Aprobados
El primer curso pol¨ªtico de la presente legislatura finaliza entre gruesas trifulcas parlamentarias, como por estos pagos tiende a resultar cada vez m¨¢s habitual. No pod¨ªa ser de otro modo, dada la pol¨ªtica de la venganza que practica el Partido Popular, que no ha dudado en aprovechar la ocasi¨®n que le brindaba el tr¨¢gico accidente del incendio forestal de Guadalajara para montar en las Cortes toda una escena justiciera, en claro ajuste de cuentas que ansiaba hacerle pagar al Partido Socialista la deuda contra¨ªda hace dos a?os y medio a cuenta del desastre del Prestige: donde las dan, las toman. Todo ello a la espera de que un futuro y quiz¨¢ probable atentado islamista les permita cobrarse cumplida venganza por el usufructo socialista del 11/14-M.
Pero, hablando de incendios forestales, los ¨¢rboles ardiendo de las broncas parlamentarias no deben impedirnos contemplar el estado del bosque pol¨ªtico. Este curso que ahora finaliza resultaba muy dif¨ªcil de superar para ambos contendientes: el Gobierno en minor¨ªa de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y la precaria oposici¨®n que a duras penas lidera Mariano Rajoy. En efecto, no s¨®lo estaba jalonado por imprevisibles pero decisivos concursos electorales, que significaban aut¨¦nticos tests para sus respectivos liderazgos, sino que adem¨¢s se trataba del primer curso completo al que ambos se enfrentaban desde sus flamantes cargos a la cabeza del Gobierno y de la oposici¨®n, inesperadamente alcanzados contra todo pron¨®stico como consecuencia indirecta de una masacre como la del 11-M, cuyas explosivas secuelas pol¨ªticas ten¨ªan que afrontar desde una imposible comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n. Y la verdad es que, dadas las complejas circunstancias que concurr¨ªan, se puede considerar que ambos competidores han superado la prueba con un aprobado.
En el caso de Mariano Rajoy, su aprobado es muy bajo de puro raspado, si tenemos en cuenta que no ha conseguido alcanzar ninguno de sus objetivos electorales y pol¨ªticos, habiendo perdido no s¨®lo el poder en Galicia, sino, adem¨¢s, el debate del estado de la naci¨®n. Pero dentro de lo que cab¨ªa esperar, se ha tratado de derrotas bastante dignas. La argumentaci¨®n que esgrimi¨® en aquel debate con Zapatero fue convincente y, al parecer, result¨® irrebatible, pues el presidente del Gobierno, en lugar de darle cumplida respuesta, se sali¨® por la tangente con el demag¨®gico brindis al sol de una improvisada oferta de paz a ETA.
Y en cuanto a la derrota gallega, hay que atribuirla al final del ciclo de Manuel Fraga. Por lo dem¨¢s, bastante ha hecho Mariano Rajoy con resistir inc¨®lume el estrecho cerco que sufre a manos de los hombres de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, conjurados para vengar la memoria del hombre que los fabric¨®. A partir de ahora, es de prever una traves¨ªa del desierto mucho m¨¢s tranquila.
Pero mientras tanto, Mariano Rajoy deber¨¢ seguir cultivando la estrategia de la tensi¨®n para retener la lealtad de su electorado radical, evitando su posible abstencionismo, pues tiempo tendr¨¢ al final de la legislatura para rectificar girando al centro reformista en busca del voto moderado.
En cuanto a Rodr¨ªguez Zapatero, su aprobado es bastante m¨¢s holgado, pues el s¨®lo hecho de haber salido vivo de un primer curso pol¨ªtico tan envenenado como parec¨ªa el suyo, sin haber sufrido ning¨²n revolc¨®n electoral o pol¨ªtico, deber¨ªa hacerle acreedor de un notable cuando menos. Tanto m¨¢s si tenemos en cuenta que ya ha sacado adelante con ¨¦xito su m¨¢s vistosa agenda de extensi¨®n de los derechos civiles a mujeres, homosexuales e inmigrantes. Y que ahora, con dos a?os libre de contiendas electorales, dispone de margen para cumplir su laboriosa agenda social, centrada en la vivienda, la flexibilizaci¨®n laboral, la emancipaci¨®n juvenil y la dependencia de mayores e incapacitados.
Pero pese a este panorama optimista, existen sombras que impiden elevar su calificaci¨®n hasta un notable que le vendr¨ªa grande. Y no lo digo s¨®lo por el evidente fracaso de su pol¨ªtica exterior, sino sobre todo por el avispero en que se ha metido con la encallada cuesti¨®n catalana, de la que depende su precaria mayor¨ªa parlamentaria. Esta asignatura la ha suspendido merecidamente, dej¨¢ndola colgada para septiembre.
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