40.000 personas bailan en Villaricos al ritmo del Creamfields
Cerca de 40.000 personas pasaron la noche del s¨¢bado al domingo bailando sin parar en la playa de Villaricos, en la localidad almeriense de Cuevas del Almanzora. Se celebraba la segunda edici¨®n espa?ola del Creamfields, festival de m¨²sica electr¨®nica de larga trayectoria en otros pa¨ªses surgido del celebre Cream, el club de Liverpool que empez¨® su andadura en 1992 apostando desde el principio por las vanguardias musicales de baile. Poco importaba que la estrella del cartel fueran The Chemical Brothers, y que ¨¦stos empezaran su actuaci¨®n bien pasadas las dos de la madrugada. Se llevaban para entonces m¨¢s de ocho horas de baile incesante, y a nadie parec¨ªa importarle que todav¨ªa quedaran unas cuantas horas m¨¢s.
Tras el escenario principal del festival (hab¨ªa cuatro instalaciones m¨¢s para otras actuaciones y sesiones de afamados pinchadiscos: Josh Wink, David Guetta, Funk d'Void), la luz del atardecer presidi¨® las actuaciones de Buenavista, Saint Etienne y Ladytron. Tuvo que aparecer la luna en un provocador cuarto creciente para iluminar a Goldfrapp y Faithless, acaso las actuaciones m¨¢s sorprendentes y enjundiosas de toda la noche. Un viol¨ªn, una espectacular pareja de bailarinas, que en un momento salieron disfrazadas de glamourosos caballos y, sobre todo, la en¨¦rgica y lasciva, pero elegante, presencia de Allison Goldfrapp, regalaron un exquisito recital de m¨²sica llevada por el beat electr¨®nico sin desde?ar una melod¨ªa de rigor cl¨¢sico o un instrumento convencional cualquiera. En un momento, Allison cre¨® sonidos inclasificables, pero hermosos, lanzados desde un extra?o Theremin, port¨¢til y electr¨®nico, que restreg¨® por sus muslos con delicadeza insinuante. Sofisticaci¨®n y elegancia, unido a un soul de corte moderno, fue la aportaci¨®n de Faithless, donde su cantante, Rollo Armstrong, ejerci¨® de maestro de ceremonias tirando mucho del fraseo del rap, sin llegar a ser un grupo de hip-hop.
A los Chemical les fall¨® su sofisticado montaje en un par de ocasiones antes de centrarse de lleno en su actuaci¨®n. Pero ni siquiera esos problemas t¨¦cnicos irritaron a la enorme masa humana, dispuesta a pasarlo bien a cualquier precio y muy ajena a meterse en broncas. Los Chemical abordaron su reciente trabajo, Push the buttom, con m¨¢s voluntad que eficacia.
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