?Qu¨¦ pena de Madrid!

Dicen que la culpa es del pliego de condiciones que la Comunidad de Madrid impone a la empresa. Pues, si es as¨ª, alguien con dos dedos de frente deber¨ªa solucionar tama?a desaguisado. Ofrecer por obligaci¨®n corridas en verano hace a?os que qued¨® demostrado que es un desatino. Primero, porque los toreros que interesan prefieren bordear Madrid; segundo, porque los toreros que vienen buscan una oportunidad y esperan que suene una flauta de dif¨ªcil sonido; tercero, porque el espect¨¢culo que se ofrece s¨®lo puede interesar a unos animosos turistas de paso por la Cibeles.

Y cuarto, porque los toros que se lidian son los peores del campo, ejemplos vivientes de la degradaci¨®n ganadera, y cuya presencia en las Ventas s¨®lo lo explica su bajo precio.

El binomio toreros modestos y toros imposibles ofrece nulas esperanzas para el espect¨¢culo. As¨ª, resulta penoso asistir, domingo tras domingo, a un festejo deprimente e impropio de la categor¨ªa de esta plaza. Ayer se lidi¨® una corrida de Isa¨ªas y Tulio V¨¢zquez que si alguna vez alcanz¨® fama entre la torer¨ªa, hoy por hoy es carne de matadero; pero carne barata, sin duda. Seis toros bien presentados, pero absolutamente infumables, flojos y descastados, deslucidos, broncos, sin recorrido, sin una sola cualidad que les acercara a su condici¨®n de toros bravos. Y junto a ellos, toreros desconocidos que, entre los tres, no alcanzan la decena de festejos en la presente temporada, con la firme esperanza de que salga el toro so?ado que modifique el curso de sus vidas. Pero ¨¦sa es tarea casi imposible. Si sale ese toro, probablemente no ocurrir¨¢ nada porque s¨®lo con ilusi¨®n no se puede ser figura. Y si sale el marrajo, se pone en evidencia su falta de oficio.

An¨ªbal Ruiz, Mart¨ªn Quintana y Alberto ?lvarez son los nombres de estos aspirantes a h¨¦roes que bastante premio alcanzaron con salir por sus propios pies de la plaza. No hubo un lance, ni un quite, ni un muletazo, ni una estocada... Quiz¨¢, es que no pod¨ªa haberlos con toros de tan mala condici¨®n, con la cara siempre por las nubes y una embestida corta, incierta y probona; quiz¨¢, es que no pod¨ªa haberlo con toreros de tan escasos recursos. ?Qu¨¦ pena de Madrid!