Un barrio con salvoconducto
El Ayuntamiento de Madrid, con objeto de erradicar la prostituci¨®n, exige a los conductores un pase para entrar de noche en la colonia Marconi
El Ayuntamiento de Madrid, gobernado por el PP, cerr¨® la pasada noche al tr¨¢fico la colonia Marconi, un barrio enclavado en el distrito de Villaverde. Desde las once de la noche y hasta las seis de la madrugada, la Polic¨ªa Municipal s¨®lo permite el paso a los veh¨ªculos que dispongan de una especie de salvoconducto: un pase para los 2.000 residentes en la zona y para los trabajadores de las numerosas empresas all¨ª radicadas. La oposici¨®n (PSOE e IU), as¨ª como destacados juristas tienen dudas sobre la legalidad de la medida impuesta por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n. "Me parece que choca con el derecho a la libre circulaci¨®n consagrada en la Constituci¨®n", opina el catedr¨¢tico Javier P¨¦rez Royo.
La oposici¨®n y juristas tienen dudas de la legalidad de la medida del alcalde Gallard¨®n
El director general de Movilidad, Javier Conde, que asisti¨® al puesto de informaci¨®n del Ayuntamiento en la colonia a la hora a la que se puso en marcha la restricci¨®n, precis¨® anoche que "tres patrullas realizar¨¢n los controles en la zona pidiendo la documentaci¨®n a los conductores". Conde explic¨® que la medida es indefinida y que inicialmente ser¨¢ flexible, pero precis¨® "que se endurecer¨¢ conforme los residentes y trabajadores tengan las autorizaciones". Sin embargo, no aclar¨® la sanci¨®n que se impondr¨¢ a quienes se nieguen a solicitar la autorizaci¨®n.
M¨¢s preguntas que respuestas. Esto fue lo que encontraron los vecinos y trabajadores de la colonia Marconi y el pol¨ªgono industrial de Villaverde, cuando ayer se acercaron a una caseta municipal para tramitar el pase especial. Este salvoconducto es una tarjeta amarilla que autoriza a entrar con el coche en la zona cerrada por la Polic¨ªa Municipal.
El Ayuntamiento explic¨® a los residentes en una carta enviada el jueves, que la medida pretende brindar seguridad y mejorar la convivencia en la zona, agobiada por la presencia de prostitutas y de drogadictos que transitan por sus calles. El tr¨¢mite de las autorizaciones comenz¨® el lunes y continu¨® ayer en la caseta dispuesta por el municipio en la calle Resina, donde los residentes y empresarios entregaban fotocopia del DNI y del certificado de empadronamiento, a cambio de la autorizaci¨®n. A las ocho de la tarde hab¨ªan sido entregadas 2.214 autorizaciones.
Con escepticismo y bajo un sol inclemente, los primeros vecinos comenzaron a guardar la cola media hora antes del horario de atenci¨®n establecido (de 19.00 a 22.00 horas). Algunos prefirieron dejar los papeles y volver hoy a por la autorizaci¨®n. "?Y si me cambio de coche?", se preguntaba Elena Garc¨ªa, una vecina de 28 a?os, mientras esperaba en la fila a ser atendida. "Esto es puro m¨¢rketing", se respond¨ªa a s¨ª misma. Nuria Garc¨ªa, quien vive desde hace cinco a?os en la colonia, se quejaba: "No nos han explicado nada". Aunque no lo ten¨ªa claro, Nuria supone que a quienes incumplan la medida les pondr¨¢n una multa. "?Y cu¨¢nto va a durar esto?", le interrog¨® Jes¨²s, otro vecino.
Los dos ¨²nicos funcionarios dispuestos por el municipio para atender la caseta tampoco ten¨ªan respuesta a ¨¦stas y otras dudas. Uno de ellos, escuetamente informaba a los vecinos de que "el tr¨¢mite pueden hacerlo aqu¨ª hasta el 15 de septiembre". Despu¨¦s, aseguraba mientras hac¨ªa a mano las autorizaciones, "tienen que ir a la Junta del distrito de Villaverde".
"Esto est¨¢ muy desorganizado", se quejaba Virginia Reyes, quien trabaja como administrativa en una nave del pol¨ªgono. Ella tuvo que perder dos horas de trabajo para preparar los documentos y guardar la cola en la caseta. "Pedimos autorizaci¨®n para 28 matr¨ªculas entre coches de la empresa y particulares", se?al¨® la joven. "Me enter¨¦ el d¨ªa 1 y la medida empez¨® el d¨ªa 2", dice, tras haber entregado los documentos. Virginia volver¨¢ hoy para recoger las tarjetas.
"El proceso lo han hecho muy precipitado", aseguraba un hombre de 28 a?os. "Hay gente que est¨¢ de vacaciones y no ha recibido siquiera la carta del Ayuntamiento", afirma. En su opini¨®n, la medida es una verg¨¹enza y no ser¨¢ efectiva: "He visto a los mismos polic¨ªas hablando con las prostitutas". Un poco m¨¢s optimista, Elena ped¨ªa confianza.
Al igual que los residentes, los comerciantes del pol¨ªgono tienen opiniones divididas sobre la decisi¨®n del Ayuntamiento. Francisco Pisuerga, empresario de seguridad, est¨¢ enfadado: "Yo pago mis impuestos para poder circular por estas calles. Est¨¢n convirtiendo al pol¨ªgono en un gueto". En consecuencia, advirti¨®, no va a solicitar la autorizaci¨®n de circulaci¨®n. "Y si no me dejan entrar, el Ayuntamiento me pagar¨¢ las p¨¦rdidas", sentenciaba enfadado.
Seg¨²n Javier Corrochano, propietario de un restaurante, la restricci¨®n le afectar¨¢ econ¨®micamente. "Tengo abierto hasta las doce de la noche. La gente que quiera tomar una copa o un caf¨¦ despu¨¦s de las once, ya no podr¨¢ hacerlo aqu¨ª", explic¨®.
Y mientras los funcionarios exped¨ªan las autorizaciones, tres calles m¨¢s all¨¢ las prostitutas continuaban trabajando. La mayor¨ªa eran de origen rumano y no estaban enteradas de la medida. Diana, una de ellas, dec¨ªa que tendr¨ªa que buscar ad¨®nde irse. Pero si la sacan definitivamente de aqu¨ª, asegura que volver¨¢ a su pa¨ªs. Para las meretrices, ayer fue un d¨ªa particular. Adem¨¢s de estar solicitadas por los clientes desde los veh¨ªculos, estaban asediadas por la polic¨ªa y los periodistas.
M¨¢bel, presidenta de la asociaci¨®n de vecinos, asegura que, de momento, ¨¦sta es una medida provisional y hasta que no pase un tiempo "no se sabr¨¢n sus resultados". Tanto ella como sus vecinos tienen la esperanza de que la prostituci¨®n y la inseguridad sean erradicadas del pol¨ªgono y la colonia Marconi.
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