Mujeres que arrebatan
Se va notando el rodaje en el nuevo espacio "a lo Perelada" que ha habilitado el Ayuntamiento de Madrid en el ex matadero de Legazpi. La segunda de las ¨®peras programadas -Norma, de Bellini- en los Veranos de la Villa ha registrado un entrad¨®n, especialmente en las localidades de precios medio y bajo, en la primera de sus tres representaciones, y tambi¨¦n est¨¢ m¨¢s equilibrado el sonido amplificado respecto al Falstaff inicial. El popular t¨ªtulo belcantista de Bellini no ha defraudado y la melod¨ªa se ha impuesto como valor est¨¦tico incontestable.
La estadounidense Susan Neves es una cantante de peso. Me refiero al vocal, claro, aunque volumen y estampa de diva de las de antes no le faltan. En Barcelona y Bilbao es muy querida. De hecho, ha sido Norma recientemente en el Liceo. Es una cantante que tiene l¨ªnea musical purista y es adem¨¢s expresiva, es decir, que sabe situarse a medio camino entre el clasicismo y el romanticismo temprano. Sin ser las agilidades su baza m¨¢s fuerte, s¨ª entrar¨ªa en la categor¨ªa de soprano dram¨¢tica de acentos ligeros. Le va bien el personaje de Norma, aunque se encontrase algo mermada de facultades anteayer, seg¨²n se anunci¨® por megafon¨ªa. Pero Neves tiene mucho car¨¢cter y se sobrepuso a las molestias. Result¨® convincente su actuaci¨®n.
Bord¨® el personaje de Adalgisa la joven cantante valenciana Amparo Navarro. Fue la gran sorpresa, la revelaci¨®n de la noche. Alumna de Isabel Penagos, curtida en la zarzuela y con alguna incursi¨®n en la ¨®pera tan notable como Fiordiligi de Cos¨¬ fan tutte en el Espacio Moma de Valencia hace tres a?os, se mostr¨® con soltura, seguridad, sutileza y buen gusto. Los d¨²os con Susan Neves, especialmente los de la segunda parte, fueron extraordinarios. Correcto Antonio Nagore y notable Sim¨®n Orfila en los cometidos masculinos. Pero la noche iba de mujeres.
Pascual Osa dirigi¨® musicalmente a la Orquesta Filarmon¨ªa con humildad, entregado sin disimulo al desarrollo esc¨¦nico. Sin una excesiva chispa, pero con vocaci¨®n de servicio, sin in¨²tiles grandilocuencias. Gustavo Tambascio estuvo contenido en la puesta en escena. Con una planificaci¨®n totalmente en funci¨®n del lucimiento de las voces y con unas proyecciones cinematogr¨¢ficas, o simplemente documentales, que serv¨ªan para dar otro alcance a la historia, otro trasfondo a la ¨®pera, desde las alusiones a Bomarzo hasta la referencia constante a la Naturaleza como terreno neutral o reflexivo en el que situar los conflictos entre situaciones individuales y colectivas, o sencillamente entre la pol¨ªtica y el amor. Todo con mucho oficio y con imaginaci¨®n controlada. Sabe lo que conviene a cada ¨®pera Gustavo Tambascio. Y con sus pistas poco o nada convencionales el p¨²blico qued¨® satisfecho.
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