La invasi¨®n de las medusas
Una corriente de 'ortigas acu¨¢ticas' recorre el Mediterr¨¢neo. Son el s¨ªntoma de un mar que pierde el equilibrio de su ecosistema
Puede haber algo m¨¢s desesperante que tener sed y no poder beber agua, y es que te pongan delante una botella llena y fresquita y no te dejan dar ni un trago. Una sensaci¨®n parecida es la que estos d¨ªas pasados han debido tener muchos de los veraneantes de la costa del Mediterr¨¢neo, cuando acud¨ªan a las playas, para hacer frente al calor asfixiante y dispuestos a cumplir con su condici¨®n de ba?istas, y no lo pod¨ªan hacer. La playa, las orillas, estaban plagadas de medusas. El fen¨®meno abarca desde M¨¢laga a Catalu?a (donde el a?o pasado la Cruz Roja atendi¨® a seis personas y este a?o a 127, informa Clara Blanchar.
Hab¨ªa zonas en las playas mediterr¨¢neas en las que en el radio de visi¨®n de cualquier veraneante se pod¨ªan contar hasta 30 de estos bichos acu¨¢ticos semitransparentes y gelatinosos. En algunos lugares las banderas rojas y amarillas ondeaban al viento pese a la aparente calma de las aguas. Porque, de un d¨ªa para otro, el mar era como un inmenso campo de ortigas. De hecho, el picajoso nombre de medusa viene del griego knid¨¦, que significa exactamente eso: ortiga. Y, ya en la mitolog¨ªa, la diosa Medusa era una divinidad capaz de petrificar con s¨®lo su mirada.
Los expertos auguran mares llenos de peque?as 'especies oportunistas' si no se racionaliza la pesca
Y s¨ª, casi de piedra se quedaron muchos ba?istas. Pero m¨¢s all¨¢ de su desesperaci¨®n l¨®gica y de las numerosas picaduras curadas estos d¨ªas en los servicios de emergencias de los ambulatorios costeros, la invasi¨®n de las medusas es un s¨ªntoma del estado de la biomasa marina, en este caso de la del Mediterr¨¢neo. El diagn¨®stico oculto tras esa plaga es el de un desequilibrio ecol¨®gico marino en cuyas causas, como siempre, est¨¢ la mano del hombre.
Porque las medusas, formadas por un 95% de agua, son unos animalitos que se alimentan de plancton, que se desarrollan y reproducen bien en aguas calientes y que sirven de alimento a algunos reptiles como las tortugas marinas. Esas tres condiciones est¨¢n ahora detr¨¢s de la proliferaci¨®n masiva de esta especie en las aguas mediterr¨¢neas.
"El calentamiento global favorece a las especies que, como muchas medusas, son term¨®filas, es decir de aguas c¨¢lidas. La actual sequ¨ªa en Espa?a ha evitado la llegada de aguas fr¨ªas de los r¨ªos a los mares, y eso ha contribuido a que aumente considerablemente la temperatura de las aguas", explica Julio M¨¢s, director del Centro Oceanogr¨¢fico de Murcia. "Si a esto le sumamos que en toda la costa mediterr¨¢nea viven cerca de 90 millones de personas cuyas aguas residuales, cargadas de nutrientes (principalmente nitratos y fosfatos) van a parar al mar, adem¨¢s de todos los vertidos agr¨ªcolas... el resultado es un mar eutr¨®fico, es decir con un exceso de determinado tipo de nutrientes. Y si, encima, las capturas accidentales de tortugas marinas ascienden a 25.000 al a?o, hasta el punto de que empieza a considerarse una especie en peligro de extinci¨®n... pues est¨¢ claro, ?no? Todos los condicionantes para la expansi¨®n reproductora de estos seres vivos se dan con creces", comenta M¨¢s.
No se trata de un fen¨®meno exclusivo del Mediterr¨¢neo. Son muchas las aguas marinas en las que esta invasi¨®n de medusas ha pasado de ser algo espor¨¢dico, por coincidencia de un determinado tipo de factores, a ser algo peri¨®dico. Es decir, las variables que propician la llegada masiva de medusas a las costas son cada vez m¨¢s constantes. Son conocidas las enormes invasiones que sufren anualmente Chile y California, por ejemplo.
De hecho, ya hay quienes, como el bi¨®logo franc¨¦s y profesor de la Universidad British Columbia (Vancouver, Canad¨¢) Daniel Pauly, auguran futuros mares plagados de medusas. "Las pesquer¨ªas capturan los peces m¨¢s grandes y m¨¢s longevos y, cuando ya no quedan m¨¢s, van por los siguientes en tama?o... Estamos induciendo una transici¨®n de un ecosistema marino dominado por peces grandes a una sopa de organismos peque?os. De seguir as¨ª s¨®lo se obtendr¨¢ del mar una dieta de medusas y sopa de plancton", dec¨ªa en una entrevista a este peri¨®dico hace tres a?os.
"La presencia masiva de medusas es s¨®lo uno de los s¨ªntomas f¨¢cilmente detectables que evidencian la situaci¨®n del Mediterr¨¢neo. Yo llevo navegando casi 30 a?os por estas aguas y en los ¨²ltimos cinco o 10 se ha notado un descenso claro de animales porque hay sobrepesca y t¨¦cnicas de pesca que arrasan determinadas especies. Antes ve¨ªamos a todas horas delfines, cachalotes, tiburones, ballenas.... Ahora verlos es casi un acontecimiento", dice Xavier Pastor, director de Oceana para Europa, una asociaci¨®n defensora de los oc¨¦anos y mares del mundo. Su organizaci¨®n, cuyo comit¨¦ de asesores cient¨ªficos dirige Pauly, lleva a?os denunciando situaciones de pesca irregular e ilegal con el fin de conseguir que se haga sostenible.
"La desaparici¨®n de depredadores naturales como cet¨¢ceos, peces o tortugas marinas; la contaminaci¨®n con materia org¨¢nica, ya sea procedente de las aguas residuales o de la agricultura; la sobrepesca, con la consecuente p¨¦rdida de h¨¢bitats y las capturas accidentales... Todo ello, unido a que se trata de un mar bastante cerrado como el Mediterr¨¢neo, y con poco intercambio de aguas con el exterior, que hace que se calienten mucho, genera las condiciones id¨®neas para la proliferaci¨®n de especies oportunistas como las medusas", dice Sebasti¨¢n Losada, responsable de la campa?a de Oc¨¦anos de Greenpeace.
Losada advierte de que esta situaci¨®n que anuncia mares llenos de medusas, de no corregirse, tender¨¢ a reproducirse, porque el ecosistema marino es tanto m¨¢s d¨¦bil y m¨¢s incapaz de reaccionar cuanto m¨¢s desequilibrado se encuentra. Es decir, a medida que las especies oportunistas ocupan el lugar de quienes fueron sus depredadores, a su vez capturados, voluntaria o involuntariamente, por el hombre.
Desde los institutos oceanogr¨¢ficos y desde las asociaciones y organizaciones ecologistas se plantea cada vez con m¨¢s contundencia la necesidad de establecer controles que racionalicen la pesca para que permitan la sostenibilidad de la biodiversidad marina y para que nos podamos ba?ar todos a gusto.
Tras los pesqueros 'piratas'
El Oceana Ranger surca estos d¨ªas el mar Tirreno (que ba?a las costas de Cerde?a, C¨®rcega y Sicilia) para documentar la actividad ilegal de los rederos de deriva, un tipo de barcos que realizan una clase de pesca prohibida por la Uni¨®n Europea y por Naciones Unidas debido a las graves consecuencias que tiene en los ecosistemas marinos. Unos 15.000 animales marinos (delfines, cachalotes, ballenas, etc. Pero tambi¨¦n m¨¢s de 100.000 tiburones y miles de otras especies, incluyendo las amenazadas tortugas marinas) pueden morir cada a?o por el uso de estar artes de pesca. Pero, seg¨²n Oceana, a pesar de su prohibici¨®n, unas 500 embarcaciones (de las cuales m¨¢s de la mitad son de la UE), siguen utilizando redes de deriva en el Mediterr¨¢neo y zonas adyacentes.
El Mediterr¨¢neo ha sido tradicionalmente un mar donde la gesti¨®n pesquera ha sido desigual y sin controles efectivos. Se desconoce el estado de muchos stocks, los censos de buques est¨¢n poco actualizados y, en muchas ocasiones, ni siquiera los pa¨ªses ribere?os saben qu¨¦ pescan sus barcos ni qu¨¦ aparejos y artes de pesca usan.
"En 1998 la UE acord¨® una prohibici¨®n del uso de redes de deriva en sus aguas y para sus flotas que deber¨ªa entrar en vigor en 2002. En paralelo, para poder aplicar esta legislaci¨®n, se acordaron ayudas econ¨®micas de varios cientos de millones de euros que ayudar¨ªan a propiciar la reconversi¨®n del sector afectado. Lamentablemente, mucho de este dinero se ha empleado en el desarrollo y utilizaci¨®n de nuevas redes de deriva", aseguraba Xavier Pastor el pasado jueves desde el catamar¨¢n Ranger.
Seg¨²n Pastor, pa¨ªses como Francia o Italia han intentado ignorar la prohibici¨®n del uso de redes de deriva cambiando el nombre del arte o realizando peque?as modificaciones en las redes. Las de deriva utilizadas en el Mediterr¨¢neo pueden llegar a superar los 15 kil¨®metros de longitud y se dedican a la captura de pez espada y at¨²n, aunque el n¨²mero de capturas accidentales puede ser superior al 80%.
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