Gardiner y Mr.Chance
Existe el pensamiento. Y luego est¨¢ esto otro: "En todo jard¨ªn hay una ¨¦poca de crecimiento. Existe la primavera y el verano, pero tambi¨¦n el oto?o y el invierno, a los que suceden nuevamente la primavera y el verano. Mientras no se hayan seccionado las ra¨ªces, todo est¨¢ bien y seguir¨¢ estando bien". Quien lo dec¨ªa era el experto financiero Chauncey Gardiner, respondiendo al presidente de los EEUU en relaci¨®n con la situaci¨®n por la que atravesaba la Calle, Wall Street; era Mr. Chance, el jardinero-autista creado por Jerzy Kosinski (Desde el jard¨ªn, 1970, adaptada al cine, con gui¨®n del autor y protagonizado por Peter Sellers, como Bienvenido, Mr. Chance, 1979, por resonancias berlanguianas). "Debo reconocer, se?or Gardiner -le respondi¨® el presidente-, que hace mucho, mucho tiempo no escucho una observaci¨®n tan alentadora y optimista como la que acaba de hacer", y continuaba elogiando a su confidente para temas financieros y haciendo sofisticadas apreciaciones a partir de aquella observaci¨®n naturalista de las finanzas.
Mr. Chance fue creado como el gran enigma de la pol¨ªtica americana y su parodia. Jardinero formado desde ni?o junto a su amo, incapaz de reconocer nada que no tuviera que ver con su peque?o jard¨ªn y lo visto en TV, era transformado, por un leve embrollo, en un ser de apreciaciones extraordinarias por su sencillez; influyente en Wall Street y en el entorno del presidente; incre¨ªble im¨¢n para el dinero, el poder y el sexo. Finalmente, tras caer el viejo presidente, era nominado candidato. En la fiesta de nominaci¨®n, Chance sinti¨® que todo lo que hab¨ªa conocido fuera de su mundo, el jard¨ªn, se desvanec¨ªa al ver a su "amante" en brazos de un condecorado general. Atravesando la nube de c¨¢maras que le esperaba, tras cruzar un port¨®n, se encontr¨® en un jard¨ªn. En un-su jard¨ªn. "Ni un solo pensamiento turb¨® la mente de Chance -dice Kosinski-. La paz reinaba en su coraz¨®n". Estaba de nuevo en el jard¨ªn, el sencillo y seguro jard¨ªn.
Hay en la breve novela una inquietante visi¨®n del ser humano. Luis Bu?uel hablaba de ella como del libro que m¨¢s le hab¨ªa impresionado. Y hay, sobre todo, una acerada visi¨®n sobre el mundo de la pol¨ªtica conectada a los media -que es lo que aqu¨ª interesa-. Frases, esl¨®ganes, sonrisas, gestos,... vac¨ªo. Un vac¨ªo que sin embargo atrae a los media: TV, peri¨®dicos, revistas. Atrae al poder.
Me resulta duro transponer esa cr¨ªtica ¨¢cida a la pol¨ªtica espa?ola (son personas, gente que conoces). Pero ?cu¨¢nto de Mr. Chance hay en Ibarretxe o Zapatero? Verdaderamente da qu¨¦ pensar. Y duele. Duele porque uno se mueve entre el respeto debido a las personas y a las instituciones, y la necesidad de decir lo que ve. Duele porque creer en los Chances que corren por ah¨ª puede llevarnos a la ruina.
Sobre Ibarretxe tenemos ya alg¨²n recorrido muy cr¨ªtico. Creo que, si no bien matizado, s¨ª bien enfocado. ?Y Zapatero? Preocupa, preocupa a mucha gente sensata este experimento sobre "organizaci¨®n territorial", nacionalismo y poder que se est¨¢ organizando de un tiempo aqu¨ª en Espa?a. Preocupa a quienes pens¨¢bamos que los experimentos, con gaseosa. Preocupa a quienes vivimos de cerca lo que sea que vaya a ocurrir con el final de ETA (un asunto que ya se da por descontado). Preocupa. Y ning¨²n pol¨ªtico toma nota de ello. Ninguno (con alguna saludable excepci¨®n).
Se me ocurre que un proceso de reforma de ese calado pod¨ªa iniciarse a partir de una demanda de Catalu?a, seguirse con una ley org¨¢nica de reforma del Senado como c¨¢mara territorial y retoques de la Constituci¨®n, la disoluci¨®n de las Cortes y nuevas elecciones constitutivas. Luego, y s¨®lo luego la actualizaci¨®n de los estatutos que lo necesitaran, y una reforma de las haciendas para que cada cual recaude y gaste de lo suyo.
Y, sin embargo, uno oye cosas como "si se ponen ustedes de acuerdo yo lo avalar¨¦" (barra libre, dec¨ªa Santos Juli¨¢), "todo acabar¨¢ encajando", "CiU, con su actitud, puede perderse la que ser¨¢ una transformaci¨®n hist¨®rica" (?cu¨¢l?), "a simpat¨ªa nadie nos gana a los espa?oles" (y los JJOO fueron para Londres, que son unos desaboridos), "debe confiarse en el gobierno, porque es quien tiene los datos", y otras lindezas igual de vac¨ªas. Ni Mr. Chance ni Gardiner (jardinero, su alter ego), los ciudadanos tenemos el derecho de saber y de exigir responsabilidad e inteligencia a los gobernantes. Lo tenemos. No nos vale con talante y guarnici¨®n de sonrisas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.