"Nos han dejado el presupuesto exprimido hasta la ¨²ltima gota"
Emilio P¨¦rez Touri?o (A Coru?a, 1948) dedic¨® la ma?ana de ayer a cerrar la composici¨®n de su Gobierno en un despacho que a partir de ahora frecuentar¨¢ muy poco, el de secretario general del PSdeG. Todav¨ªa no se la ha borrado la sonrisa de felicidad que le qued¨® grabada en el momento en que la presidenta del Parlamento gallego, Dolores Villarino, lo proclam¨® presidente de la Xunta, el pasado viernes. "Lo peor ya ha pasado", le dec¨ªan algunos compa?eros de partido. "S¨ª, s¨®lo nos falta gobernar", replicaba Touri?o con sorna.
Pregunta. En el momento en que se ley¨® el resultado de la votaci¨®n parlamentaria y fue proclamado presidente, ?se acord¨® de algo en especial?
Respuesta. Se me agolp¨® la imagen de toda una trayectoria pol¨ªtica de lucha y esfuerzo colectivo por la democracia y la autonom¨ªa. Tuve la sensaci¨®n de que estaba culminando un periodo, media vida de toda una generaci¨®n. Fue como una especie de flas en que se condens¨® todo eso. Tambi¨¦n pens¨¦ un momento en que mi padre, que falleci¨® hace poco, no pod¨ªa estar aqu¨ª para verlo.
"No tengo ning¨²n inter¨¦s en levantar las alfombras del Gobierno de la Xunta"
"Nadie en Galicia puede defender una sistema de financiaci¨®n como el que propone Catalu?a"
"No quiero convertirme en el negativo de la foto de Fraga"
"El cambio tampoco puede llevarnos a la confrontaci¨®n permanente con el Partido Popular"
"La cultura del favor, de la subvenci¨®n, ha penetrado como un c¨¢ncer en la sociedad gallega"
P. Usted y muchos de sus compa?eros empezaron en la pol¨ªtica en las revueltas estudiantiles contra el general Franco. ?Est¨¢n viviendo esto como un triunfo generacional con muchos a?os de retraso?
R. S¨ª, porque en Galicia nunca hab¨ªamos derrotado a la derecha en las urnas y hab¨ªa una acumulaci¨®n generacional. Los que hicimos la oposici¨®n al franquismo y luego nos desarrollamos en la oposici¨®n democr¨¢tica nunca hab¨ªamos tenido nuestra oportunidad. Pero tampoco es cosa de una sola generaci¨®n, porque la gente joven fue decisiva en el cambio.
P. En su toma de posesi¨®n ya no estar¨¢n los cientos de gaiteiros de los que se rodeaba Fraga. ?Es una manera de marcar el nuevo estilo?
R. El cambio alcanza a todo, empezando por las formas. La relaci¨®n del poder con la ciudadan¨ªa tiene que ser m¨¢s pr¨®xima y m¨¢s acorde con la modernidad. El aire epop¨¦yico y populista que implant¨® Fraga no se corresponde con los tiempos. Por eso quiero hacer una toma de posesi¨®n menos ampulosa y que refleje los matices de la sociedad gallega. Ser¨¢ un acto m¨ªnimo y muy austero, en el que se fundan la cultura popular y la de vanguardia y que simbolice el reencuentro con la sociedad.
P. Diferencias pol¨ªticas al margen, en algunos rasgos de su personalidad apunta a una ant¨ªtesis de Fraga.
R. Habr¨¢ un contraste, pero tampoco quiero convertirme en el negativo de su foto. Yo reconozco que Fraga ha tenido valores positivos: ha contribuido a la estabilizaci¨®n del pa¨ªs, a darle peso en su representaci¨®n exterior... Con modos distintos a los suyos, en esos aspectos me gustar¨ªa darle continuidad. Por cierto, quisiera decir con toda la humildad que los partidos gallegos hemos mostrado una gran madurez. Unos han sabido aceptar la derrota y otros han firmado un pacto de Gobierno s¨®lido en un tiempo relativamente corto y sin estridencias.
P. Usted repite que una de sus primeras tareas es recuperar los valores c¨ªvicos. ?No puede resultar un poco exagerado?
R. Si el cambio ha de notarse en algo es en la modernizaci¨®n pol¨ªtica. Galicia tiene mucha energ¨ªa social, pero el poder pol¨ªtico se esclerotiz¨® y cre¨® unas relaciones de sumisi¨®n que encorsetaron a la sociedad. El cambio tiene que ser como una liberaci¨®n de energ¨ªas. Hay que devolver el poder a la sociedad civil, no intentar controlarla. La sociolog¨ªa pol¨ªtica ha definido esto como clientelismo, una recreaci¨®n del viejo caciquismo. Lo que queremos es que los empresarios no vivan pendientes de la subvenci¨®n, que la sociedad sepa que tiene derechos y que no depende de un favor para adelantarse en una lista de espera.
P. Pero eso puede ser tambi¨¦n el resultado de una mentalidad que no se cambia simplemente con decisiones pol¨ªticas.
R. Es verdad que se ha creado una cultura del favor, de la dependencia, de la subvenci¨®n, que act¨²a como un c¨¢ncer que penetra en la sociedad. Eso nos obliga a un trabajo de envergadura en el aspecto cultural y educativo. Pero tambi¨¦n pueden contribuir decisiones puntuales de Gobierno. Aqu¨ª, por ejemplo, hab¨ªa una tradici¨®n de que la conseller¨ªa de poder, la que marcaba el Gobierno, era la de la Pol¨ªtica Territorial y Obras P¨²blicas. Desde ah¨ª se dirig¨ªa la relaci¨®n con los empresarios, la distribuci¨®n de favores... Yo, sin embargo, no se la voy a encargar a un hombre de partido, sino a una mujer que es una gran experta en la materia.
P. ?Llega a la Xunta con ganas de levantar las alfombras?
R. Por mi forma de ser y de entender la pol¨ªtica, no tengo especial inter¨¦s en eso. La sociedad quiere un cambio profundo, pero no un af¨¢n de revanchismo o de escudri?ar en el pasado. Tendremos que levantar las alfombras necesarias para constatar cu¨¢l es la herencia econ¨®mica que recibimos. Y me temo que vamos a encontrarnos con condicionantes muy serios, porque el grado de compromiso del presupuesto actual es elevad¨ªsimo y se han tomado decisiones significativas que no debi¨® tomar un Gobierno en funciones. Ah¨ª habr¨¢ que revisar algunas cosas. Me temo que el margen de maniobra que nos queda en el presupuesto va a ser casi nulo y que nuestra tarea real quedar¨¢ para el a?o que viene. Porque lo han dejado exprimido hasta la ¨²ltima gota.
P. ?Cu¨¢ndo va a llamar a Zapatero y en qu¨¦ t¨¦rminos le va a plantear la negociaci¨®n que usted ha anunciado para corregir lo que llaman d¨¦ficit estructural de Galicia?
R. Me llam¨® ¨¦l nada m¨¢s acabar la sesi¨®n de investidura y quedamos en vernos inmediatamente despu¨¦s de las vacaciones. Como leon¨¦s, comparte plenamente la idea de que ha habido una Espa?a de dos velocidades y que comunidades como Asturias, Galicia, Castilla y Le¨®n, Extremadura y una parte de Andaluc¨ªa tenemos un retraso acumulado. El reequilibrio territorial es un eje fundamental de su Gobierno. Nosotros pedimos que para cambiar eso se haga un esfuerzo de inversi¨®n superior al peso poblacional, que se dedique a Galicia el 8% de las inversiones en infraestructuras. Antes de firmar el acuerdo, habl¨¦ de esto con el presidente y con el Ministerio de Fomento, y comprob¨¦ que compartimos la idea.
P. ?Han pesado mucho en las negociaciones los recelos y desconfianzas de tantos a?os entre socialistas y nacionalistas?
R. Hemos tenido que hacer un gran esfuerzo, pero nos un¨ªan muchas cosas. Sobre todo, ser conscientes de que ten¨ªamos que responder al mandato de ese 53% del electorado que vot¨® cambio. Y hemos hecho un acuerdo de Gobierno que respeta con fidelidad los pesos y las proporciones entre ambos que marcaron los ciudadanos con sus votos. Yo respetar¨¦ siempre la ideolog¨ªa nacionalista del BNG y estoy seguro de que ellos har¨¢n lo mismo con nuestra posici¨®n socialdem¨®crata y galleguista. A los dos nos une un proyecto para fortalecer Galicia y tambi¨¦n el modo y los ritmos para desarrollarlo.
P. Usted incluso le ha agradecido al Bloque que no renunciase a sus planteamientos nacionalistas. ?Por qu¨¦?
R. Porque responde a nuestra realidad social. Yo no soy nacionalista, pero los ciudadanos tampoco han encargado el cambio a un solo partido. En Galicia hay una componente nacionalista, y lo mejor es que se exprese seg¨²n lo que marcaron las urnas. Eso hay que entenderlo, como tambi¨¦n que un 45% de ciudadanos apoy¨® al PP y que, por lo tanto, no podemos pisar el acelerador y tirar para adelante por nuestra cuenta, porque estar¨ªamos fracturando la sociedad. El cambio tampoco puede llevarnos a una confrontaci¨®n permanente con el Partido Popular.
P. ?Y la gente del PP que cree que usted ha pactado con unos radicales y que est¨¢ alimentando un nuevo Carod-Rovira [presidente de ERC]?
R. Es un error grave ver lo que sucede aqu¨ª con los clich¨¦s de otras partes. Galicia tiene su propia realidad social y su propio sistema de fuerzas pol¨ªticas. Mi desaf¨ªo es que por primera vez en Espa?a logremos que coincidan en la reforma de un Estatuto de una nacionalidad hist¨®rica los nacionalistas, los conservadores y los socialistas. Si lo conseguimos, ser¨¢ una aportaci¨®n extraordinaria, lo que yo llamo la v¨ªa gallega. Compartimos con Catalu?a o el Pa¨ªs Vasco la condici¨®n de nacionalidad hist¨®rica, pero somos diferentes. Por desarrollo y bienestar, estamos m¨¢s cerca de Extremadura o de Castilla y Le¨®n. De ah¨ª que para nosotros la cohesi¨®n y la igualdad de derechos sean tan importantes como el respeto a la diversidad de Espa?a.
P. ?Y no es un poco quim¨¦rico pensar en poner de acuerdo al PP y a los nacionalistas sobre el nuevo Estatuto?
R. Los gallegos no nos perdonar¨ªan que nos qued¨¢semos atr¨¢s en este proceso porque unos y otros tirasen demasiado en su propia direcci¨®n. Esa es una responsabilidad extraordinaria. Si fue posible hacer ese esfuerzo hace 25 a?os para el actual Estatuto, tenemos que ser capaces hacerlo tambi¨¦n ahora.
P. Usted ha dicho que la reforma del Estatuto tiene como l¨ªmite el marco constitucional, pero el BNG no lo comparte.
R. Tenemos diferencias en eso, es cierto. Pero el texto del acuerdo establece que el proceso de reforma se inscribe en el marco constitucional y que el Gobierno no har¨¢ una propuesta propia. Se discutir¨¢ en la ponencia parlamentaria, y a mi eso me tranquiliza, al margen de que yo entienda que el nacionalismo tenga como horizonte la reforma de la Constituci¨®n. Es su posici¨®n, pero no forma parte del acuerdo.
P. Ustedes parecen haber tenido muy en cuenta los problemas del tripartito catal¨¢n para no convertir el Estatuto en el gran bander¨ªn de enganche del Gobierno.
R. Sin duda. El Estatuto no es la ¨²nica prioridad, porque no podemos ser ajenos a las preocupaciones de la gente. Y lo que tiene el ciudadano a flor de piel es el paro y la baja calidad del empleo. Abordar eso es la principal tarea del Gobierno.
P. Ustedes tampoco aceptar¨ªan un sistema de financiaci¨®n como el que se est¨¢ proponiendo en Catalu?a.
R. No en el m¨¦todo ni en la forma. En un Estado auton¨®mico el acuerdo de financiaci¨®n tiene que ser necesariamente multilateral, porque lo que decida uno afecta a todos los dem¨¢s. Precisamente si de algo adolece este Estado es de un exceso de bilateralidad y de agravios comparativos. Nosotros tambi¨¦n queremos m¨¢s autonom¨ªa y corresponsabilidad fiscal, pero sin introducir elementos de asimetr¨ªa que generen desigualdades en el acceso a los servicios b¨¢sicos. Yo puedo entender lo que defiende Pasqual Maragall como presidente de Catalu?a, pero tendremos que dialogar mucho, porque el esquema compartido no se puede alterar, forma parte de la esencia misma del Estado.
P. ?Y los nacionalistas aceptar¨ªan un sistema como el catal¨¢n?
R. Quiero creer que no. Galicia es un pa¨ªs con grandes posibilidades, pero a d¨ªa de hoy hay un flujo de solidaridad hacia comunidades como la nuestra. Si fu¨¦ramos a un sistema de concierto, saldr¨ªamos muy perjudicados. Desde una posici¨®n inteligente, veo muy dif¨ªcil que nadie pueda defender en Galicia una postura como la de Catalu?a.
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