Aqu¨ª Ecuador
Madrid en verano y en festivo, la ciudad se vac¨ªa al comp¨¢s del calendario laboral, los madrile?os que no est¨¢n de vacaciones se preparan para tom¨¢rselas y han abandonado las calles. La festividad de Santiago pasa casi inadvertida, ha ca¨ªdo en lunes, ¨²ltimo d¨ªa de puente, d¨ªa de retorno y de calvario para los ausentes que regresan. Las carreteras son un infierno y la ciudad, un purgatorio. Bajo un sol de plomo, a la hora de la siesta, sin el estruendo de las obras y del tr¨¢fico, la ciudad parece otra ciudad, de otro continente, de otro mundo. Por la semides¨¦rtica Gran V¨ªa circulan espor¨¢dicos grupos de turistas con informales atuendos playeros, el claqueteo de sus chanclas marca el ritmo de sus pasos ociosos. Turistas e inmigrantes forman el grueso de la poblaci¨®n ambulante. Pandillas de adolescentes latinos exploran la jungla de asfalto y hormig¨®n por la senda de los elefantes de la Gran V¨ªa, sus pasos son silenciosos porque ellas y ellos usan calzado deportivo, pero la algarab¨ªa de sus voces compensa la levedad de su caminar y crea la m¨²sica de fondo de esta tarde de verano en la capital de... Ecuador. La huida de los madrile?os a sus caladeros y tostaderos estivales ha dejado la ciudad en sus manos. De Ecuador y Colombia, de Marruecos, de Senegal y de la China, en las calles y en los comercios, en los bares y en los locutorios, los inmigrantes no se toman vacaciones y en el cercano agosto, cuando la mayor parte de los establecimientos cuelguen el consabido cartel de cierre, todo el comercio de la ciudad quedar¨¢ a su cargo.
Todo Ecuador est¨¢ en Madrid y en Ecuador est¨¢ Esperanza Aguirre. En uno de los barrios m¨¢s pobres de Quito, la presidenta madrile?a es recibida por un grupo de ni?os que hacen flamear banderitas espa?olas de papel, los mayores aplauden para agradecer los 250.000 euros que la Comunidad de Madrid entregar¨¢ para dotar a la zona de alcantarillado y electricidad, ma?ana firmar¨¢ parecidos compromisos en Colombia. En Quito y en Bogot¨¢, el p¨²blico, sabe muy bien d¨®nde est¨¢ Madrid, porque en Madrid est¨¢n sus padres, sus hijos, sus parientes y amigos, porque en Madrid estar¨¢n muchos de ellos dentro de un tiempo, porque en Madrid hay luz el¨¦ctrica y alcantarillado y en los colegios hay ordenadores como ¨¦sos que Esperanza Aguirre ha prometido a los alumnos de los colegios de la regi¨®n de Pichincha, hermanada desde ayer con Madrid. Con esos ordenadores, los estudiantes ecuatorianos podr¨¢n chatear o recibir correos de los amigos y familiares de Madrid, clientes habituales de los cientos de locutorios que los inmigrantes latinoamericanos han montado en la ciudad; mensajes y dinero, dinero que tal vez sirva para comprar el pasaje a Madrid para sus padres y sus hermanos, hijos, esposas o maridos; dinero que deber¨ªa servir para garantizar el regreso a la patria en condiciones dignas al fin de su destierro. Los dineros de las alcantarillas y los ordenadores que ha llevado Esperanza a las Am¨¦ricas no son un regalo, "vamos a invertir...", dijo la presidenta, pero tampoco se trata de fondos de inversi¨®n, m¨¢s bien se trata de una compensaci¨®n, de la devoluci¨®n de una ¨ªnfima parte de la plusval¨ªa que los inmigrantes ecuatorianos y colombianos acumulan en Madrid, en puestos de trabajo generalmente eventuales, siempre mal pagados y, muchas veces, sucios, en esos trabajos que los nativos no quieren realizar y descargan en sus espaldas mojadas por el sudor. Una parte de ellos se quedar¨¢ para siempre entre nosotros, se har¨¢n m¨¢s nuestros y seremos m¨¢s suyos, otros volver¨¢n a su tierra y una parte cumplir¨¢ su otro sue?o americano, que no est¨¢ en Colombia, ni en Ecuador, sino mucho m¨¢s al norte, sue?o de Nueva York, California o Miami.
Los j¨®venes latinos que el d¨ªa de Santiago Ap¨®stol, pasean por la Gran V¨ªa, visten y calzan de "americanos", y s¨®lo son "americanos", seg¨²n el lenguaje pol¨ªticamente incorrecto pero revelador, los que viven al norte de M¨¦xico y al sur del Canad¨¢. Los j¨®venes latinos de la Gran V¨ªa llevan camisetas y gorras de b¨¦isbol con mensajes en ingl¨¦s y esta tarde van a ver una pel¨ªcula "americana" y comer¨¢n palomitas y hamburguesas al estilo "americano" con grupos de j¨®venes madrile?os que visten y calzan y comen y sue?an con "Am¨¦rica". A unos y a otros, a ellos y a nosotros, nos ha tocado hacer de "indios", otros a los que les robaron el nombre, en esta pel¨ªcula.
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