El modelo brit¨¢nico

Casi 1,6 millones de ciudadanos del Reino Unido se declararon de religi¨®n musulmana en el censo de poblaci¨®n de 2001, equivalente a un 2,7% de la poblaci¨®n. Es probable que ahora mismo sean bastantes m¨¢s. Ese censo registra la existencia de 750.000 paquistan¨ªes o de origen paquistan¨ª, y 285.000 banglades¨ªes, dos grupos ¨¦tnicos en los que la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n es musulmana. Pero hay tambi¨¦n un mill¨®n de indios (entre los que una buena parte son musulmanes) y un mill¨®n de negros de origen africano o caribe?o.

Reino Unido aplica el modelo llamado multicultural: se fomenta la integraci¨®n pero de manera moderada, sin forzar a los reci¨¦n llegados a renunciar a su propia cultura para ser asimilados por la cultura dominante, como en Francia. En otras palabras, los inmigrantes gozan de tantos derechos como los locales, aunque no tienen la obligaci¨®n de britanizarse.

El declive del Imperio brit¨¢nico durante el siglo XX convirti¨® al Reino Unido en polo de atracci¨®n para las antiguas colonias. Los inmigrantes no tienen mayores obligaciones cuando llegan y el Gobierno facilita su integraci¨®n mediante ayudas a los m¨¢s desfavorecidos y clases de lengua y cultura.

A pesar de que ha habido incidentes raciales en diversos momentos (disturbios con la comunidad negra de Londres en los a?os ochenta y violencia en barrios asi¨¢ticos de varias ciudades del norte de Inglaterra en 2001), en general se considera que la convivencia es bastante satisfactoria a pesar de que es muy acentuada la tendencia a la agrupaci¨®n en funci¨®n del pa¨ªs de origen. Con el tiempo, mientras algunas comunidades demostraron mayor facilidad para integrarse, como los indios, otras han tenido problemas para progresar; es el caso de los paquistan¨ªes, banglades¨ªes o africanos. En estos casos, el Gobierno ha de intervenir para evitar que las zonas en que viven se conviertan en guetos cerrados y focos de conflictividad.

Los atentados de Londres del 7 de julio y los ataques del d¨ªa 21 han hecho sonar las alarmas sobre el grado de segregaci¨®n por comunidades ¨¦tnicas o religiosas, pero no hasta el punto de poner en cuesti¨®n el modelo multicultural.