El padre (negro) de la novia

En 1967, cuando a¨²n coleaban en EE UU las reuniones de los lobos del Ku Klux Klan, Stanley Kramer llev¨® a los cines Adivina qui¨¦n viene esta noche, una aproximaci¨®n a la intolerancia m¨¢s familiar, m¨¢s sibilina, m¨¢s dif¨ªcil de encajar, m¨¢s complicada de controlar, ¨¦sa que siempre viene encabezada por la frase "yo no soy racista, pero...". En los inicios del nuevo milenio, ese choque de comunidades sigue vigente. Un dato cultural aparentemente f¨²til lo corrobora: ?cu¨¢ntas pel¨ªculas de Hollywood han presentado en los ¨²ltimos a?os con total normalidad a una pareja mestiza? ?Cu¨¢ntas escenas de sexo se han visualizado en una pantalla de cine, protagonizadas por dos estrellas de razas distintas? El racismo encubierto de las pel¨ªculas de, por y para blancos ha encontrado respuesta en un fen¨®meno que tampoco es que sea una novedad (la blaixpotation de los setenta as¨ª lo demuestra): las producciones de, por y para la comunidad afroamericana, que con bajos presupuestos y un star system racial muy particular (Ice Cube, Bernie Mac, Cedric the Entertainer...) hace ganar monta?as de dinero a las productoras de Hollywood gracias a una inmensa mayor¨ªa de espectadores afroamericanos. Unas pel¨ªculas en las que los chistes se ceban con los blancos y en las que tambi¨¦n resulta imposible ver una escena de sexo mestiza.

Adivina qui¨¦n, remake de la pel¨ªcula de Kramer, en la que se sustituye al padre blanco intolerante con el novio negro de su hija por el padre negro intolerante con el prometido blanco de la suya, supone un paso adelante en la normalizaci¨®n-reconciliaci¨®n, pero el hecho de que la pel¨ªcula exista evidencia que algo sigue oliendo a podrido. Esta nueva versi¨®n opta por la comedia desenfadada en lugar del an¨¢lisis dram¨¢tico-social del filme de Kramer. Para ello recurre al retrato del padre de aire inquisidor pero con gran sentido del humor, un dibujo que bordaba el Bill Cosby televisivo de los ochenta y que tiene como referentes El padre de la novia y Los padres de ella. En este sentido, el gui¨®n de Adivina qui¨¦n resulta mucho m¨¢s afortunado con el chiste verbal que con el visual. As¨ª, las r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas suelen ser eficientes, cuando no brillantes espor¨¢dicamente, pero la mayor¨ªa de las secuencias de enredo basadas en el gag que se ve y no se escucha son desoladoras, casi de verg¨¹enza ajena.