Los presagios apocal¨ªpticos no se cumplieron en Neve Dekalim
La sinagoga se convirti¨® en el ¨²ltimo reducto de la resistencia de los colonos en Neve Dekalim. Pero ni siquiera Dios pudo cambiar la suerte de un final anunciado.
El paisaje de un asentamiento evacuado por la fuerza recuerda al que deja la deportaci¨®n masiva de los habitantes de un territorio ocupado. Montones de basura en las calles, docenas de soldados dormitando frente a las casas desalojadas, un carrito de beb¨¦ volcado o una bicicleta abandonada en el jard¨ªn, un cart¨®n de leche y un bote de mermelada esperando en la mesa. Neve Dekalim se quedaba ayer desolado. S¨®lo una de cada cinco familias resist¨ªa por la ma?ana en sus casas. La mayor¨ªa recibi¨® a los soldados y se avino a sus plazos para acabar la mudanza antes de ser sacados a la fuerza.
Pero otros, como el matrimonio Cohen y sus 11 hijos, residentes en la colonia desde hace 24 a?os, se atrincheraron con las puertas cerradas. Una treintena de soldados y polic¨ªas les dieron un ¨²ltimo aviso con un meg¨¢fono antes de derribar la puerta. Dentro todos lloraban y rezaban. Imploraban quedarse en su casa. "Vais a dejar a mi hijo en la calle, ?no os da verg¨¹enza?", gritaba la madre levantando en brazos a un beb¨¦. "Hoy sois criminales, pero ma?ana ser¨¦is v¨ªctimas del premio que Sharon est¨¢ dando a terroristas", le dec¨ªa a los soldados el amigo de la familia, Akiba Yosevik, que tambi¨¦n era evacuado. "Estas personas han sido los pioneros del sionismo, los h¨¦roes del Estado, y mira c¨®mo han acabado, expulsados a rastras de sus casas".
Casas ardiendo
Antes de que las fuerzas de seguridad entraran en la sinagoga de Neve Dekalim, el cielo se cubr¨ªa de nubarrones. Tres casas incendiadas por los colonos ard¨ªan simult¨¢neamente. Parec¨ªa el presagio de un final apocal¨ªptico. En el templo aguardaban cerca de 700 personas, seg¨²n el portavoz militar Ari Gottesman. La mayor¨ªa, procedentes de los asentamientos de Cisjordania, que est¨¢n considerados como los m¨¢s radicales. "El se?or no abandona a su pueblo y no dejar¨¢ que desaparezca su naci¨®n", cantaban a coro antes del inicio de la evacuaci¨®n. Miles de soldados y polic¨ªas ten¨ªan acordonada la sinagoga desde el amanecer. Por megafon¨ªa sonaban las alarmas: hombres y mujeres se atrincheraban en salas separadas.
Uno a uno, el Ej¨¦rcito iba sacando a los cientos de colonos de la sinagoga de Neve Dekalim. Ca¨ªa el baluarte de la resistencia de los colonos en Gaza. "La contenci¨®n que se ha visto por las dos partes durante todo el proceso es admirable si se tiene en cuenta que nadie ha utilizado un arma a pesar de que se les ha desalojado de sus casas", dec¨ªa el portavoz militar, Ari Gottesman. Los presagios apocal¨ªpticos, tantas veces repetidos durante las pasadas semanas, quedaban al final en nada.
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