El Windsor se quema
La noticia: "El incendio del Windsor paraliza el coraz¨®n de Madrid".
La fecha: martes 15 de febrero de 2005.
?ltimamente parece que estemos viviendo en un videoclub: en Barcelona, Viaje al centro de la tierra (un beso desde aqu¨ª a los vecinos del Carmelo); en Madrid, El Coloso en llamas, y en el mar, La tormenta perfecta.
Qu¨¦ manera de arder el edificio. Los camareros ya preguntan: "El bistec, ?c¨®mo lo quiere: poco hecho o a la Windsor? Yo creo que en la planta 21, donde empez¨® el fuego, hab¨ªa una empresa que hac¨ªa contrabando de Pat Fuego. Si no, no se entiende. Y vaya marr¨®n para los vigilantes del edificio. Aviso de incendio en la planta 21: "Ya ha saltado otra vez la alarma. Ve t¨², que ayer me toc¨® subir a m¨ª". Esa linterna, esa gorra... Ese hombre subiendo por el ascensor... Y ese abrir el ascensor y encontrarse con todo ardiendo. Y el t¨ªo sobrao: "?Manolo, trae un trapo mojao, que esto lo apago yo!".
Yo al fuego siempre le he tenido mucho respeto. Con lo que cost¨® descubrirlo...
Casi se extienden las llamas a El Corte Ingl¨¦s. Hubiese sido un desastre como hay pocos: "?El fuego est¨¢ en la planta de menaje del hogar! ?R¨¢pido, que se extiende por la planta de moda de hombre!". Y Emidio Tucci con el extintor: "?Mis trajes, cabrones, mis trajes!".
Por cierto, me fij¨¦ en que estaba el edificio en llamas, y, al lado, el r¨®tulo iluminado de El Corte Ingl¨¦s. Parec¨ªa que patrocinaba el incendio (desde aqu¨ª un abrazo al t¨ªo de m¨¢rketing de El Corte Ingl¨¦s) hasta que le dijeron: "T¨ªo, ap¨¢galo, que es una tragedia". "Vale. Pues clic".
El incendio pill¨® a todo el mundo por sorpresa. La gente que estaba de marcha por la calle, mirando el espect¨¢culo con el botell¨®n: "Ya han empezado las olimpiadas, vaya pedazo de pebetero...". "Que no son las olimpiadas, que es el edificio Windsor". Y los bomberos: "?Se quieren callar, por favor, que esto es una tragedia?". Entre el alcohol y los bomberos aquello parec¨ªa una despedida de solteras. Las t¨ªas metiendo billetes en el cami¨®n: "M¨®jame a m¨ª, que estoy ardiendo".
Las empresas han recolocado r¨¢pidamente a sus trabajadores. Ni quem¨¢ndose la oficina ya te puedes escaquear. M¨¢s de uno estaba viendo Salsa Rosa y deb¨ªa pensar: "Cari?o, que ya va por la 35. Que ma?ana no curro". Y los tertulianos: "En la planta 12 Antonio David se cepill¨® a la Berm¨²dez".
Yo al fuego siempre le he tenido mucho respeto. Con lo que cost¨® descubrirlo... Pues no comieron crudo a?os. En aquella ¨¦poca la pregunta del camarero era: "El filete c¨®mo lo quiere, ?quieto o que ande?". Hasta que cay¨® un rayo y se prendi¨® una rama... Claro, el primero que lo vio empez¨® a gritar: "?Fuego, fuego!". Y, pum, le tir¨® un cubo de agua. Y todos: "?Pero t¨² est¨¢s gilipollas! Que esto era un descubrimiento". Y el cavern¨ªcola: "Pues alg¨²n desgraciao lo estaba quemando". El cavern¨ªcola qu¨¦ sab¨ªa...
Por suerte cay¨® otro rayo ("Aparten al gilipollas...") y prendi¨® de nuevo. Entonces vigilaron que no se apagara, como no sab¨ªan volver a encenderlo... El primer gran curro de la humanidad fue que no se apague este fuego, al rev¨¦s del s¨¢bado en el Windsor. Menuda semana deb¨ªan pasar los cavern¨ªcolas: "?Cuidao con esa corriente!". "?Y qu¨¦ hago si no hay puertas...". "?Trae m¨¢s le?a!". "?Esta noche no me quedo yo vigilando, que me ten¨¦is quemao!". De ah¨ª naci¨® la primera frase hecha de la humanidad.
Algo parecido me pas¨® a m¨ª con la lavadora cuando me decid¨ª a vivir solo. Como no sab¨ªa programarla, vino un d¨ªa mi madre, me la puso en marcha y ya no la apagu¨¦ nunca m¨¢s. Estaba girando todo el d¨ªa. Y cuando te acostumbras, te acompa?a. Para sacar la ropa era un espect¨¢culo. Abr¨ªas la portezuela y fiuuuu... Te quedaba toda tendida en la l¨¢mpara. En cambio para meterla, como la escup¨ªa, la ten¨ªa que meter muy r¨¢pido. Eso siempre ha sido una constante en mi vida...
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