢ una fecha muy importante, hay que hacer algo grande y dejar a la gente contenta", dice Daniel. Pero -otra vez la obstinaci¨®n- las miras de este novillero van m¨¢s all¨¢ de las fiestas patronales. "Hay una persona que tiene mucha fe en m¨ª y quiere ponerme en la plaza de toros de Madrid y eso me mantiene con m¨¢s ilusi¨®n que nunca".
La plaza de toros de M¨®stoles luce todas las tardes la estampa de un foro romano. Banderilleros novatos se sientan a escuchar las cuitas de maestros veteranos como Vicente Yestera o Chocolate, mientras que diestros como El Fundi y algunos toreros de plata se fajan con el carrito. Los novilleros piden consejo a los toreros retirados que van a pasear por la plaza "para mantener el tipo", y los m¨¢s biso?os aprenden de escuchar las vivencias de sus mayores. "Nos juntamos entre 20 y 25 toreros y banderilleros de todas las edades y categor¨ªas", describe Daniel Sastre, que confiesa dedicar todo su tiempo al mundo del toro. "En invierno me gano la vida como pintor y en cuanto salgo de trabajar me vengo a la plaza a ensayar, no tengo tiempo de salir ni de fijarme siquiera en las chicas", reconoce.
El objetivo de este mostole?o es pedir la alternativa en un m¨¢ximo de dos a?os. "El toro no te pide el carn¨¦ de identidad sino estar preparado y ser capaz de expresar clase, valor y arte, y yo voy a estar listo para entonces", vaticina. Lo que m¨¢s desea es que ese momento se celebre en la plaza de M¨®stoles, cuyo tendido vac¨ªo arropa cada tarde los sue?os del novillero.
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