Los allegados del agricultor muerto le retratan como un hombre tranquilo y reservado
Juan Mart¨ªnez Galdeano regres¨® de Marruecos para morir. Nabila, su viuda, volvi¨® para enterrarle. Un retorno fat¨ªdico para un viaje planeado a partir de otro drama: el fallecimiento del suegro de Juan en una localidad de Casablanca. Nabila, azafata de una de las navieras que cubre la l¨ªnea entre Almer¨ªa y Nador, conoci¨® al agricultor en una de sus estancias en tierra y, hace un par de a?os, se cas¨® con ¨¦l en una ceremonia civil oficiada por el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat (PP). "Juan volvi¨® para arreglar unos papeles, pero pensaba marcharse otra vez para estar con la familia de su mujer", recuerda su cu?ado Leonardo Montoya.
Nabila se desmay¨® en el cementerio el jueves, mientras se proced¨ªa a la inhumaci¨®n de los restos de su esposo, como si la inconsciencia fuese la ¨²ltima defensa posible frente a la acumulaci¨®n de tanta desgracia. Despu¨¦s se encerr¨® en la casa de su suegra para llorar lejos de c¨¢maras y curiosos. En la vivienda de la pareja s¨®lo permanecen los canarios que Juan adoraba y tres perros que compr¨® para disuadir a ladrones.
Ning¨²n allegado de Juan cita la agresividad como un rasgo de su comportamiento. "Era muy tranquilo, a veces me irritaba con ¨¦l de lo pac¨ªfico que era", revive Gloria L¨®pez Bernab¨¦u, de 36 a?os, su primera pareja y madre de Juan, el ¨²nico hijo del agricultor fallecido, de 19 a?os.
"Tuve al ni?o con 17, nos fuimos a vivir por ese motivo, pero tambi¨¦n con la fuerza con la que te enamoras a esa edad", recuerda. La convivencia dur¨® siete a?os, aunque m¨¢s tarde reanudaron la relaci¨®n de una forma m¨¢s distante, hasta interrumpirla definitivamente hace cuatro a?os. Gloria L¨®pez lo describe como un hombre t¨ªmido, sensible y muy intuitivo: "Yo le admiraba mucho".
Cree que las circunstancias de su muerte entorpecer¨¢n m¨¢s el olvido: "No termina de quedar atr¨¢s por c¨®mo ha sido, a mi hijo le va a costar asimilar lo que ha pasado", dice Gloria.
?ngeles, Carmen y Manuel son primos de la v¨ªctima. Una familia conocida en tiempos del abuelo com¨²n como La uva, un mote elegido por Juan para bautizar el bar que abri¨® hace unos meses en la carretera de La Mojonera. Un gui?o al origen de la saga. Los parientes describen La uva como un bar tempranero, de los que abren a primera hora para dar desayunos a los agricultores. "Ahora est¨¢n diciendo que era un club de alterne", se queja Manuel, que recuerda a su primo trabajando en la obra junto a los alba?iles.
Porque sobre la v¨ªctima, que comenz¨® a trabajar en el campo antes de cumplir los 20 a?os, se airean comentarios maliciosos, como que gestionaba un prost¨ªbulo y que era conocido en la localidad por su agresividad. Sus allegados lo describen como un hombre "reservado", "t¨ªmido" y "sin prisa", aunque la familia "no discute" sobre su estado el d¨ªa de su muerte, cuando se celebr¨® una feria del mediod¨ªa en Roquetas. ?ngeles Mart¨ªnez, una de sus primas, zanja: "No sabemos si hab¨ªa bebido o tomado algo o no, pero eso no justifica lo que pas¨®".
Hace pocos meses, Juan, que contaba con antecedentes policiales, se enzarz¨® en un altercado con un inmigrante que lleg¨® al bar "bebido". Por aquel rifirrafe tambi¨¦n acudi¨® de forma voluntaria al cuartel de la Guardia Civil. El desenlace fue otro.
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