'Tiempos modernos'
EL PA?S ofrece, por 8,95 euros, una de las mejores comedias del genial Chaplin
Henry Ford, fundador de la Ford Motor Company, da nombre al fordismo, un m¨¦todo de trabajo en las f¨¢bricas que consiste en la producci¨®n masiva de cosas (en este caso, autom¨®viles), con la utilizaci¨®n de cadenas de montaje con cadencias cada vez m¨¢s elevadas, estudi¨¢ndose los tiempos y cada uno de los movimientos de los obreros que participan en esas cadenas. Una de las primeras expresiones del fordismo aparece en el cine de la mano de Tiempos modernos, una maravillosa pel¨ªcula de Charles Chaplin en la que ¨¦ste hace de director, guionista, protagonista y compositor de la m¨²sica. Tiempos modernos es, junto a Luces en la ciudad, una de las dos ¨²nicas pel¨ªculas habladas de Charlot.
Volver a ver la pel¨ªcula 70 a?os despu¨¦s de su estreno es revalidar el arte de Charlot, su gestualidad, su superioridad como mimo
"Es el creador, individualista, atrapado por una m¨¢quina de fabricar productos en serie (Hollywood), vuelto loco por ella"
El mismo hombrecillo del bigote de otras cintas labora aqu¨ª como obrero en la cadena de montaje de la empresa Electro Steel Corp., pero pierde su trabajo al no poder adaptarse al m¨¦todo y al ritmo de la producci¨®n (el presidente de la compa?¨ªa, que vigila a trav¨¦s de unas c¨¢maras el trabajo de los aut¨®matas mientras hace un puzzle y lee el peri¨®dico, dice al encargado: "Deles un poco m¨¢s"). El hombrecillo se vuelve loco y sufre una depresi¨®n nerviosa. Al salir a la calle se da cuenta del hambre y enorme desempleo que asola a la gente. Conoce a una joven abandonada en las calles (Paulette Godard), a la que se denomina La Golfilla (cuyo padre ha sido asesinado en el desarrollo de una huelga), y juntos ir¨¢n en busca de un sueldo y de la felicidad. ?ste es, en definitiva, el argumento de Tiempos modernos, la tragedia de un tiempo y un lugar concretos (los EE UU de despu¨¦s de la Gran Depresi¨®n de 1929), tratada, como siempre hace Chaplin, en tiempo de comedia, lo que elimina cualquier peligro panfletario. Cuando comienza la cinta, un letrero anuncia ir¨®nico lo que vamos a ver: "Tiempos modernos. Una historia sobre la industria, sobre la iniciativa individual. La cruzada de la humanidad en busca de la felicidad".
El filme es del a?o 1936. El a?o en que comienza la Guerra Civil en Espa?a. El mundo vive las consecuencias m¨¢s dram¨¢ticas del crash de 1929, que ha tenido como epicentro Wall Street y se ha extendido como un reguero de p¨®lvora por todo el mundo. Es la crisis m¨¢s grave del capitalismo: paro masivo, hambre, disturbios, huelgas, cierre de empresas, suicidios, falta de esperanza, desigualdades, intolerancia ante el otro... Para evitar otra recesi¨®n tan acerada es para lo que Franklin Delano Roosevelt pondr¨¢ en marcha el New Deal (Nuevo Pacto, que consist¨ªa en un reparto de los sacrificios y de los beneficios) y Europa el Welfare State (Estado de bienestar), una especie de revoluci¨®n pasiva del sistema. Pero ello ya no lo filmar¨¢ un Chaplin muy preocupado por la falta de alternativas a la crisis econ¨®mica. Nuestro hombre sale de Hollywood y ha hecho una gira triunfal por Europa, donde descubre el despertar de los nacionalismos excluyentes, del nazismo que retratar¨¢ en El Gran Dictador.
Un tal G. Ca¨ªn, cr¨ªtico de cine cubano (la otra personalidad de Guillermo Cabrera Infante), escribe en Un oficio del siglo XX que todas las pel¨ªculas de Chaplin son autobiogr¨¢ficas: "Tiempos modernos es el creador, individualista, atrapado por una m¨¢quina de fabricar productos en serie (Hollywood), vuelto loco por ella (Chaplin mismo sufri¨® una grave crisis mental) y rescatado por amor". ?sa es la segunda lectura de la pel¨ªcula: La Golfilla roba una barra de pan para comer y Charlot se autoinculpa del robo y va a la c¨¢rcel; a partir de ah¨ª se establece una relaci¨®n de amor plat¨®nico y de solidaridad entre los dos, que s¨®lo termina cuando acaba el filme y caminan ambos hacia el horizonte, despu¨¦s de haber gritado con vehemencia "?Saldremos adelante!". En esto tambi¨¦n hay autobiograf¨ªa, pues Paulette Godard y Chaplin compartieron a?os en com¨²n. Por cierto, todas las mujeres que aparecen en la pel¨ªcula, excepto La Golfilla, son antip¨¢ticas. ?Misoginia de Chaplin?
La elevaci¨®n de los problemas de la humanidad a la categor¨ªa de comedia sublime, que para la mayor¨ªa es uno de los logros mayores del cine de Chaplin (que coloca en las listas de mejores pel¨ªculas de todos los tiempos varias de sus cintas), no gust¨® a todos por su intelectualismo. Es conocido el desapego de Bu?uel hacia la obra de Chaplin. Fernando Trueba (al que tampoco resulta muy simp¨¢tico nuestro director y que prefiere la humildad de Keaton), cita en su Diccionario del cine una opini¨®n del director baturro: "Charlot ya no hace re¨ªr m¨¢s que a los intelectuales. Los ni?os se aburren con ¨¦l. Los campesinos no lo comprenden. Ha podido llegar a todos los snobs, a todas las sociedades de cursos y conferencias del mundo. Las marquesas dicen c'est delicieux o lloran cuando ven vac¨ªa la pista del circo. A¨²n hay alg¨²n viejo putrefacto que se mantiene puro y habla del 'coraz¨®n ignoble de Charlot'. Ha desertado del bando de los ni?os y ahora se dirige a los artistas y a los intelectuales. Pero del recuerdo de los tiempos en que no pretend¨ªa ser m¨¢s que un payaso, tengamos para ¨¦l un piadoso merde y no volvamos ya nunca a verlo".
No es cierto. Seguramente las teor¨ªas econ¨®micas que Chaplin plante¨® a lumbreras como H. G. Wells, Einstein o Gandhi para salir de la crisis fueron demasiado solemnes. No lo s¨¦. Pero volver a ver Tiempos modernos 70 a?os despu¨¦s de su estreno es revalidar el arte de Charlot, su comicidad, su gestualidad, su superioridad como mimo. Si hubiera que significar alguna escena m¨¢s memorable que las dem¨¢s, se?alar¨ªa una que lleva al paroxismo: cuando el obrero alienado es obligado a probar una m¨¢quina para comer al tiempo que se trabaja, suprimiendo el tiempo del almuerzo. El inventor de tal maquinaria de tortura se dirige al presidente de la empresa con estas palabras tan actuales: "Aumentar¨¢ su productividad y reducir¨¢ el cap¨ªtulo de gastos".
Tiempos modernos no ha envejecido, sino todo lo contrario.
Este texto se incluye en el libro-DVD de Tiempos modernos que EL PA?S ofrece ma?ana.
La ¨²ltima actuaci¨®n de Charlot
Tiempos modernos se realiz¨® en 1936. Sus principales int¨¦rpretes fueron: Charles Chaplin, Henry Bergman, Paulette Goddard, Chester Conklin y Stanley J. (Tiny) Sandford.
Direcci¨®n, gui¨®n, m¨²sica y montaje: Charles Chaplin. Fotograf¨ªa: Ira Morgan y Roland Totheroh.
Los efectos sociales de la depresi¨®n, el auge del nacionalismo m¨¢s desaforado, esencialmente el nacionalsocialismo de Hitler, y la progresiva implantaci¨®n de un m¨¦todo de producci¨®n inhumano le animan a realizar Tiempos modernos, la ¨²ltima aparici¨®n cinematogr¨¢fica de Charlot, el personaje que le dio fama universal. La pel¨ªcula no recibi¨® ni una sola nominaci¨®n a los Oscar y fue prohibida en Alemania e Italia por considerarla "propaganda comunista", a la vez que tambi¨¦n fue censurada en la Uni¨®n Sovi¨¦tica por creer que su an¨¢lisis podr¨ªa boicotear la mitificada producci¨®n econ¨®mica. En 1952, Chaplin decide abandonar definitivamente EE UU en plena histeria anticomunista.
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