Energ¨ªa podrida
Quienes saben algo de Sociolog¨ªa de la Comunicaci¨®n explican c¨®mo el vac¨ªo va ocupando el interior de un mont¨®n de conceptos en cuanto toman un camino medi¨¢tico, justo en el momento en que comienzan a ser apropiados por multitud de intereses m¨¢s bien ajenos al propio sentido primario del concepto en cuesti¨®n. Algo parecido nos est¨¢ pasando con las palabras que asfaltan el camino de la salvaci¨®n medioambiental de nuestro planeta.
El concepto energ¨ªa renovable asalta este sendero de forma reiterada y regular, y decimos asalta ya que no sabemos muy bien sus intenciones. Los asaltados en este caso concreto son los habitantes de la comarca de Els Ports. Se les avecina un parque e¨®lico que, por supuesto, llega bajo el paraguas ideol¨®gico de las energ¨ªas renovables pero que visto desde el territorio parece que se nos viene encima otra losa m¨¢s sobre las cabezas que se pretend¨ªan levantar a trav¨¦s de, entre otras, actividades como el turismo rural u otras industrias respetuosas y en armon¨ªa con el entorno.
Si en el desarrollo es sostenible, es decir, que al menos no empeore la situaci¨®n del medio ambiente, deber¨ªan converger los criterios de aumento de la calidad de vida para los habitantes del territorio junto a mayores oportunidades de futuro para una poblaci¨®n joven que est¨¢ desapareciendo de los pueblos, tambi¨¦n aqu¨ª parece que hemos empezado a vaciar de contenido la parte de desarrollo que afecta a los ciudadanos de Els Ports. ?Qu¨¦ aporta a las comarcas del interior una iniciativa industrial como ¨¦sta?
Las plantas de mantenimiento van a estar alejadas de la comarca junto con los escasos posibles puestos de trabajo que conllevan. No hay compensaciones materiales para los pueblos afectados. La aportaci¨®n de las empresas el¨¦ctricas apenas cubre los costes de reparaci¨®n del enorme impacto ambiental derivado del proceso de instalaci¨®n mediante una partida presupuestaria m¨ªnima que se paga a la Generalitat, que asignar¨¢ las ¨ªnfimas cantidades que se revertir¨¢n a los pueblos para paliar algunos de los desastres de este proceso. Con este proceder, se sigue tratando a los municipios como incapaces de gestionarse. Los da?os ambientales que causar¨¢ s¨®lo la instalaci¨®n de los aerogeneradores a¨²n no han sido evaluados de manera concreta por la Administraci¨®n ni la empresa adjudicataria.
Estos son algunos de los motivos que van vaciando de contenido esos conceptos de desarrollo sostenible o energ¨ªas renovables cuando se implementan en territorios sin planificaci¨®n como el nuestro, sin un conjunto de criterios que, al menos, nos pudieran hacer entrever, si las hubiera, las bonanzas de estos nuevos asaltos al mundo rural.
La UE dicta unas directrices sobre energ¨ªas renovables en las que se debe alcanzar un porcentaje de la producci¨®n total de energ¨ªa. Para su implantaci¨®n se ha promovido su producci¨®n a trav¨¦s de cuantiosas subvenciones que, en nuestro caso, parecen pervertir el loable cambio hacia energ¨ªas no contaminantes. ?A costa de qu¨¦ deterioros para el paisaje? ?Con qu¨¦ beneficios de inter¨¦s general para las gentes que los sufren? Por el contrario, un buen plan estrat¨¦gico en energ¨ªas har¨ªa menos dependientes a las ciudades -placas fotovoltaicas en cada edificio, por ejemplo- y no conllevar¨ªa los efectos destructivos para el medio ambiente de las zonas de interior que ahora s¨ª vamos a tener.
Existen, adem¨¢s, agravios comparativos con parques como los instalados en la vecina Arag¨®n. All¨ª se dan experiencias que gozan de compensaciones para los municipios rurales que Els Ports jam¨¢s llegar¨¢ ni a so?ar. La sensaci¨®n de enga?o, de asalto a nuestros paisajes, de expolio del patrimonio natural sin beneficio a nivel comunitario, va calando entre los que quedan y entre los que se fueron pero contin¨²an vinculados a esta comarca.
Si al menos fuese posible hacer intr¨ªnseca al paisaje la convivencia de montes y molinos, en los que las nuevas generaciones pudiesen con el tiempo sentirse identificados... Pero para configurar identidades en torno a un s¨ªmbolo como el de estas torres es necesario una serie de bondades que puedan sintetizarse en ¨¦l, pues en eso consiste un s¨ªmbolo: en aglutinar un n¨²mero de cualidades. Sus posibilidades, si no cambia la implementaci¨®n del parque, en el imaginario social tendr¨¢n m¨¢s que ver con un s¨ªmbolo negativo, tal que otra piedra en el camino del desarrollo rural.
La calificaci¨®n de los suelos afectados va a convertirse en una puerta abierta a la entrada de otros perjuicios ya que el suelo que rodea cada aerogenerador se recalifica como industrial. ?Supondr¨¢ ello la llegada de vertederos de residuos o plantas incineradoras? Al menos se est¨¢n creando las condiciones de posibilidad de las que antes est¨¢bamos parcialmente protegidos. Ahora somos m¨¢s vulnerables.
Esta semana se celebra el 28? Aplec dels Ports en Morella. Esperemos que se pueda multiplicar la voz de este sentir general en la uni¨®n de los pueblos de la comarca y en la parte reivindicativa que le queda a este evento. El Aplec es un lugar donde se pone de manifiesto la identidad de este espacio de interior todav¨ªa bien preservado y no parece que las circunstancias que rodean a la instalaci¨®n del parque e¨®lico casen con las necesidades de sus habitantes. Deber¨ªamos, pues, intentar limpiar algunas piedras que asaltan el ya dif¨ªcil camino hacia el desarrollo de una comarca con identidad propia, no sea que ¨¦sta tambi¨¦n se vac¨ªe de contenido y que el posible vac¨ªo identitario lo insuflen de residuos y basuras de otros lugares. Estar¨ªamos perdidos y estar¨ªamos podridos.
Vicent Querol es profesor de Sociolog¨ªa de la Universitat Jaume I.
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