El traductor irreductible

"Nunca leo el libro antes de traducirlo. Hay algunos que he recomendado y, evidentemente, ¨¦stos los he le¨ªdo; pero cuando me llega un libro que no he le¨ªdo antes, no lo hago porque tengo la impresi¨®n de que as¨ª me interesa m¨¢s, no me aburre. Si ya lo has le¨ªdo, traducir se convierte en un trabajo". As¨ª recrea Joaqu¨ªn Jord¨¢ el trazo de los autores extranjeros en la lengua espa?ola. Un excelente int¨¦rprete de la obra ajena -que convierte un poco en suya al abordarla- que ha te?ido de sentido, para muchos, el relato de autores como Pierre Bourdieu, Jean Baudrillard, Claudio Magris o Roberto Calasso.

Esos libros, ahora, se los tienen que leer. Hace ocho a?os sufri¨® un infarto cerebral que merm¨® su capacidad perceptiva, y enfrentarse a la mera interpretaci¨®n del dibujo tipogr¨¢fico deviene un desaf¨ªo semejante al de traducir los textos: "Primero tengo que identificar si son letras o n¨²meros". S¨®lo puede escribir cuatro p¨¢ginas seguidas porque, seg¨²n confesaba hace un a?o en una entrevista, "a partir de ah¨ª no recuerdo lo que he escrito y no s¨¦ si empiezo a repetirme". Pero lejos de desanimarle, la dificultad ha alimentado, si cab¨ªa, la inquietud del traductor infatigable, de su hermen¨¦utica de la adversidad.