El baile de Cort¨¦s conmueve a Roma
M¨¢s de 3.000 personas vibran en el Foro It¨¢lico con 'Mi soledad', su nueva creaci¨®n
El bailar¨ªn-bailaor Joaqu¨ªn Cort¨¦s (C¨®rdoba, 1969) protagoniz¨® el jueves en Roma un rotundo triunfo de p¨²blico en el estreno de su nueva obra, Mi soledad, donde se bate en solitario sobre la escena: casi dos horas de danza pasional y entregada acompa?ado de una orquesta de 20 m¨²sicos y cantaores. El estreno estuvo precedido por la cancelaci¨®n sugerida por el propio artista dos d¨ªas antes, al no cumplir el escenario del Foro It¨¢lico con las condiciones t¨¦cnicas exigidas. Tras una ¨¦poca de imprecisiones y dudas, Cort¨¦s regresa ratificando que es el mejor de su generaci¨®n.
En el espect¨¢culo hay intimidad, recogimiento y hondura
La calurosa tarde del pasado martes, Joaqu¨ªn Cort¨¦s se acerc¨® hasta el Foro It¨¢lico para un ensayo general con sus m¨²sicos y cantaores; la sorpresa fue may¨²scula: el escenario hab¨ªa sido levantado a casi dos metros de altura, con lo que las m¨¢s de 600 localidades de la platea principal, las m¨¢s caras, no ve¨ªan m¨¢s que la cara del bailar¨ªn. Sin dudarlo, Cort¨¦s decidi¨® suspender: "No se puede enga?ar al p¨²blico. Esto hay que arreglarlo con toda conciencia", dijo. Los organizadores locales aceptaron su error, al parecer debido a una cota equivocada en el proyecto, y el concierto se traslad¨® a la noche del jueves, dentro de las 48 horas reglamentarias que prev¨¦ el famoso decreto 9 de la Ley del Espect¨¢culo italiana, que as¨ª exonera a la empresa de devolver el importe de las localidades. Se hab¨ªan vendido algo m¨¢s de 4.000 entradas de un aforo de 5.300. Por fin, la platea fue elevada un metro y as¨ª esas localidades recuperaron una visi¨®n total de la escena.
La prensa italiana ha dedicado p¨¢ginas enteras estos dos d¨ªas con elogios a la seriedad del artista cordob¨¦s, que prefiri¨® sacrificar su deb¨² romano (verdadera pista de despegue de su gira europea) antes de hacer una chapuza de recital. Antes de Roma, la obra se represent¨® en dos ciudades con ¨¦xito y sin problemas: Padua y Tur¨ªn, en ambas con todas las entradas vendidas (a¨²n le faltan siete ciudades italianas en las pr¨®ximas semanas). Cort¨¦s sab¨ªa que tambi¨¦n con esa decisi¨®n sacrificaba aforo en Roma: a la cita del jueves por fin acudieron 3.000 entregados espectadores: "Ha valido la pena. Hay que hacer las cosas bien y, sobre todo, con un p¨²blico que me es fiel y que exige de m¨ª esa misma fidelidad", declar¨® antes de la velada. La noche transcurri¨® entre aplausos y con una grader¨ªa que se ca¨ªa literalmente de emoci¨®n, como en un concierto de rock. Y es que este bailar¨ªn singular trabaja en un formato de esas caracter¨ªsticas y escala, algo que en la danza no pasaba desde los tiempos de Maurice B¨¦jart y su Ballet del Siglo XX, que tambi¨¦n llen¨® estadios durante dos d¨¦cadas.
La obra Mi soledad es una prueba de fuego y de resistencia que s¨®lo se puede sostener por la calidad misma de su baile y que retoma una idea muy propia del espect¨¢culo unipersonal. Dividido en seis partes sin intermedio, con apenas tres breves zonas instrumentales en las que el bailar¨ªn se cambia de vestuario, que, por cuarta vez, ha dise?ado para ¨¦l Giorgio Armani. Joaqu¨ªn Cort¨¦s ha vuelto a sus ra¨ªces desde sus presupuestos rupturistas y contempor¨¢neos.
La obra empieza con el bailar¨ªn desnudo sobre el suelo. Desde all¨ª se alza y se pone unos gastados vaqueros llenos de cortes y huellas de maltrato, dando una secuencia de pasos entre cl¨¢sicos y modernos, desde un arabesque muy cl¨¢sico a unas fort¨ªsimas recuperaciones desde el suelo: es algo de car¨¢cter casi neoexpresionista que se liga luego sin rozaduras al zapateado virtuoso, con una intensidad latente y que verifica sus capacidades para el dramma en su sentido m¨¢s cl¨¢sico.
Los bailes se suceden sobre una m¨²sica inspirada donde no faltan el violonchelo, el contrabajo, el acorde¨®n y unos excelentes percusionistas de origen cubano que dan un potente ritmo interior y que se suman a las cajas de sangre local. En medio, Joaqu¨ªn se esmera en darlo todo con una geometr¨ªa a comp¨¢s, un dibujo expansivo y que se ajusta bien a la escala monumental del espacio. Con todo, hay intimidad, recogimiento y hondura en todo el espect¨¢culo, lo que se dice desde el t¨ªtulo a las letras: "Mi soledad es una fiesta interior gitana". Y eso est¨¢ brillantemente expresado.
En el desarrollo de Mi soledad hay citas expresas de las ver¨®nicas del toreo, sutiles pero bien imbricadas en la danza, y all¨ª es donde una vez m¨¢s Joaqu¨ªn Cort¨¦s da sopas con honda a puristas y enterados, a los timoratos y a los modernillos de post¨ªn, demostrando que la fusi¨®n es un hecho serio y consumado, que lo que se necesita es energ¨ªa creativa, inventiva teatral y seriedad en los planteamientos. Y es por ello que Cort¨¦s en Roma se lanza a una aventura larga y complicada que culminar¨¢ en febrero de 2006 con una serie de conciertos en distintos teatros de ¨®pera que lo llevar¨¢, entre otros, al Covent Garden de Londres, Marinskii en San Petersburgo, la ?pera de Par¨ªs y La Scala de Mil¨¢n. Es un sue?o merecido para un artista que representa muchas cosas a la vez, pero sobre todo transgresi¨®n y rigor amalgamados por su talento y la calidad de su danza ¨²nica. Cort¨¦s est¨¢ ahora mejor que hace dos a?os, su baile ha recuperado fuerza, brillantez, seguridad y esos detalles vern¨¢culos que lo ligan a lo mejor del pasado y le asientan a¨²n como lo m¨¢s prometedor del presente.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.