Vaya locura de radio
Comenzaron a emitir hace 14 a?os. Y se han convertido en todo un fen¨®meno social, con gran ¨¦xito de p¨²blico en Argentina, y cuyo modelo se extiende a otros pa¨ªses. Radio Colifata, hecha en el patio de un psiqui¨¢trico, da voz a los marginados y hace dudar sobre qui¨¦nes son los locos.
Hace 14 a?os, un estudiante de psicolog¨ªa grab¨® a un grupo de enfermos mentales hablando sobre la locura en un neuropsiqui¨¢trico de Buenos Aires. Aquella experiencia se transform¨® poco despu¨¦s en LT22 Radio La Colifata, la primera radio en el mundo hecha desde un hospital psiqui¨¢trico por sus internos. Hoy, La Colifata, adem¨¢s de una radio terap¨¦utica, es un modelo que ha sido exportado a distintos pa¨ªses del mundo y un fen¨®meno que ha trascendido las ondas.
"Mi nombre es N¨¦stor. He estado varias veces interno, y despu¨¦s de lo que he visto me doy cuenta de que lo m¨¢s lindo es la locura". Son las 14.30, y, como cada s¨¢bado a esta hora, en el patio del hospital neuropsiqui¨¢trico Borda, de Buenos Aires, empieza un nueva emisi¨®n de LT22 Radio La Colifata. Suena la sinton¨ªa de entrada, un animado tema que Manu Chao grab¨® especialmente para ellos. Se oyen v¨ªtores y aplausos entre el p¨²blico, y un grupo de espont¨¢neos sale a bailar. Suena la careta de entrada: "LT22 Radio La Colifata, rompiendo muros". A los mandos, Alfredo Olivera, psic¨®logo bonaerense y padre del proyecto. Un gran ¨¢rbol preside la explanada donde est¨¢ situado el estudio: es el ¨²nico pulm¨®n de ox¨ªgeno entre los fr¨ªos, sim¨¦tricos y enormes edificios de hormig¨®n.
"Salud es felicidad, paz, gozo, ganas de vivir; uno pierde todo eso cuando est¨¢ enfermo, de la cabeza o de lo que sea"
"Yo noto que hay diferencia entre la gente de ac¨¢ dentro y los de fuera. No s¨¦ d¨®nde est¨¢ la diferencia, pero veo que la hay"
Miqui, el locutor oficial, y Olivera dan la bienvenida a los oyentes y al p¨²blico que, entre familiares, amigos y curiosos, se concentra cada s¨¢bado en el patio del Borda. "Reloj no marques las horas?": es el Momento rom¨¢ntico de Enrique Moressi (Enrique Bolero, tal y como le conocen en la radio). El cantante mel¨®dico invita a Julio, Triniti, N¨¦stor y Hugo -otros colifatos- a cantar con ¨¦l. El grupo de amigos de La Colifata de Madrid le ha mandado un cd con las melod¨ªas de sus boleros favoritos y no cabe en s¨ª de la emoci¨®n.
El equipo t¨¦cnico que hace posible La Colifata es sencillo: un par de discmans, varios micros, una peque?a mezcladora, decenas de cd y una pizarra verde donde se anota la escaleta del programa. El equipo humano, aunque tambi¨¦n peque?o -dos psic¨®logos, una periodista y una trabajadora social-, logra resultados excelentes. S¨¢bado tras s¨¢bado hacen posible este saludable espacio, a pesar de no recibir remuneraci¨®n alguna por ello. Alfredo, las dos Lauras y Micaela son el alma silenciosa del proyecto; la inercia que no se ve y apenas se escucha, pero que gu¨ªa, con paciencia y psicolog¨ªa, a los cerca de 40 colifatos -as¨ª se autodenominan los propios locutores- que, entre internos y ex internos del Borda, dan vida a esta radio.
El primer contacto de Alfredo Olivera con el Borda fue a trav¨¦s de un v¨ªdeo de una organizaci¨®n que trabajaba all¨ª. Qued¨® impactado. El hospital neuropsiqui¨¢trico Jos¨¦ Tiburcio Borda es uno de los tres hospitales del Estado para enfermos mentales en la ciudad de Buenos Aires, y con un presupuesto para 500 internos viven m¨¢s de 1.000. A un alto porcentaje de ellos se les ha dado ya el alta m¨¦dica y podr¨ªan irse, pero no tienen ad¨®nde. La mayor¨ªa de sus familiares los ha abandonado por ser locos. "Yo me siento m¨¢s seguro aqu¨ª dentro que fuera", explica Julio D¨ªaz, un colifato de 37 a?os que estuvo interno y lleva m¨¢s de un a?o en una casa de acogida. "Yo ya estoy habituado a esto", confiesa otro. "Llevo 16 a?os y me siento bien. No puedo afrontar la vida fuera". Un oyente del p¨²blico interviene: "Yo estuve aqu¨ª varias veces y ahora estoy fuera. Trata de luchar, la vida fuera es mejor".
As¨ª funciona La Colifata: unos hablan de sentimientos, y otros, de pol¨ªtica o de f¨²tbol; hay quien reflexiona sobre el mundo, quien canta, lee poemas, baila o se r¨ªe, quien retransmite desde su delirio, quien se derrumba y quien aconseja. Hay espacio para la expresi¨®n de todos, sea cual sea su forma o intensidad. "A veces siento que mi vida es una mierda, y aqu¨ª estoy, dentro". Quien habla es Jagger, un joven de 24 a?os de grandes ojos verdes, en los que se adivina la fuerte medicaci¨®n que rige su vida. Se desmonta y llora. Su nombre no es casual: el colgante de labios carnosos que lleva atado al cuello y su manera de bailar delatan su debilidad por los Rolling. ?l mismo se rebautiz¨®. "?Alguien quiere decirle algo a Jagger?", pregunta Olivera desde la mesa de mezclas. "S¨ª, yo", agarra el micro un espont¨¢neo. "Tienes que creer en ti mismo, y ya ver¨¢s c¨®mo este momento que est¨¢s pasando, ?pasar¨¢!".
Alfredo ten¨ªa la edad de Jagger cuando, tras ver aquel v¨ªdeo y siendo a¨²n estudiante de psicolog¨ªa, empez¨® como voluntario en el hospital. "Lo que m¨¢s me impact¨® fue el estado de abandono y aislamiento en el que viv¨ªan los pacientes". Un d¨ªa le propusieron ir a una radio a hablar sobre la locura y pens¨® que quienes mejor pod¨ªan hacerlo eran quienes la sufr¨ªan. Olivera puso como condici¨®n hacer m¨¢s de una emisi¨®n. Grabadora en mano se fue a hablar con los enfermos, y as¨ª, recuerda, "en un proceso invertido, y sin saberlo, naci¨® La Colifata". El nombre de la radio sali¨® poco despu¨¦s, cuando los propios internos eligieron Colifata entre una lista de 40 nombres, que en lunfardo -dialecto porte?o- quiere decir loco en tono cari?oso.
La Colifata surge como una columna de expresi¨®n y de opini¨®n para incluir la voz de aquellos que han sido excluidos socialmente. De ah¨ª su lema: "Rompiendo muros". La radio es, por un lado, cl¨ªnico-terap¨¦utica con los pacientes, ya que les permite paliar el sufrimiento a trav¨¦s de la palabra, y por otro, desestigmatizante con la sociedad respecto a la palabra loco.
El programa avanza y los internos deambulan alrededor del estudio central. Algunos van vestidos; otros, no. Andan sin ver. La mayor¨ªa hablan solos, fuman, beben mate y se r¨ªen a carcajadas. S¨®lo ellos saben de qu¨¦. La Colifata est¨¢ abierta a todos, s¨®lo han de pedir la palabra.
Los coordinadores de la radio tratan de que cada colifato recupere ese lugar en el mundo precisamente a trav¨¦s del delirio que les apart¨® de ¨¦l. "El delirio es como si te estuvieras cayendo por un precipicio y te agarraras a algo", explica Olivera. As¨ª, en las emisiones hay espacios para corresponsales que hablan desde el cielo, desde la Tierra, desde J¨²piter; para cantantes mel¨®dicos, doctores, fil¨®sofos o pajaritos. Horacio Surur, El Guerrero de la Luz, ingres¨® en el Borda con varios intentos de suicidio; quer¨ªa morir de sobredosis como su h¨¦roe, Jimi Hendrix. "De pozos como ¨¦ste s¨®lo se puede salir cuando se recupera la palabra", opina Olivera. Laura, psic¨®loga de La Colifata, explica que para ellos la idea de curar no pasa por normalizar a los colifatos para que todos sean iguales. El corresponsal desde Marte interviene: "La Tierra est¨¢ mal porque hay guerras, hay hambre, hay fr¨ªo, hay tristeza, hay dolor? Yo s¨¦, como marciano que soy, que todo eso va a cambiar porque hay un Dios que nos quiere mucho. En la Tierra hay desuni¨®n, en Marte lo ¨²nico que hay es amor".
Mientras prepara la pr¨®xima canci¨®n, Olivera anima a los locutores a que hablen sobre salud. Hugo L¨®pez, un colifato de 70 a?os, la define "no s¨®lo como ausencia de enfermedad, sino como un abanico de cosas: salud mental, cultural, espiritual; salud como dignidad del ser humano". Para Silvina, la abogada, "salud es felicidad, paz, gozo, ganas de vivir; uno pierde todo eso cuando est¨¢ enfermo, de la cabeza o de lo que sea". La Organizaci¨®n Mundial de la Salud define salud mental como "la adaptaci¨®n de un individuo a una vida ¨²til en su medio social", e indica que entre el 15% y el 20% de la poblaci¨®n mundial sufre alg¨²n tipo de trastorno mental. "Salud es lo que estamos haciendo ahora en este momento, ?hay algo m¨¢s saludable que esto?", pregunta un colifato. "Yo, contra m¨¢s colifato soy, m¨¢s saludable me siento". Vuelve a sonar m¨²sica, una versi¨®n en cumbia de Comandante Che Guevara. El patio se transforma en una animada pista de baile.
Olivera recuerda con cari?o la primera emisi¨®n. Al poco, una emisora les don¨® un equipo y empezaron a emitir en directo los s¨¢bados desde el hospital. Hoy, adem¨¢s del directo, 50 emisoras de todo el pa¨ªs, entre ellas las de m¨¢s audiencia, p¨²blicas y privadas, emiten microprogramas -fragmentos editados de tres a cinco minutos- que escuchan millones de personas. La Colifata tambi¨¦n ha hecho televisi¨®n: el programa La Colifata TV, que se emiti¨® en Telef¨¦ y tuvo dos millones de espectadores, y un espacio dentro de Saludarnos, de Canalsiete.
Est¨¢ oscureciendo y, tras el Momento boliviano de Eber Beltr¨¢n, el corresponsal desde el cielo, le toca el turno a El Hombre Desconocido y sus Reflexiones: "Le¨ª en un art¨ªculo que, quien no tiene cari?o de su madre de ni?o, puede tener locura. Hay gente que no ha tenido oportunidad de ser amada y por eso queda resentida para toda la vida". El Hombre Desconocido dej¨® el Borda y ahora vive en una pensi¨®n. Trabaja de reidor profesional en un programa -dos horas a la semana por 150 pesos (unos 40 euros)-. Una vez m¨¢s, salen sentimientos, confesiones, rabia, frustraciones, risas y tristeza. Cada emisi¨®n colifata es de una intensidad emocional de alto voltaje.
01 El cartero electr¨®nico:
Eduardo Codina
Necesita tener su gorra roja de Coca-Cola en la cabeza para funcionar. Puede paralizar cielo y tierra si no la encuentra, y no retomar actividad alguna hasta que se la vuelve a colocar. Eduardo es experto tecnol¨®gico: puede hacer funcionar cualquier aparato sin haberlo visto ni utilizado nunca. En La Colifata es el responsable de contestar los correos electr¨®nicos de los oyentes en su espacio Acuse de recibo. Tambi¨¦n se ocupa de vender, v¨ªa e-mail, el cd Siempre fui loco, que Manu Chao y artistas catalanes grabaron especialmente para La Colifata y del cual reciben parte de los beneficios. Eduardo tuvo una enfermedad de peque?o, y las secuelas le llevaron al Borda. Pero no le gusta hablar de esa ¨¦poca. Desde que perdi¨® la casa en que viv¨ªa con su madre, duerme en la calle y lleva su vida a cuestas: tres enormes bolsas de pl¨¢stico.
02 El locutor oficial:
Miqui
Dice que fue soldado en la guerra de las Malvinas, con el Batall¨®n 5 de Corrientes, y que a¨²n conserva la medalla de honor. "Creemos que all¨ª se vino abajo", explica Laura, psic¨®loga de La Colifata. Desde hace un tiempo, Miqui dice que es actor de riesgo y cuenta que ha participado en 14 pel¨ªculas. "Hoy me han llamado para decirme que Gurka, la pel¨ªcula en la que hice de guionista y actor, ha sido elegida para un festival de Canad¨¢". "Es verdad que hizo una obra de teatro", dice la coordinadora, "pero lo de la pel¨ªcula nadie sabe si es cierto". Miguel ?ngel Boezio es el corresponsal oficial de La Colifata; ¨¦l mismo ha dise?ado un carn¨¦ que lo avala como tal. Estuvo 15 a?os interno en el Borda, y desde hace un tiempo est¨¢ fuera y trabaja en una carnicer¨ªa.
03 La abogada:
Silvina de la Moneda
"Yo estudiaba derecho en la Universidad de Buenos Aires", explica Silvina a un visitante. Su interlocutor la mira esc¨¦ptico. Es verdad que Silvina era estudiante de derecho cuando su madre muri¨® en 1996 y tuvo su primera crisis. Hoy es la abogada de La Colifata y responde a las consultas. Es la mujer de las mil voces y juega a meterse en distintos papeles. A veces se transforma en femme fatale; otras, vuelve a ser una ni?a inocente; de repente habla con aire coqueto o se convierte en una mujer dura. "Es in¨²til que muera tanta gente en la guerra. La guerra no lleva a ning¨²n camino", dice contundente. "Pienso que Estados Unidos tiene mucha soberbia, y a m¨ª la gente soberbia no me gusta. Bush piensa que es Dios, y eso est¨¢ mal". Silvina es parte del 40% de integrantes de La Colifata que no est¨¢n internados y que toman la radio como parte de su tratamiento.
04 'La fogonera':
Hugo L¨®pez
"Yo tomo la radio y la tele como una medicina. Para m¨ª es mucho mejor que tomar p¨ªldoras", explica. "Es importante tener algo por lo que vivir; si no, te agarra la depresi¨®n". La historia de Hugo tambi¨¦n est¨¢ entre lo real y lo no comprobable. "En 1978 vi c¨®mo secuestraban a una joven saliendo de la escuela, y eso me hizo mucho mal". Pens¨® durante mucho tiempo que todo hab¨ªa sido un sue?o. "Cre¨ªa que era una cosa m¨ªa, de mi cabeza; pero despu¨¦s, cuando hice terapia, el psicoanalista me dijo que no, que aquello hab¨ªa sido real. Eso me desat¨® algo". Poco despu¨¦s le dio la primera crisis y le internaron. El espacio de Hugo en La Colifata se llama La fogonera, y en ¨¦l cuenta y canta historias folcl¨®ricas del campo argentino o canciones inventadas por ¨¦l mismo. "Le voy a dedicar esta canci¨®n a alguien que nunca dedic¨® nada a nadie. Para los crueles, para los vanidosos, para los reventados, para los guerreros, para los degenerados del mundo que llevan a los pueblos al hambre, la desnutrici¨®n, la desesperaci¨®n, las guerras?".
05 El m¨¦dico:
Doctor Valle
Le gusta decir que es m¨¦dico cl¨ªnico para poder curarlo todo. Desde su espacio, El mundo y la salud, hoy cuenta "lo ¨²ltimo en ciencia m¨¦dica y hospital de medicina y ciencias exactas". "Todas las enfermedades se curan sin operar. La sangre no cura ninguna enfermedad, aunque sea del mismo factor o del mismo grupo sangu¨ªneo; la sangre no sirve. Lo que cura las afecciones sangu¨ªneas o hipod¨¦rmicas es el jugo de frutilla [fresa] con alcohol 0,50". A su lado, impasible, su mujer no le deja solo ni un segundo. Como cada s¨¢bado, se ha vestido de enfermera para venir a verle. Lleva una bata blanca con una cruz roja bordada, un bolso cruzado y un sombrero blanco, bajo el que recoge su pelo canoso. Le masajea, enciende sus cigarrillos y anda agarrada a su cintura.
06 Corresponsal del cielo:
Eber Beltr¨¢n
Cuando Alfredo Olivera conoci¨® a Eber, ¨¦ste le cont¨® que estaba construyendo un helic¨®ptero en la terraza del hospital. "Me ense?¨® hasta los planos", recuerda. Quer¨ªa volver a Bolivia, su pa¨ªs natal. Desde entonces retransmite desde el cielo y cuenta c¨®mo se vive y qu¨¦ se ve desde las alturas. "Arriba en el cielo tenemos muchos coches verdes, pero nos faltan helic¨®pteros, trenes y aviones". La historia de Eber, como la de la mayor¨ªa de colifatos, es incierta. Saben que lleg¨® desde Bolivia con un hermano que toca en un grupo de m¨²sica folcl¨®rica. Siempre cuenta historias -inventadas o no- de su pa¨ªs. Un colifato se dirige a Eber con un dilema: "Yo noto que hay diferencia entre la gente de ac¨¢ dentro, llamada enferma de la mente, con los de fuera, llamados normales. No s¨¦ d¨®nde est¨¢ la diferencia, pero veo que la hay". Eber le contesta: "Los de afuera y los de adentro somos iguales, seres humanos; nos tenemos que respetar y ayudar".
De Buenos Aires a Barcelona
Los logros alcanzados por Radio La Colifata cruzaron hace tiempo las fronteras de las ondas argentinas, donde pr¨¢cticamente todos los psiqui¨¢tricos ya tienen talleres de radio realizados por los propios internos. En Uruguay, Chile, M¨¦xico, Francia, Alemania, Italia y Espa?a existen experiencias de radios terap¨¦uticas similares a La Colifata adaptadas a sus contextos y circunstancias. En Espa?a se pueden escuchar programas emitidos por enfermos mentales desde M¨¢laga, Pa¨ªs Vasco, Barcelona y Girona.
Mart¨ªn Correa, comunicador argentino, hizo una tesis sobre la funci¨®n terap¨¦utica de La Colifata en Buenos Aires junto a Alfredo Olivera y a?os despu¨¦s cre¨® Radio Nikosia junto a la antrop¨®loga Nel.la Gonzalo, una radio similar a la argentina adaptada a la ciudad de Barcelona. Cada mi¨¦rcoles por la tarde, desde el 91.4 de la FM (Contrabanda FM, una radio libre gestionada por un colectivo que funciona de modo asambleario), un grupo de m¨¢s de 20 personas con enfermedades mentales se re¨²ne para hablar de la locura desde la lucidez. "En Europa no hay manicomios desde los a?os setenta", explica Correa. "Los enfermos mentales viven en comunidad, pero siguen estando aislados y necesitan reintegrarse. A trav¨¦s de la experiencia de la radio consiguen hacerlo". Cada programa aborda un tema distinto que los nikosianos llevan preparado y leen.
Olivera, director de La Colifata, est¨¢ orgulloso de las redes y relaciones que se van creando por el mundo. "Aprendemos unos de otros, da igual que se lleve un mes o 14 a?os". Adem¨¢s, las redes colifatas trascienden ya las ondas. El director de la radio argentina est¨¢ escribiendo un libro con la historia y experiencias de La Colifata, y en 2006 se estrenar¨¢ en la gran pantalla el documental La Colifata, dirigido por el argentino Carlos Larrondo y producido por Baussan Films, con m¨²sica de Manu Chao.
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